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Faltaba poco para que llegaran las vacaciones, un receso de un mes para luego tener que volver a el colegio.

Las vacaciones siempre me han parecido algo maravilloso, más nunca lo había visto como la escapatoria de un momento difícil.

Creo que era la primera vez que pasaba, estar tan incómoda todas las clases.

Si tan solo se hubieran alejado y ya, no habría sido tan difícil, pero me querían hacer las cosas difíciles a propósito.

Me he tratado de convencer además de que solo necesito a Mateo, cosa que ha resultado muy fácil porque ha sido muy lindo conmigo.

Yo no pensé que un chico tan lindo, tan tierno.

Y el chico frío se había vuelto ahora mi abrigo.

—Melisa. —Me llamó el profesor a lo que yo lo miré. —¿Podés llevar estos libros a la sala de profesores? —Pidió.

Yo bufé bajo y asentí levantándome de mi puesto.

—¿La acompaño? —Preguntó Daniel.

Maldije bajo cuando éste dijo eso y cuando el profesor accedió.

Yo salí en con Daniel a mi lado, compartiendo los libros que me dio el profesor con él.

Yo no me atrevía ni siquiera a mirarlo, y era tan extraño porque antes fuimos tan amigos, me reía con ellos, tomábamos y bailábamos juntos.

¿Y ahora qué hay? No vale ni la pena conservar esos recuerdos.

Llegamos a la sala de profesores y puse junto con Daniel los cuadernos en el escritorio.

El timbre sonó por lo que quise apresurarme a ir de nuevo al salón por mi mochila, pero no pude hacerlo cuando Daniel cerró la puerta del lugar dejándonos completamente a oscuras.

Jadeé cuando él me tiró al piso, haciéndome lastimar. Traté de observarlo pero se veía realmente oscuro todo.

—Dani.. —Llamé temblorosa.

Él se rió y solo así pude ubicarlo un poco.

Algún profesor debe estar por venir.

—Vení te ayudo, solo estaba jodiendo. —Dijo Daniel y sentí sus manos tomar las mías.

Mis ojos se acostumbraron a la oscuridad del lugar y pude verlo con dificultad.

Yo le di las manos y me sentí aliviada cuando me ayudó a levantar.

—¿Te asustaste? —Rió. —¿Qué pensaste?

—No jodás, Daniel. —Dije cansada.

Él se rió y yo rodé los ojos antes de volver a caminar a la puerta, pero esta vez me vi detenida por sus manos en mi cadera.

—¿Qué mierda? —Dije desconcertada, tratando de sacar sus manos de mi cuerpo, pero él no cedió.

—¿Aprovechamos el lugar y la oscuridad? —Dijo haciéndome asustar. —Lorenzo dice que eres una putita en la cama.








Bien o k?<3

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora