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Estaba teniendo una guerra conmigo misma al tratar de mantener los ojos abiertos, necesitaba dormir urgentemente.

—¿No te sentís bien? —Preguntó Alonso, que se encontraba sentado a mi lado.

—Solo tengo mucho sueño. —Le sonreí.

Él acarició suave mi mejilla y me sentí cómoda con ese contacto.

—Decile a la profesora que estás enferma. —Dijo él.

Y con la cara que tengo, normal que se lo crea.

—¿Me acompañas? —Le pedí.

Él accedió y me siguió hasta donde la maestra.

—¿Puedo ir a enfermería? No me siento bien. —Le dije.

Igualmente no estábamos haciendo nada muy relevante.

—Claro. —Accedió.

—Yo la llevo. —Dijo Alonso.

—No se tarde. —Lo señaló la profesora.

Él asintió y ambos salimos del aula.

Cuando llegamos a enfermería la doctora me dio unas pastillas para “mi migraña” las cuales aseguré tomar.

Me acosté en la camilla cuando la enfermera salió y Alonso se sentó a mi lado en la camilla.

—Me gustaría quedarme más, pero la profesora me va a regañar. —Dijo y aunque quiso pararse no lo dejé.

—No te va a regañar, quédate. —Dije.

Él no parecía muy convencido así que hice un mini puchero que lo hizo sonreír.

—Dale, te quedás. —Insistí.

Le abrí un pequeño campo y le pedí que se acostara a mi lado.

Él lo hizo y yo rápidamente pasé mi mano por su torso para abrazarlo.

—Buenas noches. —Jodí cerrando los ojos.

Sonreí internamente cuando sentí que él también me abrazaba.

—Meli..

Abrí los ojos cuando me llamó y lo miré.

Mi corazón se aceleró ante los nervios de verlo acercar su rostro al mío.

Juntó suave y cortamente sus labios a los míos.

Se alejó con una pequeña sonrisa.

—Buenas noches. —Dijo antes de cerrar sus ojos.

¿Ahora yo como dormía?

Miré a la puerta cuando escuché un pequeño ruido provenir desde allí, pero al mirar no había nada.

Solo cerré los ojos tratando de olvidar un momento ese beso para poder dormir un rato.

(...)

Dormí solo una hora porque la enfermera volvió y nos vio durmiendo juntos y abrazados.

Obviamente se molestó y nos sacó.

Tuve que ir además a decirle a la profesora de español que le había pedido a Alonso que se quedara conmigo.

Lo bueno es que ahora realmente me sentía mejor.

El problema eran las miles de preguntas que tenía en mi cabeza, en donde la principal era: ¿qué significó ese beso para él?

¿Qué significó para mi?

Ahora nos encontrábamos en la tercera hora de la jornada y yo, como es costumbre de los profesores, estaba repartiendo los libros a los chicos y dando una breve explicación de lo que había que hacer.

Por suerte, esta vez no tuve ningún problema con Lorenzo o las chicas.

Me puse un poco nerviosa al ver a Mateo, él tenía la mirada en la ventana aunque yo estuviera parada a su lado.

¿Está molesto?

—Mirá. —Quise hacerme notar un poco más y puse con algo de fuerza el libro en su mesa.

Me arrepentí cuando sonó muy duro. Él me miró mal y volvió la vista a la ventana.

—Tengo que explicarte algo. —Dije de mal humor, tenía que seguir repartiendo ésto.

—¿Qué? ¿La razón por la que te besabas con el otro en enfermería? —Dijo causando que abra mucho los ojos.

¿Vio eso?

Claramente yo me refería a lo del libro, no a eso.

—Yo te iba a..

—Chicos. —El profesor me interrumpió, provocando que todos lo miremos.

Mis ojos se desviaron a la chica que había a su lado.

Fruncí el ceño.

¿Chica nueva a finales de año?




Holass<3

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora