Majo está haciendo el desayuno

616 48 1
                                    


Capítulo 12

Majo está haciendo el desayuno

Me había besado, estaba más que preocupada por esto, no pude ni frenar la situación, ni quería pero debí de decirle algo. Estaba confundida hasta que me percaté que Mar dormía abrazada a María José, Bruno estaba sobre ella y yo no podía dormir, pensaba en ese hermoso beso que me había dado horas antes, apague la tele y me fui a la habitación de mis hijos. Había extrañado tanto sus besos, la había necesitado tanto. Esto debía parar, si bien últimamente estábamos inquieta una con la otra y ella se insinuaba debía pararlo.

A la mañana me despertó Bruno que era hora que alistarse para ir a la escuela.

- Si mi vida vamos.

- Majo está haciendo el desayuno.

- Excelente.

Baje y ella hablaba con Mar mientras la ayudaba con su ropa y daba vuelta una tortilla.

- Nunca desayunamos esto.

- Les encantará.

- ¡No me digas que son tus tortillas! - Majo me sonrío, casualmente siempre después de tener sexo las hacía muy ricas, si como ahora mismo.

Abrí la heladera, serví jugo y algo de leche de almendra y la bese en la comisura de la boca, si, se que debía parar pero la costumbre me llevó a eso me di cuenta que debía ingeniármelas para evitar viajar con ella en el mismo auto y quedarnos solas.

- Puedes llevarlos, debo ir con un proveedor.

- Sisi me encantaría.

- Gracias - evitaría hoy hablar de lo que sucedió.

Mi trabajo fue agotador, María fue por los niños también y yo me arme de valor porque hoy la vería y me preguntaría por lo de anoche Mar me envío una foto con Bruno mirando a su mamá cocinar su almuerzo, sentí la necesidad de estar con ellos. Mande absolutamente todo al demonio y me fui de ahí.

Apenas llegué observé cómo estaba todo en silencio y subí, Majo estaba con ellos haciendo su tarea, se sentó en el suelo leyendo un expediente y ellos en sus bancos de estudio.

- ¡Mamá! Viniste temprano - Bruno se me colgó y María también, Majo estaba extrañada.

- No había mucho trabajo. Pero ustedes deben terminar la tarea, luego pensamos qué hacemos.

- ¿Almorzaste? Ven te doy algo.

- Gracias.

Bajamos juntas y ella no me preguntó nada, pero me volvió a besar en la comisura de la boca, sentía tanto deseo de un beso, pero me debía de controlar.

- Pau, ¿Te quedas con ellos?, Debo ir armar la defensa de Roberta.

- Pero, pensé que querías que pasemos el día los cuatro.

- ¿De verdad? ¿Tu quieres? Yo no quería molestarte.

- Deje todo y vine ¿No?

- Si.

- Pero si debes trabajar.

- Olvídalo, era solo por si te molestaba

- A ellos les haces bien y si lo están yo también.

Nos quedamos en silencio y ninguna hablaba de lo de anoche, está perfecto, no debía decirse nada, la costumbre nos llevó a que ella me besara, me podría pasar a mi.

Por la noche por supuesto tuvimos que dejarla ir, iba a estar muy ocupada con el caso de Roberta y con los niños no insistimos para que se quedara a cenar, mis niños la besaron y salí a despedirla y ahí pasó, pasó lo que esperé tantos años, me tomó de la cara y yo de su cintura y nos besamos apasionadamente, sentí su cuerpo pegado al mío reaccionar y no lo ocultaba, incluso más porque su mano presionaba mi cadera atrayendo más a ella. Tuve suerte de estar en mi casa y que los niños aguardaban por mi, sino no se que pasaría. Abrió sus ojos, me dio besos cortos y me murmuró en el oído hasta mañana, me quedé temblando completamente y la vi girar en la esquina. 

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora