Las costumbres que no cambian.

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Capítulo 4

Las costumbres que no cambian.

"Ya no estás sola" esas palabras junto a la sensación de sus labios sobre mi piel no dejaban de sonar en mi cabeza, hablar con María José me dejó más tranquila sobre todo porque aceptó hacer las cosas lenta, jamás pensé en negarle a mis hijos, sin embargo, ellos son lo más importante para mi.

El resto de la mañana trate de concentrarme en el trabajo fue en vano, decidí tomarme la tarde libre pues en la florería no había más que hacer, le di indicaciones a Elena y me fui al centro comercial más cercano debía encontrar el auto de Mar, pero era imposible, para las 17:30 ya había recorrido más de la mitad de las tiendas de esta parte de la ciudad, se hacía tarde, le compré el más parecido, ya mañana iríamos las dos a buscar otro.

En el edificio todo era silencio, faltaba muy poco para que todos se fueran, solo esperaba que mi padre no se hubiera llevado a los niños, aunque quizá, sólo quizá estuvieran con María José, jugando, ella era increíble con los niños, la ví muchas veces y eso me hizo amarla más.

Camine a la oficina de mi padre, en efecto, la mayor estaba cerrada con las luces apagadas, excepto una que obviamente era la de ella. La escena que llamó la atención, Bruno estaba abrazando libros, Majo me daba la espalda pero tenía a mi niña abrazándola y llorando.

- ¡¿Que sucede aquí?!- Ambas voltearon, mi nena limpio sus ojos y corrió a mi.

- Mami mami mira - me mostró el coche y después me abrazo - Majo lo consiguió, Majo me lo dió - Majo solo nos observaba, Bruno se acercó a ella y la abrazo, note que esos libros eran cómics.

- Que bueno amor, es hermoso.

- Si, es igual al otro- Ella no paraba de llorar, no la había visto así hace mucho, Bruno no se despegó de ella, parecía igual de feliz.

- Bueno niños, es hora de irnos, hoy cenaremos fuera.

- Pero mamá - Ambos me veían con tristeza- No queremos irnos, Majo iba a jugar con nosotros, no queremos dejarla.

- ¿Quién dijo que íbamos a dejarla? Ella viene con nosotros ¿o no Majo? - Ella solo asintió, ayude a los niños arreglar sus cosas mientras ella hacía lo mismo, la esperamos un poco, ella nos dijo que nos seguiría en su auto, no sin antes ayudar a colocarlos en su lugar.

- Paulina - Los niños esperaban dentro, Mar jugaba con su auto y Bruno leía - disculpa que me meta, pero por obvias razones debo preguntar ¿Qué sucede cuando te retrasas como hoy?

- ¿A qué te refieres? -

- La oficina estaba vacía, Ernesto se había ido, ¿qué pasa con los niños si te retrasas?

- Bueno, mi padre se los lleva, si es algo más complicado llamó a Carlos, a mis niños les gusta su espacio, estar en casa.

- No quiero que ese tipo cuide más de mis hijos, cuando pasen estas cosas, yo estaré con ellos a partir de ahora, no niñeras ni extraños ajenos a su familia, siempre estaré para ellos- No dijo más y se fue a su auto, espero a que hiciera lo mismo, conduje a un restaurante italiano, ambas lo conocíamos bien, entramos y nos dieron una mesa en la sección de familia.

- ¿Cómo estuvo la escuela niños?

- Genial, mis notas van mejor

- Si, estuvo bien - Mar parecía triste, no sabía porque - Majo me ayudó con mi tarea, quedó hermosa - Ella los veía con tanto amor, ayudaba a Mar a comer, ella no soltaba el juguete.

- Que Bueno, porque a partir de hoy pasarán mucho tiempo con ella.

- ¿De verdad ?- ambos me vieron y sus ojitos brillaron

- Así es mis amores, ella es una vieja amiga de toda la familia, confío mucho en que los cuidara muy bien - Ella me veía, sabía que todo esto la haría feliz y a mi tambien, terminamos de cenar y el postre fue algo extraño, ellos tres comían lo mismo.

- ¿Mar te gustó mucho tu regalo?

- Si, es mi recuerdo con Majo ahora -

- Y eso que no habías visto todo, ábrelo - Ella la ayudo, mi nena está muy intrigada y ansiosa, cuando lo vio le sonrió de inmediato y la abrazo.

- Gracias Majo, Gracias - puede ver que era una pequeña cadena y una pulsera para bruno- no ayudan a ponerla. Bruno la movía y le quedaba perfecta.

- Algunas costumbres no se pierden.

- Algunas personas si saben apreciarlas - Bruno solo observaba, se hacía tarde y nos fuimos, Majo se despidió de los niños y después de mi, de nuevo esa sensación, una electricidad recorría mi cuerpo, mis niños se reían y hablaban en ese extraño idioma, Salomón me había dicho que era normal en gemelos.

Hoy por primera vez en mucho tiempo me sentí tranquila, mis hijos eran felices, yo me sentía feliz. 

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora