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—¿Segura que me veo bien así? —Preguntó Mateo.

—Te ves precioso. —Dije y vi como sus ojitos le brillaban.

—¿De verdad? —Cuestionó una última vez.

—S.. —Ni siquiera me dejó hablar porque sus labios se pegaron a los míos.

Andaba más cariñoso que nunca, y sinceramente no me molestaba, tenerlo conmigo era extremadamente bonito, y de solo pensar en todo el tiempo que lo único que sentí fue su indiferencia, quería aferrarme más a nuestra situación actual.

—¿Y qué hago si no le agrado a tu papá? —Preguntó nervioso.

—Le vas a agradar, estoy segura. —Mentí, no estaba para nada segura.

—Pero, ¿y si no? —Preguntó preocupado. —No me dejaría estar aquí.

—Dudo que te deje aunque le agrades. —Dije riendo.

Mateo se quedó serio.

—Me voy para mi casa. —Dijo dirigiéndose a la ventana pero yo lo agarré del brazo.

—Pero que dramático me saliste. —Lo jodí.

—Bue, reíte. No me causa gracia. —Dijo Mateo aún serio.

—¿Qué? —Dije alzando los hombros.

—Que no quiero que tu papá me saque a patadas luego. —Dijo Mateo preocupado.

—Lo estás exagerando. —Dije y agarré sus manos. —Cuando papá llegue, quiero que te portes con la confianza con la que tratas a mi mamá.

—Pero es que tu mamá es un amor. —Dijo obvio. —No es lo mismo, Meli.

—Dale, cagón. Vení. —Dije y jalé a Mateo para salir de la habitación, ignorando su mala mirada.

Bajamos las escaleras y vimos que la mesa ya estaba organizada, lista para ser servida. Un exquisito aroma venía desde la cocina, haciendo que mi boca se haga agua.

—Ya se me quitó el miedo. —Dijo Mateo caminando rápido hasta la cocina.

Yo reí y caminé con él hasta donde mi mamá.

—Uh, se ve delicioso. —Dijo Mateo y vi sus manitas inquietas al ver las papitas.

Me daba tanta ternura.

—Mamá. —La hice que me mirara. —¿Huelo bien?

—¿A qué vas a oler? Si se te acabó la loción hace una semana ya. —Dijo mi mamá ganándose una mala mirada de mi parte.

—No es el punto. —Tomé su rostro y lo hundí en mi cuello.

Le hice una seña a Mateo para que agarrara papitas, lo cuál él no dudó en hacer con una sonrisa de niño en su rostro.

Bue, muerto de hambre, ahre.

—Olés a hombre, Melisa. —Dijo mi mamá alejándose de mi.

Miró a Mateo alzando las cejas.

Mateo abrió la boca.

—No.. no hicimos nada, ella tiene el periodo. —Se defendió Mateo.

—¿Y como sabés eso? —Dijo mi mamá.

Largué una carcajada y palmeé el hombro de mi mamá.

—Que mala sos con Mateo, mamá. —dije viendo las mejillas rojas de Mateo.

Me le acerqué a Mateo por la espalda y lo abracé.

—Te am.. —Me vi interrumpida por otra voz.

—Hola, fami..

Me di la vuelta encontrándome a mi papá mirándonos confundido, no lo había oído entrar.





Obsesionada estoy. 

Subiré la intro de una nueva fic de Mateo. Ojalá la lean<3


Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora