66

5K 429 101
                                    

El primer día fue normal que no hubiera ido al colegio, el segundo una casualidad, el tercero fue una alarma, el cuarto una advertencia, y el viernes finalmente fue un anuncio.

Era obvio lo que había pasado. Mateo se había dado cuenta de lo que sucedía con su tía, y aunque me daba algo de temor verle destruido, quería ir a verlo porque él me necesitaba.

Bueno, él necesita a alguien y yo estoy para él.

Así que sin tratar de convencerme de nada más, fui directo a su casa para hablar con él. Aunque más que hablar solo quería abrazarlo y decirle que todo iba a estar bien.

Cuando estuve en su puerta consideré la idea de que no me abriera.
¿Qué haría entonces si no lo hace?
Llamarlo no sería una opción porque no ha contestado ninguna de mis llamadas, ni siquiera a Camilo.

Suspiré esperando que ese no fuera el caso y toqué la puerta, nerviosa.

No sé si era porque estaba ansiosa, pero el tiempo se me hacía endemoniadamente eterno.

Toqué una vez más con miedo a verme muy insistente, aunque probablemente luego me vería así, yo necesitaba a Mateo.

Escuché algo del otro lado de la puerta y una luz de esperanza apareció en mi corazón.

—Teo. —Hablé en voz alta por inercia. —Abrime, necesito verte. —Dije desesperada.

Me sorprendí cuando la puerta se abrió, puesto que pensé que él me ignoraría completamente.

Mi corazón dolió en mi pecho al verlo ahí, sus ojos estaban rojos, al igual que alrededor de estos, como si hubiera fregado con mucha fuerza ésta zona; sus labios estaban más rojizos e hinchados, había estado llorando.

—Mi amor.. —Dije y vi su labio inferior temblar.

Mateo negó con la cabeza mientras cerraba sus ojos liberando una lágrima que viajó lentamente por su mejilla.

Yo no dudé en entrar y cerrar la puerta detrás de mi, para luego entonces abrazarlo por la cintura con fuerza.

Mateo no me abrazó, pero sentía su torso agitado, sabía que él estaba llorando en silencio y sabía que él necesitaba este abrazo.

—Te necesito.. —Suspiró y por fin me abrazó.

—Ya estoy aquí. —Dije y me alejé un poco de él para mirarle.

Me dirigí con él al sofá y nos sentamos lentamente, a lo que yo puse mi mano en su pierna para darle un suave apretón.

—No llorés más. —Dije casi por inercia.

Fue por dolor en realidad, porque me partía el alma verlo así.

Él negó antes de apoyar sus codos en sus piernas y hundir su rostro en sus manos, ahogando allí sus sollozos.

—Meli, la quiero a mi tía conmigo, no quiero que esté mas lejos, no quiero que se muera.. —Dijo desahogándose de pronto.

—No digás eso, Mateo. —Dije rápidamente, angustiada. —Ya se va a mejorar, aún hay esperanza.. —Acaricié su espalda.

Suspiré, quería que se sintiera mejor aunque a mi también me preocupara el estado de su tía.

Sentí su cuerpo tensarse un poco y luego como calmaba su respiración.

Él levantó su rostro para mirarme con el ceño fruncido.

—¿Vos sabías que está enferma?






Como están?

Cold [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora