Viernes dieciséis de agosto.
Amelia y Benedict llegaron al Mandarin Oriental Hotel, que estaba ubicado en el Hyde Park, bastante cerca de la universidad.
Parecían un par de Rock Stars, montados en la motocicleta, estacionando en la entrada del hotel de lujo, vistiendo elegante, ambos de negro, y llamando la atención de todos allí.
Ben traía un smoking simple, que había usado más que solo un par de veces, pero que le sentaba tan bien como la primera vez que lo vistió, por su parte, Amelia traía un vestido largo de tiras, negro y brillante, con un pequeño escote que se ajustaba elegantemente a su pecho, y solo le costó diecinueve libras en una tienda de ropa "Vintage", como la gente en Inglaterra llamaba a los comercios de ropa usada.
Un valet ofreció estacionar su transporte, sin poder ocultar su sorpresa.
Al parecer nadie más se había aparecido por esos lares montando un vehículo de esas características.
—¿Lista? —inquirió Ben mirándola.
—Eso creo... —musitó ella.
Él ofreció su brazo, y Amelia lo aceptó con una pequeña sonrisa.
Entraron al hotel con paso elegante, y fueron dirigidos por un empleado hacia el salón del evento, mientras otro tomó el abrigo de Amelia, revelando así su atuendo por completo.
Pasaron frente a amplios espejos, en donde Amelia vio reflejada su humanidad, y la del hombre que marchaba junto a ella.
Ben tenía experiencia con esta clase de eventos, muchas veces le comentó sobre las fiestas y eventos que su familia organizó, o a los que tuvo que asistir por ser un Cumberbatch, él sabía los pasos a seguir, las reglas implícitas, y toda esa línea de actuación tan típica de las elites, pero Amelia no.
Su plan era mantenerse callada la mayor parte del tiempo, eso siempre funcionaba.
Si era necesario, imitaría a Ben.
Todo aquel rollo le vino a la mente por la imagen que vio en los espejos, Ben se vía increíble, parecía un miembro distinguido de todo aquello, una persona que no te extrañaría ver rodeada de personalidades elegantes y finas, mientras que ella era todo lo contrario a él. Se veía bien, tenía un vestido bonito, y se había preocupado de los detalles, pero sabía que seguía siendo la misma que en más de una oportunidad comió un medio burrito en mal estado que encontró en un bote de basura, mientras se acomodaba en una banca fría, dura y metálica de algún parque.
—Esta es su mesa, jóvenes... —habló el señor que los había guiado—. Espero tengan una buena velada...
—Gracias... —respondió Amelia.
El empleado asintió y se marchó.
Al estar ya sentados, Amelia dio una mirada al salón, y se percató de que estaba repleto de gente, las mesas estaban casi completas, y probablemente el evento estaba por comenzar.
Lo bueno era que, como ellos no eran conocidos, y su trabajo había sido publicado sin más que sus nombres, nadie los miró demasiado al entrar, lo cual fue un alivio para la mujer.
—Luces preciosa esta noche... —susurró Ben junto a ella.
—Ben... no tiene sentido que me digas eso... me ayudaste a elegir mi vestido, a peinarme, incluso me pintaste las uñas... —respondió Amelia con una sonrisa.
—Pero no había tenido tiempo de apreciar el resultado de mi trabajo... luces hermosa, tengo que decirlo... —musitó él de manera sugerente.
—Tú te ves muy guapo... —dijo ella alzando una ceja—. Creo que también hice un muy buen trabajo con tu cabello... al menos resistió el ser apretujado por tu casco sin deformarse demasiado...
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Panacea Universal
Fanfiction❝El que jamás ha llorado y sufrido en soledad, nunca podrá entender cuan dulce puede llegar a ser el verdadero amor❞ ➤En lugar de una larga parrafeada contándote de qué se trata esto, prefiero dejarte algunos comentarios de mis queridas lectoras: ❝L...