No, quiero tarde de chicas.

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Capitulo 108

No, quiero tarde de chicas.

Ese día salimos temprano para Segovia, mi mujer amaba su acueducto y laberínticas calles, disfrutamos de un fantástico día en familia y mis pequeños estaban impresionados por todo, finalizamos en el Castillo de alcázar y si bien tienen y vieron el de Chapultepec este les resultaba fascinante.
Majo estaba hermosa y disfrutaba con sus hijos, se le tuvo que apagar el teléfono porque le explotaba y lo dejó en el coche, no le consulté, pero asumí que era su madre. Me encantaba verlos así, los tres iban delante y de la mano de su madre, la besaban o pedían upa por momentos.  Eso no significa que esto no me generara angustia, volver a Madrid lo hacía. Habían pasado días, y todos tenían la llamada de mi suegra a casa para hablar conmigo y saber cómo me sentía o si tal vez necesitaba algo, no respondía  ninguna, hablar con ella y su voz me provocaba malestar. Yo sabía que a Majo le afectaba pero me entendía. Los que no entendían eran mis hijos que no sabía porque su mami no iba a estar con su abuela que era "tan linda y buena"...

Al regresar con Maria Jose  y los niños, ellos se iban acomodando en casa, hasta subir a sus habitaciones, no se podían acostumbrar a dormir solos, por ende arrastramos la cama de Maria a la de Bruno y ahí estaban ambos. Nosotras aprovechamos para besarnos cada instante solas, pediríamos algo ligero, dormiremos a los niños y haríamos el amor en la tina.  Los besos se hacían más complicados y yo solo miraba a la escalera y ella movía su cuello por si venían. La noche de anoche había sido caótica, los niños al no adaptarse con el clima y el horario, se levantaban y se metían en nuestra cama. La intimidad como pareja se complicaba.

- esperemos hasta la noche - me besaba lento contra una de las paredes del living

- Me provoca mucho ahora mismo - la arrincone sobre el sillón y le subí su falda y desabotoné una poco mi camisa junto con mi pantalón

- Mi amor no voy a aguantarme calmada

Colocamos las mantas del sofá sobre nosotras y me movía lento, pero mirábamos para todos lados, estábamos nerviosas.

- no nos concentramos

- Tiene razón Majo, iré a pedir la comida - pero no salía de dentro de mi y seguimos un poquito sin que nada nos importe, pero en ese instante me asuste...

La Puerta de casa se abrió y nos quedamos heladas. Era Norma, mi humor cambió completamente, salí de sobre mi mujer...

- ¿perdón interrumpo?  ¿llegaron o siguen de paso?- no podía ver más que el centro de la sala...

- Ya regresamos Ma, ahora vamos, No, está bien, no interrumpes nada - María se arreglaba y no le decía nada

- ¿Qué hace aquí? - La enfrente con curiosidad 

- Vine a ver a los niños hoy no los llevaron...

-  Claro pero ¿Cómo entro? - seguia mirandola seria pero con curiosidad

- ¿Como que como entre? Tengo las llaves...

- Permítame por favor - estire mi mano y Maria Jose se puso muy nerviosa junto a mi y no dijo absolutamente nada.

- ¿Que? Pero - miró a su hija y Maria solo cerro sus ojos.

- Mamá, mi mujer te está pidiendo las llaves, ¡por favor!

- Pero siempre la he tenido, me encargo de la casa, su mantenimiento.

- No vivíamos acá, ahora es diferente. Entienda que no puede entrar así, somo un matrimonio, queremos nuestra intimidad - 

- Disculpen no quise interrumpir, pero yo cuide esta casa...

- Es mi casa, no quiero que tenga las llaves y entré así como si nada...

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora