Al demonio todo.

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Capítulo 29

Al demonio todo.

Esa noche ella abrió luego que golpeé la puerta, no volví a entrar más por mi cuenta para respetarla. Se olía en el aire una rica carne sazonada, la salude y  note que había llorado, volví a sentirme culpable, me dijo que los niños jugaban arriba así que fui con ellos. Les había traído juguetes a ambos y los mime lo más que pude. Corregimos su tarea, la habían visto con Pau, pero Mar amaba que la mirara, ella se sentía orgullosa y le gustaba que la adulara. Bruno en cambio me enseñaba sus tomas de karate y se tiraba sobre mi. Cuando los iba a extrañar, había tomado una decisión, no quería irme pero era lo mejor.

Cuando baje las escaleras noté que seguía llorando y se limpiaba las lágrimas con el repasador, disimulaba  hasta que no lo hizo más y dejó que sus lágrimas se derramaran. Me senté en el desayunador y ella estaba de espaldas, la notaba muy abrigada, tal vez tenia frio o simplemente habia bajado su presion.

- Pau, disculpa pero ¿Quieres que me vaya?

- No, está bien.

- No deberías llorar, los niños preguntarán.

- Los niños ya se acostumbraron.

- ¿A verte mal?

- No Majo, a que la gente puede tener días feo.

Ella me había dicho que tenía días tristes pero pensé que los niños no la veían mal. Seguía sentada ahí muy incómoda, quería abrazarla y besarla.

En la mesa colocó sólo tres platos. Ella los fue a buscar y cenamos nosotros, mis pequeños no notaron o simplemente obviaron que su mamá no estaba.

- Majo ¿Sabes porque mi mamá tiene un dia triste?

- No mi cielo, ahora le voy a consultar si necesitas.

- Eso es descortés  Bruno, uno está triste por algo, si quisiera mamá nos contaría ¿O no Majo?- mi nena era hermosa, de igual modo apenas si cene, quería hablar con ella.

Cuando se comenzaron a frotar sus ojitos me los lleve a dormir y ella por fin salió.

- ¿Nos lees mamita?

- Mi chiquito, mañana hay escuela, vamos a dormir ¿Si?

Bajo la luz, los besamos y nos acostamos con ellos. De a poco se fueron durmiendo con una hermosa nana. Yo abrazada a Mar y ella estaba con Bruno. Nos levantamos despacio y ella los miro dormir. Me tomo mi mano  una vez afuera y mirándome fijo. 

- Tienes un momento - se veia tan fragil, le acariciaba su cara con mi mano libre.

- ¿Para ti? Toda la vida -

Me abrazo muy fuerte y nos fuimos besándonos hasta entrar a su habitación. No se cuando paso pero me desnudó y  nos metimos en la ducha, pensé que me haría el amor pero no, comencé a ponerme incómoda ¿Porque no me dejaba tocarla? ¿Tan agotada estaba? Me cubrió de jabón y me pasó la esponja por todo el cuerpo, a decir verdad esto me dejaba relajada. Sentía el jabón correr el cuerpo y ella acariciándome.

- Hola mi amor - me tomaba de la cara besándome, la lluvia apenas nos dejaba ver.

- Hola hermosa, ¿Qué pasa?

- Quiero disfrutarte antes que te vayas. Creo que es mejor intentarlo antes de no saber si se podrá.

- No quiero que nos quedemos con la duda.

- ¡No, por favor!

Salimos de la ducha a medio secar, a medida que la besaba la recosté en la cama delicadamente, fui dándole placer y ella tiritaba, le encantaba como se lo hacía, mis labios y su cuerpo eran perfectos.

- ¿Te gusta mi cielo?

- Ajam - no podía hablar, solo gemía.

Fui subiendo por su abdomen hasta sus labios y ella apoyó mi espalda en la cama.

-Me toca a mi, mi amor. - Notaba algo familiar en su voz.

Ella comenzó a estimularme, me  giro y me recorría la lengua por todo el cuerpo, yo arañaba las almohadas al punto de ponerme una en la boca para no gritar.

- No me importará más lo que diga mi mente, solo seguiré mi corazón.

- ¿Y tu familia?

- Al demonio todo. 

Me masturbaba  y me dejaba muda, quería algo más y no sabía cómo decirle. Esta mujer me hacía sentir cosas que nadie más pudo. Con ella comenzó todo, éramos unas jóvenes que comenzaban a vivir y cada una quería pasar la vida con la otra. Su lengua  me hacía tiritar, y simplemente se lo pedí.

- Quiero que me cogas Pau, por favor - o realmente le rogué.

- Mi amor, no tengo ... espera.

Movió su mano hacia el susodicho cajón que había observado una noche atrás y del alhajero sacó una pequeña llave, dio una vuelta y de ahí sacó una maravilla, un dildo con velocidades, pero a estas alturas podría funcionar. No medía más de 10 cm.

- Si si es chiquito, conozco tus gustos- vaya si lo conocía, si todo lo conocimos juntas.

- ¿Y esta belleza?

- Mis noches de soledad.

- ¿Fueron muchas?

- ¿Como las tuyas? - preferí no acotar y ella comenzó a besarme de nuevo.

No era lo mismo, me gustaba sentir sus pechos en mi espalda o con los míos, sabía que tampoco estaba gozando como yo pero me encantaba, me masturbaba y me dejé hacer, era de esperarse, no volví a tener sexo así, duré muy poco  luego que me penetro.

- ¡Que veloz mi chica!

- No, para nada.

Me di  vuelta, la vi de nuevo desnuda y la subí sobre mi, estaba lista. Todo volvió a comenzar.

- Me encantas - se lo dije penetrandola duramente - Te necesitaba, te extrañe tanto. 

- No quiero que te vayas, quédate conmigo  - no se si lo decía porque iba a irme a Madrid o esta noche.

Fue tan dulce, pensé que iba a decirme que me amaba, que comencemos de nuevo, estaba abrazada a mi cuerpo y aún seguía sobre mí. Terminamos juntas mirándonos a los ojos. Nos besabamos lento y con todo el amor transmitiendose por nuestros labios.

Agotadas y transpiradas Paulina subió el aire acondicionado,nos disfrutamos y yo acomodaba su pelo.

- No quiero traerte conflictos con tu mamá.

- No va a pasar nada, ella es mi madre y no tiene derecho a meterse en mi vida. Cuando más la necesité no estuvo, por ende no es justo que se meta.

- Julián me contó.

- ¿Como me echó de mi casa? Si. Primero por ser tu novia, luego por entender tu condición y explicarle que sería madre de un hijo tuyo.

- Lo sé, perdón.

- Quédate tranquila, es una excelente abuela, mejor de lo que fue de madre. Pero Majo, vamos lento ¿Si?

- Lo que desees pero piénsalo ¿Si? No quiero obligarte a nada.

- Jamás hermosa. No quiero que tú creas que yo hago esto para que no vuelvas a Madrid, tienes trabajo y lo entiendo. Disfrutemos mientras dure, Pero hoy por favor quédate. Te necesito - Me beso dulcemente, ambas nos cambiamos y destrabamos la puerta por si los niños nos necesitaban. Se acurruco y me dio un tierno beso mirándome a los ojos.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora