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Melisa

No se si fue un sentir dado por los dioses, pero en la montaña rusa, empecé a sentir que era el momento, tenía que decírselo sí o sí.

Sentía que me iba a morir de los nervios de solo saber que se lo iba a decir. Pero yo quería expresarme con él.

Aunque él no fuera a decirlo, yo necesitaba que él supiera firmemente lo que yo sentía por él.

Se lo dije en la punta de la montaña, porque si no se lo decía ahí, no iba a poder decírselo luego.

Mateo se puso inmediatamente pálido  y fue justo cuando bajamos en la montaña rusa.

No quise esperar una respuesta, si él me iba a decir algo, me lo diría después, y si no me lo iba a decir.. estaría bien entonces.

Alcé mis manos y grité con una sonrisa.
La gente también se le escuchaba gritar, algunos eufóricos y otros con miedo.

Me reí antes de mirar a Mateo, y ahí me preocupé.

—Teo. —Dije y él hizo una seña con su mano.

—Tengo muchas náuseas. —Dijo en un tono bajo pero lo escuché.

El juego acabó rápidamente, y yo me bajé con un Mateo pálido casi verde.

Cinco segundos después se encontraba vomitando entre las matas.

No creí que enserio le diera tanto miedo. De haberlo sabido no lo habría presionado para que se subiera.

Compré una botella de agua para que se enjuagara la boca, y unos dulces para que se le quitaran las náuseas.

—¿Mejor? —Pregunté.

Estábamos sentados en una banca.

—Si, sí. Perdón por arruinar la salida.. —Dijo Mateo con pena.

—No pasa nada, la disfruté mucho. —Dije antes de besar su mejilla.

Mateo llevó una mano a mi pierna y la acarició suavemente antes de darme un pequeño beso también.

Simplemente nos quedamos allí esperando a que a Mateo se le pasara el mareo completamente, mientras yo tenía mi cabeza apoyada en su hombro.

Algún día estará listo para decir que me ama. Habría sido un sueño que lo dijera, y sin dudas es un poco decepcionante que no lo haya dicho, pero simplemente puedo entenderlo.

Él no es muy dado a los sentimientos, pero como dije antes, me siento amada pero por él y eso es suficiente.

Por algo está aquí, ¿no?

—Melisa. —Me llamó él.

Yo lo miré a los ojos. Él solo me miraba, parecía querer hablar pero simplemente permanecía en silencio.

—No te presionés a decirlo. —Dije al entender la situación. —Hacelo cuando te nazca. —Sonreí suavemente.

Él bajó su mirada.






Odio el colegio.

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora