Necesito ver a mis hijos

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Capítulo 89

Necesito ver a mis hijos

Desperté sobresaltada, observé el reloj que se encontraba sobre la mesa, no habían pasado ni 30 minutos desde que llegué y ese pesar seguía sobre mi pecho, tome mi celular donde se encontraba como fondo de pantalla una foto de las tres personas que más amo, la tomé aquella tarde salíamos del cine, los tres habían acabado con todo pero querían helado, sonreían sosteniendo sus conos, Pau tenía la nariz un poco manchada, a Mar le faltaba uno de sus dientes, Bruno tenía los hoyuelos más marcados que de costumbre. Solté a llorar de nuevo, pero no, debía luchar por ellos, por nuestra felicidad juntos, por nuestros planes a futuro, debía luchar por ella, el amor de mi vida.

Salí de la cama con angustia y desesperación, mi cabeza me pedía comida pero el resto de mi cuerpo no lo resistiria a pesar de todo me dirigí a la cocina no sin antes tropezar con uno de los pequeños autos de mis hijos, no sabia como habia llegado ahi pero rápidamente mis ojo se llenaron de lágrimas. En el refrigerador no había más que botellas de agua y un barra de cereal que dejó Paulina la noche que pasamos aquí.

No aguanté más, no iba a dejarlo todo para mañana, caminé las tres cuadras que me separaban de casa de Paulina. Apure el paso cuando note que la gente me veía, claro una mujer con los ojos rojos, el cabello desaliñada y la ropa desarreglada era algo que llamaba la atención, pero poco me importaba. En casa toque el timbre, estaba desesperada, en mi frenesí no tome las llaves, la casa seguía en penumbras, ni rastros de ella o mis hijos, me estaba cansando, más de una vez pude jurar que ella se asomaba, yo suplicaba, tocaba y golpeaba, por último solo me quedo gritar.

- ¡Paulina, por favor abre, necesito ver a mis hijos, explicarles!- nada, mi celular sonó, quería ignorarlo pero no me quedó más que responder, era ella, mi amor.

Mi amor: Te pido que dejes de hacer escándalo, los vecinos se molestarán y la policía vendrá, los niños están seguros y felices, Mañana estarán de nuevo en casa y podrás verlos el lunes, después hasta que el juez indique, vete por favor.

Adjunto a este mensaje venía una foto, ellos jugando con Micaela, ajenos al problema. me marché de ahí, no era momento para hablar.

No quería saber nada, envié un mensaje a Roberta pero no me respondió a pesar de haberlo visto, debía saber ya, me quería morir. la casa me traía recuerdos de ella y nuestra familia sin embargo no tenía la fuerza para irme a mi apartamento.

Volví a nuestra casa, el silencio era tal que causaba miedo, con mis manos temblorosas en un ataque de ansiedad cerré la puerta, me vi ahí parada en el vestíbulo casi vacío, solo estaban los muebles que iban a venir a colocar. Me sentí desnuda, con una sensación que no tenía hace mucho tiempo. Me repetia en mi cabeza "la has vuelto a perder", era una idiota, lo arruine todo. Subí las escaleras rápidamente como si algo me fuera a sujetar de la espalda, me iba a dirigir a nuestra habitación ya que, estaba del todo terminada por lo que me instalaría definitivamente ahí, me recosté en posición fetal tratando de controlar mi llanto, más de una vez sentí que me faltaba el aire ¿y si eso era lo correcto? Mi presencia solo le causaba daño a las personas que amaba, seguramente la vida de Paulina y nuestros hijos estaría mejor sin mi, sin el estorbo que era mi existencia. Volvía a pensar en ello, no podía respirar, solo me quede sin aire y todo se torno gris.

Al abrir mis ojos me di cuenta que la luz exterior no estaba más, el sol había caído, deje la cama y me acerque a la ventana, fuera había una hermosa luna llena, tenía la esperanza de que Paulina estuviera fuera con mis hijos, necesitaba tenerla entre mis brazos dormir los cuatro juntos con alguna película de fondo, escabullirnos a la habitación de invitados ni bien se durmieran los gemelos para demostrarnos el inmenso amor que nos tenemos.

Un característico sonido me sacó de mis pensamientos, Mi celular estallaba de llamadas y mensajes, ninguno de ella, no tenía humor para atender a nadie, hurgando en mi bolso encontré un frasco de pastillas para dormir. Lo observe por largo rato recostada en mi cama, no quería volver a caer, no otra vez, ahora los tenía a ellos y haría lo que fuera necesario para recuperarlos. Pero a decir verdad ellos no estaban aquí, así que tomé dos en mis manos y con la saliva que tenía las trage... me quedé mirando el techo recostado ¿cuántas habían sido aquella vez? Intentaría controlar eso...

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora