Hola María José no creí que estuvieras aquí

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Capítulo 56

Hola María José no creí que estuvieras aquí

Dos días sin Paulina y ya me estaba volviendo loca, no me hablaba y los mensajes se limitaban a cosas de los niños. El resto del día solo me ignoraba, los niños comenzaban a preguntar porque ya no dormía con su mamá, ¿Ya no son novias? ¿Te irás igual que Carlos? Solo les expliqué que su mami se sentía mal y no quería contagiarnos, no lo creyeron del todo. Por la mañana ella fue quien despertó a los niños ignorándome por completo pero preparándome el desayuno, lo tomamos en silencio el cual fue interrumpido por una llamada, algo andaba mal con Roberta.

- Niños, debo irme, volveré tan pronto como pueda - Paulina me miró fijamente a los ojos, quería decir algo pero su orgullo se lo impedía - Lamento no poder llevarlos a su clase pero traeré helado para la cena - les di un beso a cada uno en la frente claro que Paulina se fue antes de que pudiera acercarme.

Llegue a mi despacho, estaba intentando diagramar mi audiencia sin que se interpusiera con mis pendientes, y en ese momento alguien golpeó la puerta.

- Linda pasa por favor

- Soy hermosa, pero no, no soy Linda

- Alejandra, ¡vete!

- Espera, por favor, hable con Clau y me explico todo. Perdón, perdona tú y ¿esposa?

- Paulina

- Si mira, lo lamento de verdad disculpame, pense que

era una extraña, no esa "Pau"... - miro hacia mis nalgas, obviamente hablaba mi tatuaje.

- Es esa Pau, es mi amor de la juventud y quiero comentarte que estamos peleados por tu estupidez, así que deja de empeorar todo, no me busques, no te metas mas en mi vida, y deja también tranquila a Claudia que está tranquila viajando ¿Si?

- Disculpa nuevamente, yo no sabía.

- Esta bien, ahora te pido que me dejes trabajar.

- Adiós Maria Jose. -

Cerro de un golpe la puerta, me dedique un poco en la computadora, arregle mi agenda con Linda comentandole un poco lo que sucedió y se sonrió de lo celosa que era Paulina.

Pase la mañana enfrascada en la audiencia extraordinaria cada vez veía más cerca la liberación de Roberta, sin novedad de Paulina aproveche que debía darle unos documentos a Virginia para ir a la florería. Llegue y ella me sonreía en grande, contenta como siempre había sido conmigo. Converse lo principal con ella no sabía que le había dicho Paulina sobre nosotras y no pretendía indagar en ello, me indico que Pau estaba en su oficina e insinuó que nos daría privacidad. Aproveche el momento entrando sin tocar; ella estaba de espaldas y un traje azul que se marcaba perfectamente a su cuerpo, no lo pensé mucho me acerque recargando mi cuerpo totalmente en ella.

- Basta ya Pau, no podemos seguir así, te extraño- Ella no se movía, su respiración era entrecortada, mis manos no perdieron el tiempo y se deslizaban por su abdomen mis besos recorrían su cuello, desabotone su pantalón, claro que podía detenerme pero no lo hizo, se dejó hacer, nuestros cuerpos reaccionaba en conjunto. Fui bajando su ropa interior con mis dientes, dándole pequeños besos primero sobre ella, luego se la baje por completo, la extrañaba y ella no me detenía. Con mi lengua fui haciendo figuras y concentrándome cuando la sentía tiritar. Sus nudillos sostenían el escritorio sabía que era nuevo y ella le clavaba las uñas.

Su respiración se hizo más pausada se contenía de gemir, sus caderas se movía al compás de mi lengua y coloque mis dos manos sobre sus pechos y ella se apretó la boca para exhalar. Cuando la sentí temblar me alejé dándole besos pequeños y subía por su abdomen, necesitaba besarla y no me dejó. Se acomodo la ropa y me dejó ahí. Se fue directamente en silencio y se metió en su casa. Me quedé en blanco y muy excitada, en ese instante llegó Virginia y agradecí que tenía mi portafolios en la mesa y lo tomé como para irme

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora