Te dije que algún día lo asimilarían

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Capítulo 75

Te dije que algún día lo asimilarían

Las cosas en casa cambiaron drásticamente, el tiempo pasaba con mejoras, pese a la rutina Majo y yo tratamos de siempre tener nuestros momentos, amábamos ser madres pero más nos amábamos nosotras.

Faltando poco menos de dos días para mí cumpleaños número 30 ella estaba un poco distante, más de una semana atrás me informo que nuestra nueva casa estaría lista, nos mudariamos pronto, pero cada que tocaba el tema ella lo cambiaba o se molestaba, ahora que pasaba mucho tiempo con Roberta parecía que la Majo tranquila, cariñosa y amorosa no estaba más.

Era la mañana del 28 de julio cuando desperté más tarde de lo habitual, pasaban de las 8:00, nadie estaba en casa, María José solo me dejó un mensaje "Lleve a los niños a la escuela, nos vemos por la noche" quizá no recordaba que era mi día, en el comedor solo había un triste desayuno, seguramente Rosario había ido a hacer las compras, había decidido ir solo a la florería un par de horas después pasaría la tarde con mi familia, diversos mensajes llegaban deseándole un feliz día, todos menos el que más deseaba.

En la florería el panorama cambió, mi madre no paraba de abrazarme y besarme, mis hermanos me celebraban, los mensajes no paraba de llegar, pero jamás uno de ella.

Pasado el mediodía di por terminado todo y aunque mi madre se negaba por alguna razón preferí pasar el día con mis niños, para mí sorpresa no estaban en la escuela, su madre los había sacado antes, la llamé pero jamás contestó, en casa todo era silencio hasta que

- Feliz cumpleaños mami- Bruno sostenía un par de globos con las leyendas "Feliz cumpleaños mami" y "Te amamos" mi niña tenía en sus pequeñas manos una caja con un paste.,

- Mis niños - ellos dejaron las cosas y corrieron a abrazarme.

- ¿Y su madre niños?

- No sabemos, Jesús fue por nosotros y Rosario nos dio esto para ti, Mamá no nos dejó esperarte por la mañana.

El resto de la tarde fue magnífica, Bruno no se despegaba de mí y Mar parecía feliz, vimos un par de películas, llame un par de veces a Majo también unos cuantos mensajes pero ella jamás respondió, Rosario nos preparó un rico almuerzo uno de mis favoritos, era viernes así que dejaría que los niños se relajarán.

-Mami, ¿Podemos ir a cenar?

- Si mami, vamos - Mar me veía con sus ojitos de bebé.

- ¿Donde quieren ir mis amores?

- Eliges tú, es tu día.

- Si, nosotros nos arreglamos.

- Tu ponte mas bonita.

Ambos desaparecieron, solo iríamos a un lugar familia, pero me merecía esto, un vestido negro, tacones a juego y maquillaje, Eran alrededor de las 19:00 sin noticias de Majo, escuché ruidos en la planta baja, me apresure pero cuando llegue a la sala el coche de Julián se alejaba y los niños ya no estaba.

- ¿Y mis hijos?

- Se fueron con su hermano - Rosario terminaba de limpiar la cocina.

- ¿Porque?, Rosario no entiendo

- Un auto la espera señora, que tenga una buena noche.

Y era cierto, una camioneta totalmente equipada me esperaba, no entendí, un hombre al que jamás había visto me llevo unas manzanas más adelante, frente a mi, nuestra nueva casa con algunas mejoras se divisaba, el hombre aparco y abrió mi puerta ayudándome a bajar antes de volver a desaparecer, me acerque a la puerta la cual estaba abierta, un camino de rosas y la luz tenue me indicaba que debía ir al patio trasero, la música suave sonaba por toda la planta baja, pude ver cómo alrededor de la piscina estaba decorado con infinidad de globos, luces navideñas y un gran arreglo floral, Majo me esperaba al pie de una mesa, se veía hermosa con un vestido que resaltaba más sus atributos, su gran sonrisa me hizo sentir aliviada nuevamente, ella se acercó a mí y sin perder un segundo me beso.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora