Víspera de navidad.
Las calles de Londres estaban repletas de gente, y andar en automóvil o motocicleta no era la mejor opción, por lo mismo, Ben y Amelia decidieron simplemente caminar.
—Qué bueno que hice las compras la semana pasada... —habló la mujer—. Habría sido imposible comprar todo hoy...
—Sí... solo faltan los Christmas Crackers...
—Estaban agotados cuando yo vine... —murmuró Amelia.
—No te preocupes, ahora deben haber...
Mientras ellos se entretenían visitando distintas tiendas, y conversando, Tom se encontraba bebiendo una taza de té, mientras observaba su jardín por la ventana.
—Omar... —llamó al empleado en voz alta.
El joven estaba en la cocina, pero apenas escuchó su nombre, abandonó todo lo que estaba haciendo.
—¿Señor? —habló cuando llegó a su lado.
—Es víspera de navidad... quiero que te vayas a casa temprano... —ordenó Tom.
—No es necesario, señor... —susurró el muchacho.
El inglés se quedó en silencio por unos segundos.
—No tienes con quién pasar navidad... ¿o sí? —musitó al fin, mientras lo miraba con tristeza.
Omar se removió en su traje con incomodidad.
—No, señor... yo estoy solo...
—Te invito a pasar las fiestas conmigo... —habló de sopetón—. No tengo planes, mi tía está con sus hermanas, y Amelia con... ya sabes...
—Gracias, señor Hiddleston... —musitó el joven.
Él lo miró sonriendo.
—¿Gustas champagne sin alcohol? —ofreció el actor—. Me encantaría que fuera de verdad, pero es lo único que puedo beber ahora.
—Sería genial... —aceptó el pakistaní.
—Podemos preparar unos emparedados más tarde... la noche es joven.
Tom se divirtió junto a Omar, era un chico serio, pero tenía buenas historias para contar, con las cuales se rieron, y lograron acortar la noche.
El inglés y el paquistaní compartieron la víspera de navidad viendo algunas películas, bebiendo jugo y champagne, comiendo comida chatarra, y charlando hasta entrada la madrugada.
Pero no podía quitársela de la cabeza ni un solo minuto.
No era capaz de dejar de pensar en Amelia, quien a esa hora estaba sentada junto a Ben en el balcón del piso, disfrutando de un Mulled Wine y un piqueo del que poco restaba.
—En un principio me pareció desagradable, no puedo mentirte... —confesó Amelia.
—Es vino caliente, a cualquiera ha de parecerle repugnante la primera vez... —dijo él divertido.
—Mulled Wine... —miró su taza—. Me agradas...
Él soltó una risa.
—Luego de una cuarta taza le has tomado el gusto, según veo... —musitó Ben.
—No lo hago por mí... lo hago para que mi cuerpo no entre en estado de hipotermia...
—Podemos entrar si quieres. —ofreció él.
—No, quiero ver si nieva esta noche... —susurró Amelia—. En Charlottesville nevaba bastante... y a santa Claus ha de gustarle cuando nieva, quizás lo pillamos metiéndose a la casa.
Él no pudo evitar reír nuevamente.
—Como tú digas...
El propósito de Amelia, de encontrar a santa infraganti metiendo regalos por el balcón, no pudo ser logrado, ya que, un rato después, cuando Benedict se percató de que ella ya no le seguía la conversación, se dio cuenta de que se había dormido, mientras su cabeza reposaba en su hombro.
—"Put your head on my shoulder, whisper in my ear, baby... words I want to hear, tell me, tell me that you love me too.." —cantó Ben mientras en sus brazos la llevaba hasta su habitación.
Tell me that you love me too.
Don't forget to ★
✒Mazzarena
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Panacea Universal
Fiksi Penggemar❝El que jamás ha llorado y sufrido en soledad, nunca podrá entender cuan dulce puede llegar a ser el verdadero amor❞ ➤En lugar de una larga parrafeada contándote de qué se trata esto, prefiero dejarte algunos comentarios de mis queridas lectoras: ❝L...