—El comité los espera en la sala de reuniones número cuatro, ya pueden pasar... —habló una secretaria mirándolos intercaladamente.
Caminaron por un largo pasillo, evitando las palabras y llenando el silencio con uno que otro suspiro exaltado.
—Sean bienvenidos... —habló un hombre poniéndose de pie para recibirlos, acción que fue imitada por todos los presentes—. Soy el doctor Berg, charlamos por teléfono esta mañana...
—Un gusto... —saludó Amelia estrechando su mano.
—Es un placer. —dijo Benedict haciendo lo mismo.
—Es para nosotros un agrado tenerlos aquí hoy... —comenzó a decir una mujer mayor—. Acomódense, por favor...
Los matemáticos asintieron, y tomaron asiento uno junto al otro, en dos sillas predispuestas para ellos, en la cabecera de la larga mesa.
Los ojos de todos estaban sobre ellos, y entre la multitud de rostros, Amelia pudo distinguir a Philip Spencer, quien los miraba con indiferencia.
Benedict le dio una mirada a la mujer, comunicándole que él también lo había visto.
—Nos ha tomado tiempo entender su trabajo, tenemos que reconocerlo, fue difícil... —comentó Nigel—. Es un teorema complejo, muy bien realizado...
—Gracias, doctor... —respondió Amelia.
—Gracias a ustedes... —dijo él—. A las doce del día su resolución será divulgada a través la revista Imperial, adelantamos su publicación para comunicar su gran logro...
—¿Eso significa que...? —musitó Ben.
—Felicidades... —habló el presidente poniendo ambas manos sobre la mesa—. Han dado respuesta a una incógnita científica que llevaba décadas avergonzando a innumerables matemáticos... —explicó con solemnidad—. Han resuelto la conjetura de Poincaré... el nuevo teorema Wiśniewski-Cumberbatch...
Amelia apretó la mano de Benedict por debajo de la mesa, y ambos se observaron con una sonrisa enorme.
—Te lo dije... —susurró él—. Somos unos malditos genios...
Un momento después, Amelia reaccionó, dejando de sonreír, e intentando controlar sus emociones, para parecer más profesional, y hacerles creer que siempre supo que su trabajo era correcto.
—Disculpe, doctor... —habló con suavidad—. Creo que mi compañero y yo tenemos ciertas preguntas, ¿no, Benedict?
El británico se dio cuenta de las intenciones de Amelia, e intentó imitar su recatada actitud.
—Claro, claro... —respondió para luego carraspear.
—Adelante, por favor...
—¿Qué pasará ahora? —interrogó ella—. ¿Qué sigue después de esto?
—Bueno, debemos agendar conferencias... —explicó el doctor—. Todos querrán escuchar su explicación... nos encargaremos de armar un plan de viaje para ustedes, estamos seguros de que centenares de universidades desearán su presencia... deben saber que todos los gastos correrán por cuenta de la universidad, de hecho, cada una de las conferencias les serán remuneradas en un porcentaje que discutiremos más tarde... ¿hay algún problema con ello?
Ambos negaron con la cabeza.
—Su premio les será entregado en una ceremonia en el Mandarin Oriental en Hyde Park, será el día viernes, a las ocho de la noche... —habló mientras leía desde una libreta—. Les recomiendo preparar un discurso...
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Panacea Universal
Fanfiction❝El que jamás ha llorado y sufrido en soledad, nunca podrá entender cuan dulce puede llegar a ser el verdadero amor❞ ➤En lugar de una larga parrafeada contándote de qué se trata esto, prefiero dejarte algunos comentarios de mis queridas lectoras: ❝L...