Esa tarde del ocho de octubre, Amelia salía de su última clase en la jornada, y se disponía a caminar hasta el metro, para volver a casa de Tom.
Al principio, la rutina era que, al salir de clases, viera el auto negro que manejaba Omar, esperando por ella a las puertas del Imperial, pero decidió pedirle que ya no fuera a buscarle, ya que le gustaba controlar sus tiempos por sí misma, y aunque Tom se rehusó a ello en un principio, Amelia logró convencerlo.
La mujer había conseguido un pequeño trabajo en la biblioteca de la facultad, que consistía en poner en orden todos los libros que los estudiantes devolvían. Tenía un horario flexible, a veces era en la mañana, otros días por la tarde, todo dependía de sus clases. El módico salario le permitía comprar sus cosas, y solventar el dinero del transporte de ida y vuelta de cada día. El británico le había dado una tarjeta, para que comprara todo lo que necesitara, pero ella no la usaba, a menos que fuese necesario.
Tom era muy atento con ella, siempre le daba regalos, y se preocupaba de que no le faltara nada, pero ella, acostumbrada a su independencia, le recordaba que con el dinero de su trabajillo podía encargarse de sus cosas, para que no se preocupara tanto. Al igual que con el tema de Omar como su chofer personal diario, Tom se opuso a que trabajara, pero Amelia logró hacerle entender que ella estaba acostumbrada a trabajar, y no era tan terrible como él lo imaginaba.
Al llegar a casa un rato después, e ingresar por la puerta principal con su manojo de llaves, escuchó el ruido que solo puede ocasionar una animada conversación.
Ella se adentró a la sala.
—Moró mou, que bueno que llegaste temprano... —saludó un emocionado Tom, allegándose a la mujer.
El sujeto con el que conversaba se levantó de su asiento, y caminó en dirección a ellos.
—Te quiero presentar a Julius, es mi manager. —habló el alto pelinegro, mientras ponía una mano en la espalda de la chica.
Amelia estrechó su mano con la del inglés.
—Amelia Wiśniewski, es un gusto... —saludó ella.
El hombre la miró con desidia.
—Julius Kane. —respondió.
—Ha traído buenas noticias. —murmuró Tom—. Ya terminaron el árbol genealógico que encargamos, y los investigadores le dieron todo esto...
Tom le entregó una carpeta con su apellido en la tapa, era bastante gruesa y pesada.
—Vaya... es asombroso... no puedo esperar para revisarla... —habló la mujer sonriendo, mientras avanzaba hacia el sofá, para sentarse y abrir el folio.
—Bueno, Thomas, espero que estén bien, nos vemos luego... —musitó el rechoncho británico.
—Que te vaya bien... y gracias, Julius. —se despidió Tom.
El rubio solo asintió y se marchó de la sala, posterior a despedirse de Amelia con un gesto.
—De verdad es asombroso, Tom... —ella lo miró hacia arriba—. Ven a ver esto, es toda mi familia... hay hasta una foto de mi padre, hay fotos de todos...
El británico se sentó junto a ella.
—Era hijo único, como tu madre... —señaló una parte del texto.
—Sí... no tengo tíos... —murmuró Amelia algo desanimada.
Tom la miró con cierta lástima.
Ella solo quería encontrar a su familia, si es que aún había alguno de ellos vivo, pero a medida que retrocedían en su genealogía, el pronóstico empeoraba.
—Muertos... todos están muertos. —miró a Tom triste.
Él no dijo nada.
—Pensé que... que aún había alguien... alguien más... además de mí... —susurró con la mirada gacha.
—Lo siento, Amelia...
Tom la abrazó, mientras ella se limitó a guardar silencio.
—Yo tampoco tengo a nadie, si lo piensas bien... solo a mi "tía", que ni siquiera es de mi sangre, ya que era amiga de mi madre... —trató de consolarla—. Y aunque no tengo una gran familia con la cual pasar las fiestas, te tengo a ti, y esa es toda la compañía que preciso.
La mujer lo miró con una pequeña sonrisa.
—Te quiero mucho... —dijo antes de darle un pequeño beso.
—Yo también. —respondió él.
Siguieron en esa posición por un buen rato.
Tom acariciaba su cabello, mientras ella respiraba lentamente sobre su pecho.
Al menos se tenían el uno al otro, y eso era mejor que nada en esos momentos.
Don't forget to ★
✒Mazzarena
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Panacea Universal
Fanfiction❝El que jamás ha llorado y sufrido en soledad, nunca podrá entender cuan dulce puede llegar a ser el verdadero amor❞ ➤En lugar de una larga parrafeada contándote de qué se trata esto, prefiero dejarte algunos comentarios de mis queridas lectoras: ❝L...