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Mi respiración se agitó mientras sentía el contacto ardiente de sus manos contra mi espalda fría.

—¿Podemos hacerlo? —Preguntó una vez más.

¿Era presuroso?

Quizá, pero no me importó.

Asentí mientras volvía a acercar mi rostro al suyo y besarlo. Tener sus labios entre los míos nuevamente se sentía tan bien, tan suaves y adictivos.

Las manos de Mateo fueron a parar a mis caderas para estrechar más nuestros cuerpos.

La lluvia se oía apenas desde la calidez de esa cabaña, y nuestro escenario empezaba a ser inundado por nuestra respiración agitada.

Mateo llevó sus manos a los extremos de mi camisa y la sacó dejando la parte superior de mi cuerpo desnuda.

Sos ojos se fijaron en mis pechos sin pudor y mis pezones se pusieron duros. Mateo se agachó un poco para pegar sus labios a éstos, comenzando a acariciarlos suavemente.

Suspiré ante el placer que me proporcionaba. Mordí mi labio inferior al sentir como su lengua comenzaba a acariciarlos.

Gemí cuando los succionó suavemente mientras a su vez metía sus manos dentro de mi pantalón hasta acariciar la piel de mi culo. Jadeé cuando lo apretó y escuché un gruñido de su parte.

Llevó sus manos al inicio de mi pantalón y lo sacó junto con mi tanga haciéndome reír al verlo tan apresurado.

Mateo me miró con una sonrisa.

—¿Qué te divierte? —Preguntó con la voz algo ronca.

—¿Tenés ganas? —Pregunté burlona.

—De ti. —Dijo y me mordí el labio inferior. —Te quiero mía.

Su mano acarició de pronto ligeramente mi zona íntima y gemí, provocándole una sonrisa.

—¿Y vos no tenés ganas? —Preguntó sonriendo.

—Muchas. —Dije antes de sentir sus labios en los míos.

Llevé mis manos a su camisa ya alcé hasta sacarla.
Miré su torso desnudo y llevé mis manos a su piel suave para comenzar a acariciarla.

Mateo puso su mano sobre la mía que viajaba inquieta desde su pecho hasta su abdomen. Sonreí al ver la erección atrapada en su pantalón.

Alcé mi mirada a sus ojos y llevé mi mano hasta su erección, por encima de su pantalón para comenzar a acariciarla.

El pecho de Mateo se infló y sonreí al verlo agitado.

Llevó sus labios a mi cuello y comenzó a besarme ahí con desesperación, desconcentrándome.

—Me encantas. —Musitó sobre mi cuello haciéndome estremecer.

Mis manos desabrocharon su pantalón y tiré de él hasta bajarlo a la altura de sus rodillas. Él se separó de mi para terminar de bajarlos junto con su boxer.

Mi feminidad palpitó al ver su miembro erecto, casi gemí de solo pensar que ya estuviera dentro de mi.

Mateo hizo que me recostara en la mesa y abrió mis piernas, dejando mi intimidad expuesta a sus ojos. Puso sus manos en mis piernas para dejarlas así separadas y llevó su boca a mi vagina para comenzar a absorber allí robándome un gemido sonoro.

Sentí su lengua comenzar a jugar inquieta por toda mi zona. Puso un dedo en toda mi entrada mojada y lo introdujo con facilidad gracias a esto.

—Mm.. ah.. —Gemí al sentir que introdujo de pronto un segundo dedo.

Empezó a moverlos con agilidad haciéndome desesperar ante la marea de placer que me llenó.

Movió su lengua sobre mi clítoris mientras me estimulaba.

—T-teo.. ¡Ah! —Grité cuando llegué.

Sentía mis mejillas calientes.

Me senté de nuevo y besé a Mateo, me encantaba como su lengua se movía  en mi boca de forma sucia, bastante lasciva.

Quería hacerle un oral así que traté de bajarme de la mesa, pero sus manos firmes en mis caderas me lo impidieron.

—¿Adónde pensás que vas? —Dijo mientras acariciaba mi cabello, tirándolo para atrás.

—Quiero hacerte un oral. —Dije mordiendo mi labio con una sonrisa.

Mateo re lamió su labio inferior y negó con la cabeza.

—Necesito estar dentro de ti ya.













Escribí esto en la cima de la ciudad.

BUENO BRO. Ofendida con las copias de fics, y ofendidísima con que le hayan bajado dos fics a -labrinth, que decirte._.

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora