Por supuesto, te metí en este lío y te sacaré de él

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Capítulo 91

Por supuesto, te metí en este lío y te sacaré de él

La vida sin ellos no valía pena, dos días sin saber cómo se encontraban me tenían muerta en vida, Claudia trataba de mantenerme en pie, me daba ánimos pero nada ayudaba, quería salir corriendo, suplicarle a Paulina que volviéramos, no importaba si debía ponerme de rodillas lo haría sin pensar, cuando Claudia se descuido me encerré en el que por poco tiempo fue la habitación de los gemelos, había mucho de ellos ahí: ropa, juguetes algunos libros pero sobre todo una foto, los cuatro parecíamos muy sonrientes junto a esa una de nosotras jóvenes si no me equivocaba fue en nuestras últimas vacaciones juntas en Grecia, la mayor parte de esa semana la pasamos en la cama, hicimos el amor en cada rincón del barco que alquilamos, en aquella foto posamos abrazadas en año nuevo ella besaba mi mejilla ambas de blanco e imaginábamos cómo sería el día de nuestra boda. Hacía poco nos habíamos comprometido, ella me murmuraba en el oído "Así de hermosa te verás en nuestra boda" palabras que sonaron una y otra vez en mi cabeza y me impidieron contener las lágrimas.

En algún momento me quedé dormida, con lágrimas en los ojos recuerdo vagamente como Clau me llamaba a almorzar, también que después de las 19:00 me desperté sofocada e intente buscar licor, note el sonido de mi celular y haberle enviado un mensaje a Paulina algo ebria y después nada.

- María José más te vale que despiertes o llegaras tarde a tu reunión con tu suegra número dos - desperté de golpe por el incesante ruido de la puerta, en el reloj del buró marcaban las 20ha. de mala gana salí de la habitación donde ella me esperaba lista.

- ¿Iras conmigo? -

- Por supuesto, te metí en este lío y te sacaré de él.

Treinta minutos después estábamos camino a donde Roberta, Conduje con precaución, ¿Que diría? ¿Cómo actuaría? Cuando menos lo esperábamos estábamos ahí, Lidia nos recibió con amabilidad indicando que en el patio estaba la señora junto a las visitas, vaya sorpresa, Virginia, Elena, Diego y Roberta me esperaban.

-Bueno días - Todas las miradas estaban sobre nosotras

- ¿Te atreves a traer a la mujer con la que engañaste a Mi hermana aquí? Eres una descarada María José, ya te decía yo mamá que esto era una mala idea - Elena siempre a la defensiva.

- Permítanme explicarles, Me llamo Claudia soy amiga de María José, todo fue un mal entendido.

Les explicamos a Grandes rasgos, Elena no me quitó jamás la mirada, estaba enojada, entendía el porqué pero algo dentro de mí creía que tenía otros motivos.

- Entonces ustedes no se acuestan, solo son amigas que antes estaban juntas - Virginia trataba de entender.

- Si, Majo y yo antes de ser pareja éramos amigas, estoy aquí por encargo de su madre para ver a los niños y entregarles presentes pero, me enamoré del país. Mi novia tuvo que viajar también y ella esta ahora aqui asi que decidimos quedarnos

- Y ¿qué planeas hacer para arreglar todo esto? Paulina es difícil de convencer. - me miraba fijamente y yo intentaba hilar una respuesta, noté que temblaba

- Tenemos una audiencia en pocos días, ella no quiere saber más de mí pero quiere que esté cerca de los niños, de verdad no sé qué más hacer y - de repente todo se volvió gris.

Cuando desperté todos me rodeaban, estaba en uno de los sillones de jardín de Roberta.

- Te dije que debías comer mujer pero no me tomas enserio, quiero asesinarte-

- ¿Cuántos días llevas sin comer María José? - Roberta parecía preocupada.

- Solo ayer, estoy bien, no pasa nada - Mentí completamente, ni recordaba cuándo fue la última vez que tomé agua. Mis suegras se miraron y negaron, no pararon hasta que me convencieron de comer.

Todo la conversación giró en torno a reunirme con Paulina, incluso Julián envió un par de audios con ideas descabelladas. Luego de la cena nos retiramos, prometí cuidarme, después de todo lo necesitaría para recuperar a mi familia.

Una vez en casa, después de que Claudia se fue con su novia, me encerré en la habitación de los niños con whisky en mano, recordando todos los bellos momentos que pase a su lado, todas y cada una de las veces que hicimos el amor en estos últimos meses, podía sentir el suave tacto de sus dedos, sus uñas clavadas en mi espalda, los gemidos ahogados en mis oídos, no voy a mentir, mi cuerpo reaccionó al instante, la necesitaba tanto pero ahora no estaba más, no volvería a escuchar mi nombre salir como ronroneo de sus labios, las mañanas donde amanecimos desnudas con las piernas enlazadas y procurabamos despertar antes que los niños, todo los recuerdos estabas pero ella, ella jamás volvería.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora