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No pude evitar ilusionarme un poco cuando vi eso.

¿Podía ser la remota idea de que Mateo estuviera celoso?

Quería comprobarlo.

—Ay, boludo, boludo. —Lo llamé mientras tocaba mi ojo.

—¿Qué pasó? —Preguntó preocupado.

—Me duele el ojo, creo que tengo algo en el ojo. —Dije.

Quería ser poco escandalosa, pero lo suficientemente convincente.

—A ver, dejame ver. —Dijo y saqué mi mano.

Él acercó su rostro al mío para poder mirar bien mi ojo.

—¿Te duele? —Preguntó.

—Siento que tengo algo ahí dentro. —Dije y el puso sus manos en mis mejillas para acercarme más a él.

Él seguía mirando atento mi ojo.

De pronto me sentí realmente intimidada por la poca distancia entre nuestros rostros.

—No hay nada. —Dijo alejándose apenas un poco para mirarme a los ojos.

Ambos nos quedamos en silencio y mis mejillas tomaron algo de color.

Dios, Melisa.

Él sacó sus manos y sonrió tímidamente.

—No tenías nad..

Un ruido fuerte se oyó en el salón y todos nos dimos vuelta para mirar a Mateo y a Camilo.

Ambos se veían molestos.

A unos pocos metros de los pies de ambos se encontraba un cuaderno.

—¿Por qué mi cuaderno, boludo? —Protestó Camilo molesto.

—Qué importa. —Dijo el morocho antes de salir del aula.

Camilo se levantó por su cuaderno y se sentó de nuevo en su puesto molesto.

—Fua, se vio re pesado eso, viste. —Dijo Alonso.

¿Se habrá puesto celoso o tuvo algún problema con Camilo?

Nunca lo sabremos.

Resoplé para mis adentros al ver que no obtuve ningún resultado, más que poner las cosas incómodas con mi nuevo amigo.

No la cagués Melisa.

—Gracias por hacerte conmigo. —Dijo Alonso cuando sonó el timbre.

—No me agradezcás eso, antes te quería pedir que te quedes conmigo en el descanso, así hablamos y nos conocemos más. —Dije y el sonrió.

—Dale, vamos. —Dijo tomando su mochila, a lo que yo tomé la mía también.

Salimos del aula y fuimos a la cafetería a sentarnos juntos. Compramos unos sándwiches y una cajita de jugo para cada uno.

—Es mejor el de mora. —Dijo Alonso.

—Es mejor, mil veces mejor el de mango. —Le discutí.

—Flaca, ¿como pensás eso? Rajá de aca. —Jodió y yo reí.

La verdad que era muy agradable estar con él.

—Y no tengo la culpa de que el de mango sea mejor. —Dije alzando los hombros.

En el poco tiempo que hemos estado hablando, me di cuenta que le jode un poquito que le discuta.

—Bueno, va eso en los gustos. —Se rindió.

—Si, depende de si tus gustos son buenos o malos. —Dije y él rodó los ojos haciéndome reír escandalosamente.

—¿Podemos hablar? —Me puse seria y rígida al escuchar esa voz a mi lado.

Me giré a mirar a Mateo y él turnó su mirada de Alonso a mi.

—¿O estás muy ocupada riéndote?








Jais.

Si la batería se pone la 10 y dura un poquito, actualizo otro❤

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora