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—Metete al baño un momento, yo bajo por el desayuno. —Dije y Mateo asintió.

Bajé las escaleras y vi a mi mamá en el sofá. ¿Cómo podía quedarse despierta tan temprano? Yo creía que cuando papá y yo nos íbamos ella se volvía a dormir.

—Melisa. —Dijo mi mamá al verme.

—Uh, ma. No me sentía nada bien para ir al colegio. —Dije y ella alzó ambas cejas.

—¿Y qué te tiene así si se puede saber? —Preguntó mi mamá. 

Si, era extraño porque siempre estaba de buen humor yo, incluso en las mañanas.

—No sé, tengo que contarte algo sobre "mi novio", pero no quiero ahora. —Dije haciendo una mueca y ella asintió.

—Te entiendo igual, amor. Pero no te dejés afectar tanto por eso, sino mirá los resultados, no podés estar faltando al colegio. —Dijo ella y asentí antes de besar su mejilla.

—Igual nunca falto y vos lo sabés. —Dije y me fui a la cocina.

Saqué algunas tostadas y les eché mermelada, puse cuatro en un plato y también agarré dos manzanas.

—¿Hambre? —Dijo mi mamá entrando a la cocina. —Te vas a poner gorda.

—Ay, ¿y qué importa? —Me quejé sacando un vaso de chocolate y uno de leche.

—¿Leche y chocolate? —Preguntó mi mamá confundida.

—No me decido. —Sonreí y puse todo en una bandeja.

Antes de que preguntara algo me fui corriendo arriba con la bandeja, poniendo cuidado de que no se me fuera a caer nada. 

Me fui corriendo hasta mi cuarto y cuando entré vi a Mateo en la cama relajado.

—Eh, te dije que fueras al baño. —Dije y Mateo solo sonrió timidamente.

—Me dio paja, igual mirá que nadie vino. —Dijo y rodé los ojos.

Luego de ponerle candado a la puerta caminé con la bandeja hasta la cama.

—A ver, teito. ¿Tenés hambre? —Pregunté y el trató de ocultar una sonrisa que asomaba entre sus labios. 

—Me gusta la mermelada. —Dijo Mateo.

—¿Te gusta la leche o el chocolate? —Pregunté.

—Ambos. —Dijo y reí.

—Pero, ¿cuál vas a tomar? —Dije.

—Los dos. —Dijo Mateo y negué con la cabeza.

—Uno es para mi. —Dije mirándolo.

—Bueno, dame la leche. —Dijo y en seguida le pasé el vaso con leche.

Comencé a comer las tostadas junto con él.

Ayer me sentía terriblemente mal a causa de Mateo, ¿cómo puede ser que la solución a mis problemas sea la misma persona que los ocasiona?

Porque estar con Mateo me hacía sentir demasiado bien. Era como estar parada en el extremo de un gran cañón, disfrutando del aire fresco y de un gran paisaje, queriendo dar un paso para tocar al cielo, pero saber que es imposible porque solo terminaría cayendo.

Así se sentía estar con él.

Tomé el vaso de chocolate dispuesta a tomar un poco y fruncí un poco el ceño al ver que estaba vacío.

—¡Mateo!







Dejo acá gg<3

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora