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Melisa

No creí que Mateo fuera a venir, pero veo que Camilo le insistió bastante, porque de no ser así estoy segura de que él no estaría aquí.

Me senté junto con Alonso algo seria, él había logrado distraerme un rato del pensamiento que me agotó toda la última semana.

Ese “te amo” seguía resonando en mi cabeza, pero sinceramente era difícil distinguir si había sido un sueño o, si realmente lo había dicho.

¿Sería posible que Mateo me amara?

Me gustaría levantarme y decirle, “che, Mateo, ¿me dijiste que me amabas el otro día?”, pero no sería capaz.

Toda esta semana había imaginado que esas palabras salieran de mi boca, pero solo me imaginaba como respuesta una mirada rara o burlona.

Sinceramente, quería darle una nueva oportunidad, pese a que me daba miedo, pero es que él simplemente sigue siendo el mismo.

Que parece de verdad apreciarte y luego se aleja.
Me gustaría pensar que me ama, pero una vez más, él no lo ha dicho.

No debo creer cosas que él no ha afirmado.

A menos que si lo haya hecho y yo siga creyendo que fue un sueño.

—La puta madre. —Chillé en mis manos.

—¿Qué pasa? —Preguntó Alonso divertido.

—Ah, nada. No pasa nada. —Dije y miré por la ventana.

Él asintió antes de tomar mi mano.

—¿Segura? —Preguntó.

Sonreí ante ese acto.

—Si, sí. Está todo bien. —Dije esta vez más convencida.

Por otro lado, Alonso era un gran amigo, pero a veces me era inevitable pensar en él como algo más.

Quizá solo era una inmadura que no podía superar a su ex.

Dios, hace meses terminamos.

Cuando menos me di cuenta ya nos encontrábamos en el campamento.

Bajé del autobús con Alonso y caminamos hasta afuera de la cabaña en la que suponía, íbamos a quedarnos.

—Alonso, ayudame con esto. —Dijo el profesor mientras le daba algunas cosas para que entrara a la casa.

Él asintió antes de ir a hacerlo.

—Mujeres por las escaleras de la izquierda, hombres por las escaleras de la derecha. —Dijo el profesor y todos asentimos.

Admiré un poco esa cabaña poco moderna y hogareña frente a mis ojos. Era muy bonita y grande.

Lo que me disgustó fue ver lo largas que eran las escaleras y lo pesada que estaba mi maleta.

Caminé quejándome hasta hasta el inicio de estás y miré a mi lado cuando sentí que me sacaron mi maleta.

Me sonrojé al ver que era Mateo.

—¿Todo bien? —Preguntó amable.

Me sorprendió eso.

—S-sí..

¿Por qué estás tan nerviosa?

Mateo sonrió y todo mi estómago se revolvió al ver que mordió ligera e inconcientemente su labio inferior.

—Te ayudo. —Propuso antes de subir con mi maleta.

Te diste cuenta que aún lo amas.














Bros, subí uno más xq les amo.
Por favor quieran este cap xq este tiempo que tenía era para dormir antes de viajar, y preferí escribir.

Muchos besos❤

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora