113

6K 410 221
                                    

Mi corazón se aceleró asustado cuando alguien entró a la cabaña, alumbrándonos con una linterna.

Yo me quedé estática mientras que Mateo rápidamente puso su camisa sobre mi cuerpo para cubrirme.

—No te creo. —Se burló Lorenzo.

Mis mejillas estaban rojas, bueno, toda mi cara.

—Salí de aquí hermano. —Dijo Mateo molesto.

Traté de empujar a Mateo que seguía dentro de mi, pero el se aferró con fuerza a ms caderas.

—Tranquilo, el profesor los está buscando preocupado. Pero ya les diré que la están pasando muy bien. —Se rió antes de salir de la cabaña.

Chillé angustiada y miré a a Mateo.

—Que verguenza, Mateo. —Dije sintiendo mi cara arder.

Él solo se rió y yo fruncí el ceño.

—¿No te da pena? Te vio todo el culo. —Dije y él negó con la cabeza.

—Mientras a ti no te haya visto. —Dijo sacándome su camisa y acariciando mis senos. —Lo único que vio fue que te estaba haciendo mía. —Dijo. —Así le queda bien claro.

Reí. —Qué decís, Mateo.

Mateo me embistió y yo gemí arrugando el ceño puesto que lo hizo de pronto.

—Ey, Mateo, es enserio. —Dije por fin sacándolo.

Me senté en la mesa antes de empezar a agarrar mi ropa.

—Lorenzo le va a decir al profesor. —Dije angustiada.

Le iban a decir a mi mamá y me moría de vergüenza.

—No le va a decir a nadie. —Dijo pero yo negué con la cabeza.

Me puse la tanga y el corpiño y le pasé el boxer a Mateo.

—Si me aseguro que no le diga a nadie, me hacés luego ese oral. —Dijo Mateo vistiéndose.

Yo rodé los ojos y asentí vistiéndome junto a él.

Comencé a caminar con Mateo de vuelta a la cabaña recibiendo el frío de la noche.

Mi cara seguía caliente repitiendo una y otra vez la llegada de Lorenzo.

Tenía vergüenza además que los chicos se dieran cuenta, igualmente el profesor.

—Ya les debió contar. —Chillé.

—No es para tanto, no estábamos haciendo nada malo. —Dijo Mateo.

—No, pero tampoco es permitido. —Dije.

No entiendo como no estaba nervioso.

—Uh, imagínate que se entere mi papá. —Chillé horrorizada.

—Ey, ésta vez si me lo tenés que presentar. —Dijo Mateo.

—Mi papá te mata donde se entere. —Dije negando con la cabeza. —¿Por qué estás tan tranquilo?

—¿Y qué querés, que me arrepienta de haberlo hecho? Solo con lo que pasó hoy podría ser feliz el resto de mi vida. —Dijo y de nuevo una sonrisa en mi rostro.

Más trolo.

—Ay, Mateo. —Dije enternecida.

Estaba a punto de besarlo cuando un grito nos interrumpió: —¡Melisa y Mateo! —Era el profesor furioso.









Buenas gent.<3

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora