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—¿Te gusta el color naranja? —Pregunté mirando a Miguel.

Me había sentada hace un rato a su lado pero apenas había sido capaz de hablarle.

Miguel negó con la cabeza y siguió escribiendo en su cuaderno. 

—¿Y la fruta? ¿No te gusta la naranja? —Cuestioné observándolo.

El negó una vez más con la cabeza.

—El rojo, ¿te gusta el rojo? —Insistí mirándolo.

El simplemente tomó aire y siguió trabajando en su cuaderno.

Sí, debía parecerle re pesada, sentada a su lado (aprovechando que Camilo no había venido) y mirándolo todo el rato.

—¿Qué te gusta entonces? —Pregunté por último.

El levantó su mirada de su cuaderno provocando que una sonrisa haga presencia en mi rostro.

—El silencio, me gusta el silencio. —Dijo provocando que aprete mis labios entre sí.

El volvió a mirar su cuaderno restándole importancia a mi presencia y a mi muy notoria curiosidad por éste.

—¡Eso es mentira! Siempre estás escuchando musi...

—¡Melisa! —Gritó el profesor haciendo que me encoja en mi puesto. —Hacé silencio un rato. —Expresó cansado.

Asentí con la cabeza y me enderecé un poco en mi puesto, mirando igualmente de reojo a Miguel.

Seguía distraído en lo suyo. No parecía importarle el hecho de que yo estuviera interesada en él.

¿Qué hace los fines de semana? ¿Se la pasa metido en su casa?

—Quiero ir a tu casa. —Solté mirándolo.

—Afuera. —Dijo el profesor, molesto. —Los dos.

Abrí mucho los ojos. Ahora sí la había cagado.

—P-pero.. —Trató de hablar Miguel pero la mirada presionante del profesor lo hizo guardar silencio.

Tomé mi mochila y luego de guardar los útiles salí del salón con Miguel detrás de mi. 

El profesor cerró la puerta en seguida y yo suspiré.

—¿Vamos a sentarnos por allí? —Propuse señalando un camino.

El no me miró pero asintió levemente con la cabeza. Sonreí de lado mirándolo. 

Se me hacía muy tierno.

Su silencio era cómodo, pero me provocaba mucha curiosidad.

Caminamos hasta una banca donde nos sentamos.

Yo me quedé mirando al frente y luego lo observé. Él mantenía su mirada perdida al frente, en la nada. 

—Quiero ir a tu casa. —Repetí.

—Melisa. —Dijo fuerte, mirándome. —Nos acaban de sacar de clase por tu culpa. —Dijo molesto sorprendiéndome.

El simplemente volvió su vista al frente y yo me vi incapaz de sacarle la mirada de encima.

Detallé su rostro y analicé bien su perfil, notando lo lindo que era. Osea, ya sabía que era un pibe lindo pero justo en ese momento se veía muy y mucho más atractivo.

Suspiré porque probablemente debía dejar de insistir.

Miré al frente también ahora sí algo incómoda porque parecía molesto conmigo.

¿Cómo se comportará cuando está solo con Camilo?

—Lo siento.. —Lo escuché decir.

Me di la vuelta y vi sus mejillas algo rojas.

No pude evitar sonreír una vez más, no iba a dejar de insistir.





Holas<3

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora