Cold [✓]

30

Hoy era el picnic así que me había preparado. Me puse un conjunto deportivo para estar más cómoda al aire libre.

—¿Cómo me veo, ma'? —Pregunté. 

—Siempre te ves hermosa, pero hoy más. —Me hizo un guiño antes de mandarme un beso.

Reí antes de depositar un besito en su mejilla. Mi mamá era una ternura cuando se lo proponía.

—¿Segura que te sentís bien estando con ese chico? —Preguntó mi mamá mirándome preocupada. —No está mal alejarse de las personas si no te sentís bien con ellas. No tenés que forzarte a eso.

La otra vez le conté a mi mamá lo que había pasado con Mateo, al principio se sintió muy mal por mi, porque le conté lo mal que me sentí con lo que me dijo Mateo antes, más que todo de su indiferencia.

Pero bueno, yo empezaba a verlo distinto, realmente fueron las consecuencias de haber hecho todo mal. Hoy tenía la oportunidad de hacerlas bien y no la iba a desaprovechar.

—No, ma'. Mateo y yo comenzamos a llevarnos bien ahora. No me siento mal ni incómoda con él. —Dije y ella asintió.

El timbre sonó anunciando que mis amigos se encontraban ahí.

—Me voy ya. —Dije con una sonrisa.

—Bueno, cuidate. —Me advirtió con la mirada.

Asentí y corrí a la puerta.

—Hola. —Dije con una sonrisa.

Camilo y Mateo también sonreían.

—Hola. —Dijeron ambos al unísono robándome una risa. 

—Te ves hermosa. —Dijo Camilo. 

Mateo formó una sonrisa pequeña y ya, no se por qué eso me causó desilusión. O bueno, claro que lo sabía.

Salí de la casa y tomé el autobús con ellos para ir. Habían tres puestos vacíos así que nos íbamos a sentar cada uno en uno, pero a la hora de yo sentarme alguien me tomó la delantera.

—Oh, sentate aquí. —Dijo Camilo levantándose.

—No es nada, Cami. —Dije negando con la cabeza.

—¿Te cargo entonces? —Preguntó él.

—Ey, no es para tanto que vaya parada. —Dijo Mateo ganándose una mala mirada de Camilo. —Bueno.. quiero decir, no tiene que ir en tus piernas. —Dijo Mateo mirándolo fijamente.

Camilo carcajeó y asintió. Mateo rodó los ojos y se levantó de su puesto.

—Sentate ahí. —Dijo Mateo levantándose.

—No es neces.. —No continué porque el me presionó con la mirada.

Al final terminamos llegando bien al lugar donde íbamos a hacer el picnic. 

Ninguno de mis amigos había ido y habían preferido organizar una fiesta para la noche. Éramos como quince personas más o menos y así estaba bien.

—Oh, Dios. —Dijo Camilo desviándose a mirar a una rubia hermosa que cruzaba por nuestro lado.

—¡Ey! —Llamé a la chica para que me mirara. —¿Me darías tu número para mi amigo?

Ella formó una sonrisa y con las mejillas un poco rojas me lo pasó.

—¿Cómo eres tan poco tímida? —Preguntó Camilo sonriente.

—No sé, es un don divino. —Alardeé en broma.

Camilo se fue a sentar y aunque lo iba a seguir una mano sujetando mi muñeca. Giré a mirar a Mateo.

—¿Qué pasa? —Pregunté mirándolo.

Él me miraba fijo, algo perdido.

Creí que iba a permanecer en silencio, pero habló.

—También me parece que te ves hermosa.

Me demoré una eternidad pero bueno.

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