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Resoplé una vez más escuchando como los dos chicos reían en la sala mientras veían un video en el televisor.

Y yo, bueno, en la cocina haciendo los pastelitos.

Terminé de hacer la mezcla como me había enseñado tiempo antes mi mamá.

Antes, solía hacerlos todo el tiempo porque me encantaban. Ahora es muy remota la vez que los hago para mi.

—¡Si no van a ayudarme no van a comer pastelitos! —Grité desde la puerta de la cocina.

Ambos pibes me miraron.

—Andá vos. —Dijo Camilo empujando a Miguel del sofá, provocando que éste caiga en el piso.

Retuve una carcajada en mi garganta y solo admiré la escena, viendo como Miguel miraba mal a Camilo.

Miguel vino hasta donde yo me encontraba.

—¿En qué te ayudo? —Preguntó mirando la mezcla.

—¿Podés mezclar esto? 

El asintió ante mi pedido y le indiqué como hacerlo.

Pero Miguel no sabía hacerlo, no estaba haciendo nada bien.

—Así no. —Dije bufando y corriéndolo un poco. —Mirá como lo hago.

Empecé a mezclar bien mientras Miguel miraba detrás de mi como lo hacía. Me tensé un poco cuando sus manos se apoyaron en el mesón de la cocina, dejándome encerrada entre estos.

Tomé aire y solté los utensilios en mis manos, para darme vuelta quedando cara a cara con Miguel.

Él me miró fijamente logrando que me intimide un poco.

Su cercanía había logrado ponerme nerviosa, pero me gustaba.

Así en su casa, no parecía ese chico callado del salón. Era extraño pero lograba verse como si ese fuera realmente él. 

No pude evitarlo y llevé una de mis manos hasta su pecho y lo subí un poco hasta su hombro.

Miguel ladeó un poco su cabeza y me tomó por sorpresa cuando se acercó completamente hasta mi, logrando que nuestros cuerpos quedaran completamente juntos y mi espalda baja chocara contra el mesón.

—¿Que es lo que querés? —Preguntó Miguel.

Abrí un poco la boca sin saber que decir.

—Solo quería acercarme a ustedes. —Dije y el alzó una ceja. —A ti..

—¿Por qué? —Cuestionó mirándome fijamente.

Ya no se veía tan tímido como siempre, me parecía demasiado extraño.

—Quiero ser tu amiga. —Dije y mordí mi labio nerviosa cuando sus manos se sujetaron a mis caderas y se apretó más a mi.

—Si quisieras ser mi amiga no te gustaría esta cercanía. —Dijo Miguel serio.

Pasé saliva mirándolo fijamente.

—Después de hoy no vuelvas más. —Dijo Miguel soltando mis caderas.

Se dio la vuelta y salió de la cocina de nuevo.

Tomé aire y me di la vuelta mirando de nuevo la mezcla.

Ésta vez, estaba segura de que no debía insistir más.

Porque Miguel Palacios era bastante atractivo y tierno. Pero hoy me di cuenta de algo más.

Y se veía que era un chico frío.








Holas<3.

Ni yo me lo esperaba ahree que era la que lo escribía xd.

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora