Amelia llegó temprano ese día trece de enero, y como siempre, recogió el diario desde la entrada.
Entró en la casa con las llaves que le había dado Tom, mientras le quitaba la liga al noticiero impreso.
—¡Estás nominado! —gritó subiendo las escaleras—. ¡Estás nominado, Thomas!
Abrió la puerta de su habitación sin tocar, y se lo encontró vomitando en un recipiente.
—Hola... yo... lo siento... —dijo Amelia mientras se quedaba estática en su lugar.
Él tosió dos veces, y la miró avergonzado.
—Discúlpame tú a mí... —murmuró limpiándose la boca con un pañuelo—. No alcancé a llegar al baño, menos mal tenía esta cosa debajo de mi cama...
—No me pidas disculpas... está bien... entré así porque quería mostrarte esto... —habló caminando hacia él, y dándole el diario—. Nominado a mejor actor...
—Wow... es increíble que me nominen por este bodrio de film... —dijo mirando la página—. Estoy junto a Joaquin Phoenix, no tengo oportunidad...
—Vamos, no seas pesimista... —musitó sentándose junto a él—. A mí me gustó tu película...
—¿La viste? —inquirió sorprendido—. Pensé que no, me dijiste que no tenías ánimo ni tiempo...
—La vi el día que se estrenó... —respondió ella bajando la mirada—. Lamento haberte mentido... no supe cómo responder a aquello... estaba enojada, y vine a hablar contigo por cumplir...
—¿Y ya no estás enojada? —preguntó observador.
—Claro que lo estoy... pero menos que antes...
Él sonrió de lado.
—Date una ducha, te prepararé algo de desayuno... —murmuró ella poniéndose de pie.
Él la imitó con dificultad, frente a lo cual ella lo miró con pesar.
—Tómate tu tiempo, sacaré a Bobby para que haga sus cosas... —dijo la mujer.
Amelia salió de la habitación, pero unos minutos después volvió, puesto a que había olvidado el diario, y ella acostumbraba a leer las noticias mientras esperaba a que bullera el hervidor.
Cuando estaba por volver a la cocina con el diario bajo el brazo, sintió un fuerte golpe en la ducha, acompañado de un grito de dolor.
Asustada corrió hasta el baño, y abrió la puerta de sopetón.
—¡Thomas! —gritó con pánico.
Estaba tirado de lado en la ducha, completamente desnudo y mojado.
Amelia se tiró al suelo sin piedad a sus rodillas, y trató de levantarlo con toda su fuerza, pero no pudo.
—Tom, por favor... —habló llena de angustia mientras lo movía.
—Estoy bien... —murmuró sentándose en el piso—. Me resbalé...
Ella lo miraba con miedo y sobresalto.
Estaba tan delgado que resultaba perturbador. Había venas que se marcaban en su abdomen, y sus costillas eran tan visibles que podría haberlas contado con un dedo de haber querido. Su piel estaba reseca y mucho más pálida que de costumbre, además de tener numerosos moretones por todos lados, señalando que no era la primera vez que se golpeaba contra el piso.
Todo aquello le daba una apariencia devastadora.
Se veía indefenso y entristecido, y eso la destruía por dentro.

ESTÁS LEYENDO
Panacea Universal
Fanfiction❝El que jamás ha llorado y sufrido en soledad, nunca podrá entender cuan dulce puede llegar a ser el verdadero amor❞ ➤En lugar de una larga parrafeada contándote de qué se trata esto, prefiero dejarte algunos comentarios de mis queridas lectoras: ❝L...