No es la primera vez que Majo te da vuelta la vida con solo sonreír.

576 50 5
                                    


Capítulo 9

No es la primera vez que Majo te da vuelta la vida con solo sonreír.

Salí de su oficina oliendo a ella, perdida con su sonrisa de satisfacción y con un millón de euros en mi bolsa. Que enfadada estaba, no era Justo y me siento humillada ¿acaso cree que no puedo cuidarlos? Esa tarde iría a visitar con Roberta y podría descargar cómo me sentía por esto esto. Luego de las requisas la señora policía me dejó pasar. Ella estaba ahí sentada y radiante hablando con otras presas, yo no podía dejar de sonreírle.

- ¿Cómo estás mi cielo?

- Bien Robert ¿Y tu?

- Vi a María José, se que vio a tus hijos ya. Esta HERMOSA - la miré fijo, eso era otro tema.

- Vengo de verla.

- ¿Y?

- ¿Y? La demente me dio un millón de euros por los años de ausencia - muy bajito le hablaba y ella se carcajeaba.

- Perfecto.

- Roberta yo críe a mis hijos, no es justo, se cree que los cuido mal o no le doy lo que ella cree que deben tener sus hijos.

- No Pau, te lo da porque es lo que corresponde. Ese dinero es suyo, son sus hijos, esos bebés no se hicieron solos y tu y ella deben dejar de pelearse y mirar a sus hijos.

- Estás de su lado.

- ¡No! Estoy del lado de Bruno y María. Necesitan a sus madres. Déjala interactuar con sus hijos y tu descansa, relaja todo lo que puedas.

- Esta muy sensible con los niños.

- Está feliz de que fue madre, aquí viene y no para de hablar y enseñarme fotos. Mira mi amor, no te pido que dejes de odiarla o tener rencor, trata solo de dejarte llevar.

- Esta bien. Pero yo no la odio, solo no entiendo.

- Ahora ve y gasta ese dinero en tus hijos y en ti.

- Para eso me dio una tarjeta.

- No va con medias tintas ¡eh! Pau disfruta, de que te pone feliz tenerla cerca.

- No, no me pone nada. Al contrario me complica la existencia, tenía mi vida planeada y resuelta.

- No es la primera vez que Majo te da vuelta la vida con solo sonreír.-

Hablamos de otras cosas pero yo solo pude pensar en ella, sus ojos, su sonrisa y lo sexy que estaba. Mis hijos estarían en casa, Jesús pasaría por ellos. Cuando abrí la puerta la vi, estaba en la cocina platicando con Mar de espalda a mi y cocinandoles.

- Mamá, Majo, vino mi mamá.

- Mami.

- Hola mis amores, Hola María José.

- Hola paulina, ¿Cómo estás? - me sorprendió pero yo le sonreía como una idiota, me tenía que contener.- Vine con Jesús, quería estar un poco con ellos.

- ¿Que vamos a comer? - me acerque a la cocina y la miraba fijo, había momentos que no quería controlarme.

- Es un pasta con salsa de calamar.

No me había dado cuenta y quedé mirándola como loca, la había visto tan frágil en esta casa y ahora la iluminaba con su presencia.

- Si y luego con majo veremos una película, ¿Podemos mamá?

- Emmm si, está Perfecto - no había escuchado nada y temí que ella se diera cuenta.

Comimos y ellos hablaban de su dia. Majo había ido a comprar con ellos y esos les pareció tan normal. Los niños comieron, luego se bañaron, al parecer María José les había comprado mudas de ropa nueva, tres pares de tenis a cada uno y estaban contentos. Yo la observé y cuando estuvimos solas se lo comenté, ella doblaba la ropa que había llegado de la lavandería eran de los niños y la guardaba como si siempre hubiera estado con nosotros.

- Bruno estuvo distante conmigo - me decía preocupada, lo note por su tono en la voz.

- ¿Como?

- Si, me pregunto si me iba a volver a España ¿Tú le dijiste algo?

- Nada, pero a decir verdad fue el que más te extraño. Me pedía que te llame a toda costa.

- María también me extraño y me lo dijo.

- ¿Como? Momento

- Creo que tomo tu teléfono, envío una foto y en ella me decía que me extrañaba, creí que eras tú.

- ¡Ja! Nunca - en ese instante me miró fijo y seguimos acomodando la habitación. Los niños llegaron y me pidieron quedarse con ella mirando una peli y no lo iba conceder hasta que Bruno me pidió "por favor" y por eso se pudo quedar.

- Aún me queda ropa aquí para acomodar.

- Vamos a ir armando lugar Majo - gritaron los dos extasiados que su amiga se quedaba un poco más para ver una película.

- Está bien hermoso - tome una de las tres bolsas.

- ¿Y esa? - indagaba socarronamente

- Mi ropa no de ellos.

- ¿Tan cuidadosa? Qué es tan secreto que no pueda ver.

- Nada que no hayas visto antes.

- A ver- puse los ojos en blanco y mire hacia los tenis de los niños, sus regalos.

- ¿No me habías dado una tarjeta para eso? ¿Que les voy a decir cuando me pregunten porque les compraste ropa?

- Soy una amiga, es un gesto - se puso incómoda y me clavó los ojos - ¿Acaso tu novio no le compraba ropa?

- No, son mis hijos.

- Creí que te ayudaba.

- Fue mi novio, nada más. No es como si fuera un pa.

- ¡No digas eso! Yo soy su madre y listo - se enfado y siguió doblando ignorandome.

- Está bien - se alteraba con su nombre y ni hablar con la presencia de Carlos.

En el momento del baño Mar se puso feliz y comenzó a jugar con agua y me empapo, Majo me miró fijo y me entregó una toalla. Muchos recuerdos venían a mi, de nuestra juventud.

Mis niños eligieron su película favorita y Bruno se tiró sobre ella, la abrazaba. Sentía que ellos tenían una conexión. Siempre creí que Bruno sabía algo. María se levantó que quería agua y Bruno igual. Nos quedamos solas y el silencio reino en la habitación, me encantaba y me ponía muy roja todo esto. María José finalmente se fue, Mar no quería dejarla ir y Bruno se había dormido sobre ella. Cerré la puerta tras ella y el corazón se me salía, lo que daría por volver el tiempo atrás, besarla, tocarla, pero para lo nuestro ya era muy tarde, desde ahora nuestros hijos eran lo importante. 

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora