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—Meli.

La voz de Mateo fue la que hizo que levantara mi cabeza.

Limpié mis lágrimas inmediatamente y lo miré.

Estaba preocupado, lo podía ver.

—¿Te sientes muy mal? —Preguntó Mateo antes de sentarse a mi lado.

Negué con la cabeza.

—Solo me puse un poquito triste. —Dije y él me miró fijamente, sin ninguna expresión.

—¿Te peleaste con tus amigos? —Preguntó y sentí mis ojos volverse a mojar.

—Sí, pero no me importa. —Dije a lo que él sonrió negando con la cabeza.

—Si no te importara no estarías llorando. —Dijo Mateo antes de abrazarme.

Yo dejé que sus brazos fueron mi lugar de refugio mientras volvía a dejar salir mis lágrimas con libertad.

—Solo te necesito a vos. —Dije abrazándolo también.

Sentí como dejaba suavemente un beso en mi cabeza.

Me alejé de su calor solo para mirarlo.

—Vos no te vas a alejar de mi, ¿no? —Dije mirándolo.

—Claro que no, no pensés en eso. —Dijo y yo asentí antes de poner mis manos en sus mejillas. —¿Te duele?

Tenía algunos rasguños en su mejilla inflamada y un pequeño corte en su labio.

Se veía que habían peleado fuerte.

—No. —Dijo y se acercó dejando un pequeño beso en mis labios.

El timbre sonó justo en ese momento, anunciando la salida.

—Vamos a mi casa yo te curo. —Dije y el asintió.

—Tendré que dejar las flores para después. —Dijo Mateo.

—¿Y mi regalo para cuando? —Pregunté.

—Eh, eh. Es confidencial. —Dijo haciéndome reír. —Reíte que igual no vas a saber que es.

—¡Ay, Mateo! No me gustan las sorpresas. —Me quejé.

Mateo y yo agarramos nuestras mochilas antes de salir, y obviamente de habernos despedido de Camilo.

Íbamos caminando en silencio y yo ya empezaba a acostumbrarme a eso.

Me había adaptado completamente a la persona que era Mateo, aunque sinceramente, cada vez me daba cuenta que aún lo estaba conociendo.

—Mateo, ahora si me podés decir porque peleaste con Lorenzo. —Dije h él bufó.

¿Por qué le disgustaba tanto esa conversación?

—Solo me provocó, caí en su trampa. —Dijo Mateo bufando.

—¿Qué hizo? —Pregunté curiosa.

—Nada, una boludés. —Le restó importancia. —Dejemos el tema ahí. Yo sinceramente quisiera verte más contenta y me pone mal que estés tristes por esos giles, pero no te puedo negar que estoy feliz que te hayas alejado de ellos.

Lo entendía, sabía su punto de vista, pero definitivamente me dolía lo de mis amigos.

Aun así, me ponía más que feliz tener a Mateo conmigo.

Mis pasos frenaron de inmediato al ver ese auto fuera de casa.

Mi papá estaba aquí, y no sabía de la existencia de mi novio.








Ya me voy a dormir porque estoy re cansada.

Las amooo❤️

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora