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—¿Damos vueltas? —Pregunté mirando a Mateo.

Habíamos terminado el picnic, pero igualmente seguíamos allí.

—¿Vueltas? —Preguntó Mateo levantando una ceja.

—Sí, vueltas. —Dije antes de extender mis manos hacia los lados y comenzar a dar vueltas.

Por alguna razón me causaba risa aunque me marease, así que empecé a carcajear, hasta que di un paso en falso, tropezando un pie con el otro y cayendo inesperadamente al suelo.

Ver a Mateo acercarse a mirarme preocupado fue como un deja vú de la vez que me ayudó en clase de deportes.

Sonreí antes de quejarme, creo que enserio me había lastimado el tobillo.

—¿Estás bien? —Preguntó Mateo arrodillándose a mi lado.

—Eso creo. —Dije haciendo una mueca de dolor.

—Tenías que ponerte a dar vueltas, no eres una niña. —Dijo con el ceño semi fruncido, mientras agarraba mis brazos, mirando si estaban lastimados.

Yo estaba demasiado conmocionada por su preocupación, pero bien sabía que los amigos son los primeros en preocuparse por ti.

Pero no pude verlo de esa forma, solo podía ver a un hermoso Mateo mirándome atento.

—Melisa. —Me llamó provocando que lo mire a los ojos.

—Ya sé, a veces es divertido. No me pasó nada. —Mentí en lo último porque el pie me dolía mucho. Demasiado, diría yo.

Solo no quería que Mateo me retara más.

—Te ayudo. —Dijo extendiendo sus manos para que las tomara.

Miré nerviosa sus manos sin saber que hacer, aunque me ayudara me iba a doler mucho el ponerme de pie.

—Meli.. —Dijo Mateo confundido.

Yo me quedé en silencio, por lo cual el tomó la iniciativa y tomó mis manos tratando de ponerme en pie, pero enseguida largué un jadeo de dolor mientras mis ojos dejaban salir unas pequeñas lágrimas.

—¿Qué pasa? —Preguntó Mateo soltándome.

Él dirigió su mirada a mis pies y se inclinó para mirar allí preocupado.

—Está un poco inflamado. —Dijo Mateo negando con la cabeza.

—Solo era un juego. —Dije mientras trataba de no llorar pero mis ojos seguían mojados y mi labio estaba abultado.

Mateo bajó la mirada un poco, suspirando y luego volvió a mirarme pero ésta vez tenía una pequeña sonrisa.

—No llorés, está bien. —Dijo antes de limpiar las lágrimas en mis mejillas.

—No quería que..

—Está bien, Meli. —Dijo Mateo negando con la cabeza. —No pasa nada.

—¿Querés que te lleve en mi espalda? —Preguntó.

Miré a Mateo que me miraba con una sonrisa. Asentí con la cabeza.

—Si me ayudás a ponerte de pie, puedo llevarte cargada. —Dijo él y asentí mientras limpiaba mis lágrimas.

—Tengo miedo, me duele mucho. —Dije y el negó con la cabeza.

—A la cuenta de tres, ¿okay? No va a doler mucho, solo un poquito. —Dijo y asentí. 

El tomó mis manos y me miró a los ojos.

—Uno.. dos.. tres. —En seguida me ayudó a ponerme de pie pero solté un grito cuando sentí un dolor punzante.

Estaba a punto de largarme a llorar cuando sentí sus labios impactar contra los míos de forma patente, que hizo que se me revolviera todo dentro de mi y olvidara el dolor en mi tobillo.






Ayy, jajajaj. ¿Qué estás haciendo, Mateo?

Buenas noches<3

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora