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Mateo

—Hola, puto.

¿Qué diablos?

Melisa me había mandado un audio llorando mientras balbuceaba palabras inentendibles, por lo que decidí llamarla. Lo cuál no se si fue una buena o una mala deicisión.

—Meli. —Dije frunciendo el ceño.

—Te ext.. traño. —Dijo y yo suspiré.

Deduje que estaba ebria.

Escuché la música de fondo y ahí entré en contexto.

—Mateo, no le des bola a Melisa, está ebria. —Dijo su amiga y pude escuchar a Melisa atrás quejándose.

—Mejor decime donde están y yo voy por ella. —Dije.

—Pero está con nosotros.. —Dijo ella.

—No, quiero ir por ella, me preocupa que le pase algo. —Dije rápidamente.

Y sí. Ni que confiara en sus amigos. Mucho menos en ese imbécil de Lorenzo.

Tuve que tomar un Uber y le dije la dirección que me había dicho Sofía. La verdad que estaba un poco lejos, pero no podía hacer nada más que esperar en el auto hasta llegar.

La impaciencia me consumió todo el camino, pero bueno, terminé llegando.

Odio éste tipo de ambiente.

Sin embargo no tuve otra opción que entrar, luego de decirle al conductor que ya regresaba y que por favor no se fuera.

Caminé por medio de todos esos adolescentes hasta finalmente ver a Melisa sentada sobre las piernas de su amiga.

Caminé hasta ella ignorando la mirada de sus amigos.

—¡Mi amooor! —Chilló emocionada con una sonrisa y sus ojitos chiquitos.

Me dio algo de ternura verla así, pero no debía volver a pasar porque me preocupa lo que le podría pasar estando así.

—Vamos, Meli. —Dije en voz baja.

Ella estiró sus brazos y abrazó mi cuello. Dio un pequeño salto y agarré sus piernas con miedo a que se cayera, a lo que ella aprovechó para enredar sus piernas en mi torso.

Ella se rió mientras apoyaba su cabeza en mi hombro.

—Gracias. —Le dije a Sofía.

—Apareció el novio. —Dijo Lorenzo llegando.

Yo lo miré fijamente y él igual a mi.

—Vamos mi amor. —Susurré antes de besarle la mejilla a Melisa.

Lorenzo simplemente me miró mal y yo dejé de prestarle importancia para salir de la joda y ponerla dentro del auto en la parte de atrás para luego subirme en el puesto de copiloto.

—Mateo, llevame a tu casa. —Dijo Melisa.

—Tu mamá te debe estar esperando. —Dije girando para mirarla.

Ella negó con la cabeza mientras formaba una sonrisa.

Se acercó hasta mi para susurrar.

—Te voy a hacer un pete.







Melisa ya, bastA ahre

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora