Estaba llorando como nunca, tirada en mi cama sollozando.
Se supone que tenía algo para hablar con mi papá pero ahora no podía más. Me dolía tanto el corazón.
Yo no paraba de recordar una y otra vez todo lo que vivimos juntos.
Debí haberme alejado de él completamente desde la primera vez que me lastimó. Pero es que parecía haber cambiado.
Recordé cuando me confesó que le gustaba y como me hizo suya. Recordé cuando me robaba la comida, cuando se colaba a mi habitación, cuando me cuidaba en el colegio, cuando hicimos la pijamada, cuando veíamos películas o partidos, cuando acariciaba mi cuerpo. Recordé el sabor de sus labios, cuando estaban secos o cuando estaban frescos. Recordé sus pequeñas risitas, cuando agarraba mi mano calidamente y cuando me agarraba la cintura. Recordé cuando me abrazó y con su rostro hundido en mi cuello me dijo que era especial en su vida.
Yo le creí, a cada una de sus palabras y caricias, a sus sonrisas y miradas tiernas, a sus besos y a sus abrazos, le creí en todo sentido, creí que no era necesario que él me amara a mi y no es cierto, si era necesario, porque si él me hubiera amado ahora estaría aquí conmigo.
Dolía tanto el pecho, sentía como si Mateo lo hubiese agarrado y hubiera comenzado a saltar sobre él con cinismo y diversión.
Le amo y no lo voy a dejar de hacer de un momento a otro, ni siquiera aunque me haya soltado en la cara esas palabras que me dejaron completamente helada.
Quería ser positiva y creer que iba a pasar, pero es que dolía tanto.
Estuve un rato en mi cuarto escuchando música alegre porque si ponía música triste probablemente me tiraba por la ventana de mi habitación. Me ventilé un poco y luego de que no se notara casi que había llorado, salí de mi habitación para tener la charla pendiente que tenía con mi papá.
Papá ya estaba comiendo en la mesa y vi mi plato a su lado. Me apresuré a sentarme allí para cenar con él.
—Hola, pa. —Dije con una mini sonrisa.
—Hola, bebé. —Me habló también con el mismo gesto.
Mi sonrisa se amplió al ver como me llamó, estaba cariñoso.
—¿Como estás? —Preguntó mirándome.
Esa es una pregunta que definitivamente tienes que evitar cuando estás con una persona que está mal.
Claro, él no está al tanto de lo que siento, por eso no lo culpo, pero con solo hacer esa pregunta provocó que un nudo se formara en mi garganta.
—Teníamos algo que hablar, ¿no? —Dije y él asintió.
Mamá se sumó a la mesa para sentarse.
—No es algo grave, ya que de una u otra manera hallaré una solución, así que no te preocupés por eso. —Dijo y yo asentí con curiosidad. —Me echaron del trabajo.
Abrí un poco la boca. ¿Qué pudo haber hecho como para ser echado del trabajo? Papá era demasiado dedicado a ello.
—Ya conseguiré un trabajo nuevo para seguirles ayudando aquí.. —Dijo con los ojos un poco mojados.
—Ay, papá. —Dije levantándome para abrazarlo. —No importa, ya va a mejorar todo, me alegra tenerte aquí.
Y es que la situación no se veía muy positiva, pero a mi me ponía feliz. No quiero decir que me alegre que lo echaran, pero ahora él iba a estar en la casa.
—Vamos a ser mejores amigos. —Le propuse y el rió asintiendo.
Hola mi gente.
Hoy es la final de la Champions!❣️
ESTÁS LEYENDO
Cold [✓]
FanfictionEn 'Cold' Melisa se aventura en un romance adolescente lleno de drama al entrometerse en la vida del chico callado de su salón, quien al parecer tiene un corazón frío. Novela llena de cliché, romance, drama y comedia.