¿Nos vamos a quedar aquí?

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Capítulo 33

¿Nos vamos a quedar aquí?

Nuestra relación había avanzado muy rápido aún no éramos nada de forma oficial pero como si lo fuéramos, dormíamos juntas cada noche, después del trabajo llegabamos a casa, alguna traía la cena otras veces la cocinabamos. Para nuestros hijos era normal aunque nosotras no habíamos vuelto a abordar el tema sobre su maternidad estamos a la espera de que Salomón nos dé luz verde.

Entre todos los cambios habíamos decidido darnos un tiempo para reencontrarnos una vez más. Nos propusimos que cada dos semanas, los sábados llevaría a los niños con mi madre mientras nosotras iríamos al cine, cenar o simplemente quedarnos en casa a descansar. Este fin de semana sería el primero, la dejé durmiendo la siesta mientras dejaba a los niños con mi madre, ellos se quedaron felices, les permitía un poco más de cosas que yo. Ella no consultó absolutamente nada, sabía que a Bruno o Maria se les iba a escapar que mamá se queda con Majo, pero es algo que luego lo dialogare con ella si se presenta la ocasión.

Llegué a casa quería ponerme algo lindo para mí mujer, pero ella ya había elegido uno de esos trajes que marcan sus curvas y pude oír el ruido del agua, íbamos a comenzar nuestra noche un poco anticipadas, me desnude entrando con ella y se sobresaltó un poco

- ¿Los niños están bien? ¿Cómodos?

- Claro amor, mi madre te envía saludos - ambas nos reímos antes de besarnos

Había dejado de cuidarme hace unos días, me había excedido de la dosis recomendada, por ello mi ginecóloga me pidió suspender de inmediato. Acordamos que tendríamos cuidado y como los condones nos molestaban a ambas, por un mes completo solo yo podía hacerle el amor. En la ducha solo nos besamos ella me tallaba delicadamente cada parte de mi cuerpo, no sé cuánto tiempo fue pero ella salió de la ducha, estaba segura que podíamos pasar ahí toda la noche. Cuando salí ella estaba lista terminando de maquillarse y sobre la cama había ropa para mi, seguramente revisó el fondo de mi armario, hacía años que no me ponía ese vestido, era rojo acentuaba las caderas que el embarazo me había dejado, además de hacer resaltar un poco mis pechos, pero lo que me sorprendió fue una pequeña caja juntos los zapatos -Para que no me extrañes- tenía escrito, reí bajito, vaya que fue una sorpresa. Era un vibrador portátil con un diminuto control remoto.

- ¡¡Majo!! ¿Qué es esto dulzura? eres traviesa eh, los años no pasan para ti-

- Los años sí, pero las mañas contigo no. - me beso - Es pequeño lo sé, pero nos podemos divertir mira - ella me abrazaba por la cintura - esto es mío - me mostró el pequeño control que bien podía parecer un llavero - ¿Lo probamos? - solo le asentí, me lo quitó de las manos comenzó besando mi espalda bajando lentamente me giro haciendo que me sentará en la cama, volvió a subir y bajar un par de veces más ahora no tenía que contener mis gemidos, estábamos solas me hizo terminar una vez antes de introducirlo con cuidado encendiendolo y de inmediato esa cosa que me hizo estremecer.

- Nos vamos a divertir mucho mi amor - me besó antes de volver a maquillarse.

Fuimos a cenar a un lugar hermoso y de categoría, obviamente atrajimos miradas porque no era normal que dos mujeres hermosas y solas se presentarán. No estamos solas, nos tenemos, pero ellos no alcanzaban a concebir nuestro amor.

Conversamos de todo, parecía que el tema de Roberta iba muy bien, algunas veces ella encendía el vibrador a niveles bajos, trate de disimular y ella solo reía, habíamos terminado ya una botella de vino y ya no podía más, quería llegar a casa para hacerla mía, mis manos estaban sobre su pierna.

- ¿Nos vamos ya mi amor?

- Si Majo si, vamos a casa - Mi celular sonó, era mi hermana quería ignorarla ahora no era momento, mientras miraba fijo a mi chica y acariciaba su pómulo.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora