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Estaba sorprendida ante sus palabras.
Todo este tiempo me había estado tratando muy mal, y no esperaba que me dijera eso.

Lo miré a los ojos tratando de encontrar algún tipo de mentira o burla.

—Solo una breve disculpa, aunque te merezcas más. —Dijo Lorenzo continuando. —Lo siento, es que no sé..

—¿No sabes? —Dije incrédula. —¿Te confundiste y me trataste tan mal?

—No, es que.. me dejé llevar por muchas cosas, y no me estoy excusando no justificando ninguno de mis actos. Solo te estoy explicando, o eso intento hacer. —Dijo de nuevo.

Se oía algo frustrado.

—¿Y por qué fue? ¿En serio yo me merecía eso? —Pregunté con mis ojos mojados.

—Estaba muy molesto porque lo hubieras elegido a él, porque empezabas a gustarme y, aunque trate de tolerarlo no fui capaz, estaba celoso y quise alejarte de él, pero lo elegiste. —Dijo Lorenzo. —Y no lo soporté.

Yo me quedé en silencio, solo escuchándolo.

—Y me porté como un imbécil porque me dejé llevar de la rabia, odiándote por eso. —Dijo mirándome a los ojos.

Estaba siendo sincero, lo sabía.

—Y, esta noche, cuando te vi en la cabaña, mientras Mateo sujetaba tu cuerpo, haciendo lo que alguna vez yo hice, sentí no solo rabia, sino dolor. —Continuó.

—No le dijiste al profesor.. —Susurré.

—Sí lo hice.. —Dijo pasando saliva.

Lo miré sorprendida.

—El profesor me pidió que no se lo dijera a nadie más. —Dijo y suspiró. —Me molesté mucho y subí por la montaña. —Señaló a nuestra izquierda. —Me fumé un porro mientras pensaba en toda esta mierda. Es una mierda.

Bajé mi mirada, me intimidaba un poco su honestidad.

—Recordé lo que éramos antes, que éramos amigos y la pasábamos bien, esos viernes en tu cama, viendo películas, teniendo sexo o llendo simplemente al parque a reírnos con los demás. —Dijo y más allá de extrañar lo que hacíamos, extrañé lo felices que éramos juntos. —Me llené de nostalgia y fue como abrir los ojos. Me di cuenta que todo lo estaba haciendo mal, y que justamente, no te merecías nada de esto. Y es obvio que me odies, probablemente no tanto como yo mismo lo hago en este momento, y es por eso que no voy a pedir tu amistad de vuelta, solo vengo a pedirte disculpas por el daño que te hice, y aunque las palabras no reconstruyan lo que fue destruido, es lo único que puedo hacer. Y, nada, me alegra que realmente seas feliz con él a tu lado.

Sonreí. —No te odio, te lo digo en serio. Me hiciste pasar muy malos ratos, y siendo sincera por tu culpa lloré, porque justamente fuiste muy importante para mi y me dolió mucho porque parecía a que a ti eso no te importara. Como sea, lo que “destruiste” en mi, lo hiciste con palabras, así que claro que con palabras lo puedes reconstruir, solo espero que seas sincero y mañana no vayas a hacer una locura. —Dije y él sonrió. —No tengo rencor, puedo perdonarte.

—Lo siento en serio..

—Ya no te disculpes más. —Dije antes de abrazarlo.

Hoy era un día de reconciliación.

—Gracias por haber recapacitado. —Dije antes de alejarme.

—No me agradezcas por eso. ¿Vamos adentro ya?

Asentí y caminé de nuevo dentro de la cabaña.

—Descansa. —Dije antes de subir las escaleras para el lado de chicas.

Sonreí, estaba muy feliz. Más que por el hecho de que fuera Lorenzo, había terminado ese infierno.

Caminé hasta el cuarto de chicas y me sorprendí al ver a Mateo parado en toda la puerta, con un semblante serio.







No al rencor bros.

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora