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Mateo

Habíamos acabado de desayunar y ahora nos íbamos a un parque de diversiones.

Para mi no era la mejor idea, pero ir con Melisa la convertía en algo que yo haría.
Porque ir a un parque de diversiones no sería un plan que yo haría con Camilo. Sin embargo entiendo sus gustos, un parque de diversiones además va mucho con su personalidad, y hacer juntos lo que a ella le gusta es definitivamente bonito.

A parte, los últimos días ha hecho cosas que a mi me gustan. Nos “turnamos” por decirlo así.
Hacemos pijamada y otras veces vemos pelis de terror. Un día bailamos “Just Dance” y al otro vemos los partidos programados para ese día. Un día cocino yo, y el otro lo hace ella.

En fin, estas vacaciones han sido demasiado fantásticas.

—Ya estoy lista. —Dijo con la ropa puesta.

Se había puesto un conjunto deportivo gris, mientras que yo me había puesto uno negro.

La miré de arriba a abajo.

—Te queda muy bien esa ropa. —Dije aunque en realidad estaba viendo su cuerpo.

Que buena que está.

—¿De verdad? —Preguntó con sus ojitos brillantes.

Asentí antes de poner mis manos en sus caderas y empezar a besarla. Lo bueno era que su mamá estaba abajo y no nos iba a ver.

Los últimos días en su casa la he conocido en todas sus facetas. Puede ser que ese conjunto le quede muy bien, pero me parece hermosa hasta cuando se levanta. Está hermosa cuando tiene el cabello esponjado, o cuando recién se lo lavó y se le ondula un poco. Me gusta con ese conjunto, con solo un camisón largo o sin nada encima.

Me alejé de ella y la miré con una sonrisa.

¿Cómo es que estoy tan enamorado?
Bueno, no es muy díficil la respuesta si delante de mi está ella.

Luego de un rato estuvimos al fin en el parque de diversiones. Casi en todos los juegos no me podía subir porque le tengo un poco, solo un poco de miedo a las alturas.

—¡Anímate! —Me gritó mientras hacía la fila.

Ahora estaba por subirse a la montaña rusa, hace un rato está haciendo la fila con una sonrisa.

Me tentaba a hacerlo, pero es que me daba muchos nervios.

No voy a subir.

Fruncí un poco el ceño al ver al chico detrás de ella mirándole muy seguido el orto.

Mi estómago se revolvió con disgusto y caminé hasta la fila para abrazarla por atrás.

—¿Vas a subir? —Preguntó contenta.

—Parece ser. —Dije y ella chilló contenta.

Bueno, yo estaba seguro de subirme hasta que el chico nos dijo que era nuestro turno.

—Mejor no subamos. —Dije sintiendo mi corazón acelerarse.

—Ay, no seas bobo. —Dijo y me jaló para entrar rápidamente a la atracción.

Yo empecé a rezar por mi vida cuando estuvimos sentados en el pequeño vagón.

—No tengás miedo. —Dijo ella tomando mi mano.

Fruncí el ceño.

—No tengo miedo. —Traté de sonar seguro.

Ella rió porque probablemente el miedo ahora era una palabra tatuada en mi frente.

El vagón empezó a avanzar y traté de calmar mi respiración.

Miré a Melisa y noté que mordía sus labios nerviosa.

—¿Tenés susto? —Pregunté apretando su mano.

Ella asintió sin mirarme.

—¿Entonces para qué nos subimos aquí? —Dije alzando la voz un poco alterado.

Ella rió pero se seguía notando algo, inquieta. Me pareció normal hasta que vi sus ojitos mojados.

—Meli, ¿qué pasa? —Pregunté preocupado.

Traté de no concentrarme en qué ahora el vagón estaba subiendo la “montaña”.

Ella no respondió, pero pude ver como mordía su mejilla interna.

¿Si le daba tanto susto porque se subió?

—Mel..

—Solo estoy nerviosa. —Dijo.

Yo la miré fijamente aunque ella no lo hiciera. Solo asentí poco seguro.

Sentí un escalofrío al ver que estábamos en la punta de la montaña y que en cualquier momento nos dejarían caer.

Dios, soy yo de nuevo.

—Mateo. —Me llamó Melisa a lo que yo la miré.

Esta vez ella me miraba fijamente.

—Te amo. —Soltó.

Mi corazón latió con rapidez y sentí un vacío en mi estómago, no supe diferenciar si fue por lo que ella me había dicho o fue porque habíamos acabado de bajar rápidamente en el vagón.





Holass<3

Aquí estoy de nuevo.❤️

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora