94

5.1K 444 316
                                    

—Antes de que me pase por la chota que sos mujer, andate con tu amiga. —Advirtió Mateo, mirándola con obvia molestia.

—¿Sos imbécil? —Preguntó ella frunciendo el ceño.

Mateo apretó su mano logrando que ella suelte un quejido. Soltó su mano con brusquedad, haciendo que se vaya un poco para atrás.

—Vamos. —Dijo Mateo agarrando mi brazo.

—Primero le tengo que decir que..

—Vamos. —Dijo de nuevo esta vez, jalando de mi brazo, haciéndome caminar junto a él.

—Despacio, Mateo. —Me quejé al ver que avanzaba rápido, casi arrastrándome. —¿Me estás escuchando?

Mateo no paró hasta que estuvimos lejos, en un lugar solo.

Soltó mi brazo y me miró fijamente, claramente molesto.

—¿Vos sos estúpida? —Preguntó.

Fruncí el ceño.

—¿Qué?

—¿Sos estúpida? —Insistió. —¿Cómo pudiste venir? —Dijo arrugando la expresión. —Era obvio que algo así iba a pasar.

—Entonces, ¿me quedaba escondida en mi casa? —Dije mirándolo fijamente.

Su expresión no se suavizó en ningún momento, de hecho parecía alterarse cada vez más.

—Si esa es tu única forma de protegerte entonces sí. ¿Cuándo vas aprender a cuidarte? —Dijo harto.

Me estaba molestando.

—Qué te importa. —Dije enojada.

—¡Me importa porque luego soy yo el que tiene que venir a cuidarte! —Gritó.

—¡Nadie te pidió que vinieras o que me cuidaras! —Moví las manos molesta.

—¡PERO NO PUEDO EVITAR PREOCUPARME! —Exclamó fuerte.

Me tensé bajo su mirada empezando a sentirme pequeña frente a él.
Mi corazón se aceleró con descontrol.

Mateo tomó aire y suspiro ruidosamente, trataba de regular su respiración, pero yo podía seguir viendo como su pecho subía y bajaba agitado.

—No voy a dejar de cuidarte hasta que aprendas a hacerlo vos sola, así que por favor, hazlo. —Dijo Mateo sin mirarme.

No pude evitarlo.

—Me gusta que me cuides. —Me sinceré.

Mateo me miró fijamente, sus pupilas se clavaron en las mías con bastante intensidad.

Solté un jadeo cuando Mateo me agarró de las caderas y me estrelló contra la pared que había detrás de mi.

Sus labios aprisionaron los míos con desesperación y no pude hacer más que corresponderle.

Enredé mis brazos a su cuello mientras devoraba su boca con desespero.

Gemí con solo sentir su lengua entrar a mi cavidad bucal, empezando a jugar con esta.

Sentí como Mateo se apretaba más a mi. Sus labios absorbían los míos con necesidad y sus dientes rozaban cuidadosamente mi labio inferior.

Me mojé al sentir su lengua entrar en contacto con la mía, amé sentir ese familiar sabor de su boca.

Tuvimos que separarnos por falta de aire. Miré a Mateo a los ojos y lo encontré un tanto perdido.

—Te necesito.. —Musitó con voz ronca.





AAAA ahre.
dirtynuns mi religión.

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora