Shh, esta noche serás mía

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Shh, esta noche serás mía

Un hombre, ahora era un tipo quien buscaba a Majo y como no, si es hermosa y yo una mujer horrible. Cuando volví al mostrador ellos seguían ahí, esperándome.

- Vamos, tengo hambre - tomé a mis niños de la mano, no quería ser mala con ella pero los celos me invaden.

Mis hijos me contaron su día volviendo a mencionar a ese sujeto que solo logro hacer mis celos más grandes, cambie el lugar de nuestro almuerzo a uno de comida rápida, el antojo me mataba, en el restaurante busque calmarme. Majo me daba toda su atención buscaba hacerme sentir mejor y eso me reconfortaba mucho, había decidido olvidarme de ese mal entendido y disfrutar de todo, claro que no fue sencillo pues ella se negaba a ceder a nuestra petición de ir al zoológico por "peligroso", solo me reí comprometidome a hacerla cambiar de opinión mientras los niños jugaban.

- Amor, no pasa nada

- ¿Pero el bebé?

- Al pequeño no le pasará nada, se va a divertir, lo prometo - un par de pucheros lograron convencerla, me besó antes de dejar la mesa para ir por el postre.

Vi a mis hijos jugar a lo lejos, Majo tardaba mucho cosa que me ponía de mal humor, quería mi helado ya, me acerque a la caja y la pude notar platicando con la cajera.

- Ya amor, nuestro bebé tiene mucho antojo- la miraba fija a esa...

- Vuelve pronto Majo

- Adiós Karen - fue solo amable.

Esto no podía estar pasando, esa perra coqueteaba con mi mujer tan a la ligera y a ella no parecía importarle, mi sangre hervida y no volvía hablarle por el resto de la tarde

Sabía que exageraba así como también sabía que Majo me soportaba por el embarazo. De vuelta a casa ella hacía todo por hacerme reír bromeaba con los niños accediendo por fin a sus caprichos de fin de semana.

En casa las cosas no cambiaron mucho, besé a mis niños y me fui directo a mi habitación los celos habían desaparecido, después de todo María José es una mujer muy hermosa es normal que cualquiera la vea, pero ella jamás daba pie a nada era su naturaleza ser amable, con ese pensamiento me quedé profundamente dormida.

Sentí como unas pequeñas manos tomaban mi cara, susurros a lo lejos y besos pausados.

- Mami mami, despierta - Bruno estaba sobre mi - Mamá hizo la cena, es pasta y carne - Mami mami - lo tomé en mis brazos estrechándolo fuerte contra mi

- Ya tiene hambre mi pequeño - besaba su mejilla y él reía

- Si mami, mucha - me hacía pucheros y yo lo besaba, momentos así con mi niño eran contados y debía aprovecharlo, bajamos juntos a cenar, Mar ayudaba a su madre a poner la mesa corrió a mi para darme besos no solo a mí sino también a mí vientre, Majo no tardó en aparecer se veía feliz y le sonreí, se había bañado recientemente, llevaba un vestido holgado y su hermoso cabello rubio suelto. Note que los tres habían hecho cosas al yo dormirme.

La cena fue amena, los niños estaban felices bromeaban reían Majo junto a ellos, tenía inmensas ganas de llevar a dormir a los niños y hacerle el amor hasta que amanezca.

- Pau, ¿entonces?

- Lo siento, ¿qué decías?

- Mañana después de la granja pasaremos al centros comercial, la próxima semana será la cena de la firma y debemos comprarnos algo lindo quizá podemos ir a juego, deben vender lindos vestidos de maternidad

- Si, supongo que sí - genial, más gente admirando su belleza y yo pareciendo una ballena gorda y fea.

- ¿Nosotros iremos también mami?

- Claro que sí mi amor, también compraremos cosas hermosas para ustedes.

- Si, siiii

Con un ataque de felicidad por parte de María terminamos la cena, me ofrecí a levantar y ordenar pero ella se negó pidiéndome dormir a los niños, con la hiperactividad de mis niños fue un poco difícil, entre preguntas de la cena y sobre su hermano pude hacerlos dormir.

Volví a nuestra habitación, Majo estaba desnuda frente al espejo, no podía contenerme más, recargue mi cuerpo en ella dejaba pequeños besos en su cuello.

- Hmm Pau

- Shh, esta noche serás mía-

La estimule con lentitud, tocaba sus pechos, le daba una que otra nalgada, me puse de rodillas y puede probarla mientras con mi mano la masturbaba sin prisas cuando la sentí lista la penetre con dos de mis dedos ella suspiraba por lo bajo se sostenía de la pequeña mesa frente a nosotras

- Mi amor por favor, Te necesito, por favor.

Dejé un beso sobre su glúteo antes de ponerme de pie, busque en nuestro cajón el más lindo de los dildos y me lo coloque junto al arnés, recostandome en la cama le indique que se acercará, con precaución se fue sentando sobre él, pude sentir como entraba en ella, se movía lentamente como si quisiera prolongar eternamente el momento pero no la deje por mucho tiempo, gemía pidiendo más agradecí que nuestra habitación fuera insonorizada esos gritos podían asustar a cualquiera. Sabía que no le faltaba mucho e hice que se detuviera.

- Amor, no me hagas esto

- Yo no te hago nada María José - con mis manos recorría sus pechos - recuerda que este cuerpo es solo mío

- Si mi vida, soy solo tuya - un par de movimientos más bastaron, salí de ella, estaba agotada.

Deje el arnés a un lado y por fin la bese, besos tiernos que pronto se convirtieron en más, me hizo el amor dulcemente recordando lo mucho que me amaba, cuanto me deseaba y lo hermosa que me estaba volviendo con el embarazo, sabía que mis celos no traían nada bueno, no los podría evitar, pero ahora acurrucada en sus brazos con su mano en mi vientre y su respiración tranquila no pensaba en nada más que en lo afortunada que era de tenerla en mi vida. Recordar me dolía, pero pensar que en anterior embarazo moría por estar así. Solo pensaba que debía levantarme al otro día y entre el trabajo y mi desolada vida debía  intentar contactarla. Ahora no me preocupaba nada más que ¿engordar? ay por favor. Me concentré en los movimientos de Pau con la llena de los dedos en mi ombligo.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora