Paulina ¿qué haces aquí amor?

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Paulina ¿qué haces aquí amor?

Pasamos todo el día en el sol y majo intentó protegerse junto a los niños porque si, también heredaron su tema con el cutis. Si bien tenía un factor solar muy fuerte ellos permanecieron en la sombrilla que colocamos. Corrían y jugaban con las olas y ella jamás se despegó. Me relaje por primera vez en mi vida luego del nacimiento de mis hijos en la playa. Los dejé hacer, armaron un castillo enorme y luego nos metimos antes del atardecer a disfrutar los últimos rayos de Sol. Majo me tomo de la cintura y dándome besos en el cuello me prometió que cuando los niños durmieran disfrutariamos de una noche en el mar.

Cenamos los cuatro y ellos tenían sus caras muy coloradas, pómulos, mejillas y nariz. Estaban muy lindos, pero fui precavida y cuando finalmente se durmieron luego del baño les puse post solar de aloe vera.

-Se durmieron tranquilos. - comenté a majo mientras me tiraba a su lado en el sillón

-Excelente mi amor, ¿Vemos alguna película juntas?

-Si, por supuesto- le pase crema por su cuerpo mientras comenzó a elegir posibles.

Nos quedamos sentadas pero no miramos nada, éramos dos adolescentes besándonos en el sillón, no podíamos más pero Majo insistió en ver cómo estaban los niños. Ambos dormían y decidimos darnos un baño más a la luz de la luna.

Nos metimos juntas aunque yo la arroje al mar y acto seguido me quite la parte superior del traje de baño. Ella no lo esperaba e hizo lo mismo. El agua nos llegaba mucho más de los hombros y los besos cada vez fueron más fogosos. Majo me hacía el amor, pero el silencio de la playa me ponía algo nerviosa de que alguien pudiera escuchar. Sentía su boca salada, sus manos por todo mi cuerpo, el agua iba al compás de sus movimientos. Me miraba fijo y me decía lo que me quería y lo feliz que era de estar junto a mi. Llegamos juntas mirándonos fijamente, la amaba y ella a mi.

Comenzamos a salir de la playa. Había amarrado mi sostén al traje de baño pero no, no estaba, y Majo literalmente lo perdió en el mar. Nos tiramos en la arena y seguimos besándonos. Miramos la Luna abrazadas frente a frente.

-Sabes mi amor, si alguien me diría que iba a tener que tolerar lo que vivimos para estar así, lo volvería a repetir- Majo se sorprendió, me beso

-No, yo no lo aceptaría.- la miré sorprendida- Hubiera visto crecer a mis hijos, me perdí momentos muy importantes y el tiempo no vuelve Pau. -Se puso melancólica y me abrazó.

-¿Sabes todo lo que falta que vivas de ellos? Su fin de curso, el inicio de la preparatoria, la universidad, los novios y novias. - me clavó la vista. No le agrado - el ser abuelas, tener más hijos. Disfruta el ahora conmigo. Las noches así.

-Gracias, pero mis hijos no tendrán novias o novios. Son míos.

Comencé a reírme mientras íbamos caminando a la casa, Majo me beso y se metió a la ducha y entonces me sobresalte porque estaba desnuda de arriba y mi hija estaba sentada en la barra del desayunador observando todo.

-Mami tengo sed y mamá no nos deja abrir ni tocar nada eléctrico - Majo y su tema con la electricidad.

-Mi amor, no quiero sacar valor a lo que dijo mamá pero ve a la cama y te llevare lo que necesites. - me cubría con mis manos pero mi hija no era ingenua.

-Mami y ¿Tú sostén?

-Salí y lo perdí en el mar.

-Aaaaaah bueno ponte otro ¿Si? o mami te va a ver así y que verguenza ¿No? - asentí con la cabeza y me fui urgente a la ducha.

Majo se sorprendió pero pensó que quería más de ella.

-Que hermoso poder compartir también la ducha contigo.

-No mi amor, dúchate tranquila, la niña me vio porque disque esperaba agua ¿Porque no les permites abrir las heladeras o cosas eléctricas? - ella hacía espuma con mi pelo y enjabonaba

-Porque efectivamente es eléctrico

-Amor, si están descalzos, pero siempre llevan calzados.

-Quiero evitar un accidente doméstico. Mi madre me decía así.

-Tu madre te decía porque cuando éramos pequeños no había la protección de hoy en día, sabes que, mejor que no habrá nada. Salgo.

-Momento, ¿Que te dijo que estabas así?

-Que me cambie porque mamá me podía ver desnuda.

-Mi vida, es hermosa.

-Si, voy a llevarle agua y nos vemos en la cama.

Salí y llevé agua. Mi niña estaba platicando con Bruno que me había visto así y que mamá me podía ver y se cubrían la cara de vergüenza.

Los días pasaron muy rápido y solo nos encontró un día de lluvia. Ese día lo disfrutamos en la casa, los cuatro metidos en la cama y mirando películas, comiendo cualquier cosa. Siempre por las noches los niños iban a dormir a su cama y no era fácil, costaba horrores que se despegarán de nosotras, Majo hacía casi las mismas rabietas que estos niños y más de una vez amanecí en la cama de los gemelos por dormir incómoda, para mi sorpresa, Majo aparecía abrazada a mi cintura. Nos levantábamos doloridas y al ir a mirar a nuestra cama estaban todos desparramados y sin tocarse.

Majo me besaba y nos íbamos a la cocina o algún baño de la casa. No nos privamos de nuestros momentos fogosos.

El último día fue puro de playa para nosotros, aproveche y me puse el traje de baño más pequeño que tenía, me encantaba provocarla. Entendíamos que ahora somos madres y el tiempo está repartido. En realidad yo comenzaba a existir cuando mis niños dormían, sino ella pasaba todo el tiempo con ellos, comían juntos, jugaban, caminaban en la arena.

Esa noche majo los baño y termine sus maletas. Queríamos tomar otro baño en la luz de la luna, pero su teléfono que estaba sobre la cama sonaba y sonaba. Majo me dijo que lo atendiera pero en la pantalla decía "mamá", me negaba a escucharla, ella era la única que sabía de mis bebes yo la llame y se lo dije en llanto y nerviosismo. Me había había dejado en la calle, ella cambió la cerradura. Le explicaba que eran sus nietos, no le importo. Es obvio que jamás se lo dijo a majo sino no llamaría y majo jamás volvería a hablarle.

-Paulina por favor, ¡toma el teléfono! - ella bañaba a los mellizos.

Me arme de valor y tomé el teléfono

-Hola, ¿Si?

-¿María José?

-No, paulina.

-Ah, ¿Puedes poner a mi niña al teléfono? - sonaba tan pedante.

-Su NIÑA baña a nuestros hijos Norma. Luego le pediré que le marque.

-¿Cómo están mis nietos? - ahora eran sus nietos, una rabia invadía mi ser. Majo apareció y respire.

-Mi amor, ¿Puedes continuar? Bruno ya está y Mar solo necesita que le sequen el pelo.

-Perfecto mi amor. - se lo di.

Los acoste y ellos ya estaban casi dormitando cuando deje la habitación, me duché y me puse un pequeño neglige de color morado. Seguro lo amaría. Entre a la habitación y ella discutía con su madre.

Me observó y se quedó mirando mordiéndose los labios. La atraje a la cama y ella seguía con el teléfono en su oído. Comencé a besar su nuca y ella no respondió más a su madre.

-Mamá debo irme, no mamá mis hijo no, mi mujer me necesita chau.

Me tiro hacia ella y me puso debajo, abrimos las ventanas y con el aire del mar me dejé ser suya una noche más. 

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora