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—¿No te vas aún? —Pregunté pasando el canal.

Mateo estaba acostado en mi cama aún, habíamos pasado el día viendo películas y hablando de boludeces. Se sentía bonito estar con él así.

Lo irónico era que ésta vez no había tratado de forzado nada con él, simplemente todo se había dado así y me gustaba que todo fluyera con naturalidad. Quizá fue lo que debí haber hecho desde un principio, aunque estoy segura que si nunca le hubiera hablado a Mateo, él tampoco me habría hablado a mi.

Quizá si no le hubiera hablado ese día tampoco estaríamos hoy aquí.

Fuese lo que fuese, el destino parecía tener preparadas cosas, podría ser que realmente no debamos ser o estar, o quizá sí y aún no lo sabemos, pero iba a dejar de forzar las cosas.

—¿Te molesta si me quedo hasta tarde? —Dijo Mateo.

—No, no me molesta, pero.. bueno, me causa intriga saber por qué. —Dije haciendo una mini sonrisa.

Y era verdad. ¿Por qué quería quedarse acá, más bien, por qué no quería ir a casa?

—No me malinterpretes, no es porque crea que querés estar conmigo. Pero me causa un poco de curiosidad saber por qué insistís en no ir a casa. —Aclaré mientras sentía un poco de desilusión dentro de mi.

Porque por más claro que lo tuviera, desearía que sí fuera esa la razón.

—Bueno, no quiero ver a papá. —Dijo Mateo y lo observé esperando a que continuara, pero no dijo nada más.

—¿Es muy feo? —Pregunté pero el negó con la cabeza riendo sin emitir ningún sonido.

Sonreí, me gustaba verlo sonreír.

—Me gusta estar con vos, solo que.. no de la manera..

—En la que yo quisiera. —Terminé por él. —No hay problema, Mateo. Ya te disculpaste por haber dicho que sí, ¿y por tus sentimientos? no te tenés que disculpar por eso, ya te lo dije.

—No me iba a disculpar, solo que.. me gustaría que fuéramos amigos. —Dijo él, tomándome por sorpresa.

Sentí el calor invadir mis mejillas y a la vez como mis ojos se mojaban un poco. Mateo hizo una pequeña "o" con su boca mientras me miraba atento.

—¿Q-qué pasa? —Preguntó Mateo nervioso.

Bueno, yo tampoco lo sabía muy bien. Quizá porque no quería ser su amiga, pero a la misma vez me conmocionaba pensar que Mateo Palacios, un chico frío que usaba un iceberg de respaldo, me estuviera pidiendo tan siquiera que fuera su amiga.

Quizá porque sentía que debía alejarme de él pero a la vez, quería estar lo más cerca posible. Y esa cercanía iba a ser la que el me permitiera.

—No sé que me pasó. —Dije mientras limpiaba mis ojos húmedos. —Sí, supongo que sí.

Él me ofreció una sonrisa, pero pude notar sus ojitos tristes.







De regreso. Disculpen no actualizar tan seguido aquí, aveces me falta la inspiración.

¿Algo qué quieran decir respecto a la novela?<3

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora