Ya sabemos que puede ser

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Capitulo 118

Ya sabemos que puede ser

Mis hijos jugaban felices, Mar no dejaba su auto, recorrió todo el jardín sobre el y estaba segura que seguiría hasta que no le quedará batería, Bruno la estuvo persiguiendo y muchas veces jugó el suyo, era negro estilo Ferrari.

Le pedí mi madre una píldora para Pau, sin embargo me negó, iría ella y le llevaría un te

- Hija, no quiero entrometerme pero Pau está muy rara, ¿Está embarazada?

- Mamá, yo

- Hija por dios, están juntas, tienen dos hijos y se van a casar, no me asusto por eso

- No se mamá, queremos otro hijo, nos dejamos de cuidar para ello pero no volvimos hablar de la posibilidad, aunque no te niego, quiero un bebé, me perdí todo el embarazo, el ver a mis hijos crecer, me gustaría tenerlo de nuevo.

- Deberían hablarlo mi amor, iré a verla, quedate tranquila...

Ella me beso la frente y volví con mis hijos, hablé un poco con mi padre. Le explique el estilo de bufete que estaba armando en México y el me dijo que apenas mi madre tuviera el alta el viajaría para revisarlo ¿A él le importaba la salud de mi madre? jamás lo retuvo para nada...

Vi volver a mi madre y decidí ir hasta donde estaba mi Pau.

- ¿Cómo te sientes amor ?

- Un poco mejor, el té me hizo sentir mejor, aunque ¿puedes conseguirme la pastilla? seguro así se me quita el dolor de cabeza

- Amor no sé si sea lo correcto, debo preguntarte, ¿Hay alguna posibilidad de que estés embarazada? - Paulina cerró los ojos

- ¿posibilidad? Si mi amor miles, no nos cuidamos desde México ¿recuerdas? Pero aún así,No lo sé María José, no se - Ella comenzó a llorar, la abrace al instante - sabes que deje de cuidarme desde antes de separarnos... No me he cuidado desde aquella vez que lo hicimos, la primera desde que volviste, sentí que ni hacía falta hacerlo más

- Amor, yo -

- Tu tampoco, lo sé, pero sabes, con el estrés que tuve y todos los cambios, no es posible, seguro solo es un desequilibrio hormonal

- Si, seguro - Pasamos un rato más en la cama, hasta que mis niños llegaron, Pau por fin pudo levantarse de la cama, apenas si comió algo, vio jugar a los niños y tratamos de pasar el último día en Madrid y en familia.

Nos arreglamos pues debíamos irnos a la casa, nuestro avión partía el 26 a la noche, no volvimos a hablar del tema, Paulina estaba tranquila, sin embargo podía percibir con más claridad los signos del embarazo en ella.

Llegamos a casa para organizar todo, Habíamos planeado dejar ropa, juguetes, cosas de valor en nuestra casa de Florida, contratamos una empresa que lo haría más sencillo, al igual que en México, había una mudanza esperandonos. Si bien Virginia nos diagramo todo, la empresa de mudanza dejó listo todo salvo los juguetes de los niños y nuestros papeles de importancia, el resto ya estaba todo organizado en nuestro nuevo hogar. Cuando estuvo listo, descubrí a Paulina devorando una rebanada cuantiosa de pastel de chocolate.

- ¿Paulina qué haces!?

- ¿Que? - la boca estaba llena - aquí estoy comiendo, no cenamos

- Mi cielo, necesito que duermas y descanses para mañana, estás mal del estómago. Deja eso - intente sacarle el plato y casi me asesinó con una cuchara.

- ¡No! Yo quiero, déjame en paz

Apoyo el plato en la mesa y me miraba fijo mientras comía.

- Pau, eso te hará mal

- No es el estómago...

- ¿Qué es?

- Ya sabemos que puede ser

- No Pau, yo no sé qué puede ser, ¿me lo explicas? ¿Cuánta posibilidad existe?

- Es alta.

- ¿Cuán alta? ¿Hace cuánto no te viene?

- Casi dos meses - me tape la boca, ¡eso era suficiente!

- Este sería...

- el tercer mes completo que no me viene.

No aguante y la abrace, la besaba y sabía a chocolate.

- No quiero ilusionarte Majo, esperemos a llegar ¿si?

- Ajam, vamos a dormir

Dormimos abrazadas toda la noche, no quería ni molestarla. Era imposible para mi dormir, estaba muy intrigada.
cuando el despertador sonó, estaba feliz, llegar a México iba ser la certeza de esta duda y no podía no tener esperanza. La desperté suavemente pero ella pobrecita, salió disparada al baño. Náuseas matutinas, sonreía y estaba feliz, otro niño en camino.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora