¿Cuando le dirán a mis nietos la verdad?

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Capítulo 51

¿Cuando le dirán a mis nietos la verdad?

No se en que momento paso pero nos dirigimos a casa de virginia, los niños parecían tranquilos y aunque Paulina conducía con precaución sentí que el tiempo pasan rápido, estábamos ahí, en es imponente mansión, parte de mi nerviosismo se fue, Paulina ordenó que nos arreglemos la ropa antes de bajar. Los niños seguían en el auto cuando bajamos y ella me miraba fijo y acomodo mi vestido, me susurró al oído "tranquila, luces hermosa" luego mis niños tomaron mis mano,había música y un ambiente cálido, nada parecido a la última vez que estuve aquí,Delia nos recibió, no dejaba de verme, sin embargo fue amable, antes de llegar al patio me paralice, estaban todos, Elena y su nuevo novio, Julián, Diego, Salomón, Ernesto, Micaela e inclusive Claudio, mi vista se perdió en la gran Virginia de La Mora, los años no pasaban en ella, volví a la realidad cuando Mar me soltó la mano y salió corriendo puede ver unos inflables de donde Micaela salía, después Bruno hizo una señal para ponerme a su altura.

-Todo estará bien Mami, no te preocupes - Besó mi mejilla antes de seguir a su hermana.

Así parecía, todo estaba en paz, habían risas, nada comparado con la última vez que estuve aquí, me enteré que Salomón quería casarse aunque Virginia se negaba, por otra parte Diego y Julián pensaban adoptar, Elena aún me veía con recelo, discretamente Paulina tomaba mis manos y me sonreía, estaba un poco más segura, ya almorzando Virginia se dirigió por primera vez a mi.

- ¿Cuando le dirán a mis nietos la verdad?

-Pronto Mamá, queremos que sea todo a su tiempo.

- Hija, No puedes privar a tus hijos de su madre por mucho tiempo más.

-Bruno ya sabe Virginia, no sabemos cómo pero lo descubrió.

-Quizá ya se el momento, podríamos hablarlo en la siguiente sesión y comenzar con las familiares - Salomón interrumpió, pero no, aun no me sentí segura.

-Estamos pasando tiempo en familia, no es momento de esto - Paulina corto toda conversación.

Antes del postre Mar se acercó a mí e hizo que me fuera con ella, quería mostrarme la habitación que tenía, era hermosa, miles de juguetes, parecía que aquí se terminaba el "No quiero niños mimados" regresamos al patio con la promesa de volver y jugar juntas, la llevaba en mis brazos, ella reía pero algo nos interrumpió.

- María José, ¿Puedo hablar contigo? - Virginia apareció, puse a mi niña en el suelo y ella corrió a jugar.

-Claro - Ella me llevó a su oficina, estaba nerviosa, me ofreció sentarme pero negué.

-Quiero disculparme por todo, parte de esto es mi culpa, no fui una buena madre, la aleje de ti y la eché de casa cuando más me necesitaba, quizá te hubiera encontrado, y -Ella lloraría en cualquier momento, por algún extraño motivo sentí la necesidad de abrazarla.

- No Virginia, todo fue nuestra culpa, no supimos cómo actuar y desgraciadamente ellos fueron los que más sufrieron, sin embargo quiero agradecerte por ser una gran abuela, mis hijos son felices y se que en algo tienes tú que ver-

Paulina nos interrumpió, el pastel había llegado y nos buscaban.

-Mucho amor por aquí no.

-No seas celosa mija, estamos hablando de mis nietos, además una tiene que estar en comunicación con sus nueras, mira nada más ese cabello, quiero tus secretos María José - Ella se fue riendo, justo de tras Paulina, sin embargo la tomé de la cintura para besarla.

- Hmm Te extrañó.

- Un par de hora más Majo, te daré tu sorpresa además - nos fuimos Junta manteniendo nuestra distancias. No había duda, esta mujer me tenía totalmente en enamorada.

Se hacía tarde y decidimos retirarnos, los niños insistieron en quedarse, no estaba muy convencida pero Paulina accedió aclarando que temprano llevaría sus cosas para el colegio, no se quedarían sin clases. El viaje a casa de Pau fue en un silencioso cómodo, ella me veía y sólo sonreía, en casa ni bien entramos me besó.

-Gracias por acompañarnos hoy y sobre todo por soportar a mi madre.

- No pasa nada, la pasé muy bien.

- ¿No dijo nada que te incomodara? Se que pudo haber cambiado pero sigue siendo igual de insistente - Ella tenía las manos en mi cuello y no paraba de besarme.

- Todo esta bien Pau, de verdad.

-Bien bien, me daré un baño, te espero- Me guiño el ojo y se fue.

De mi auto baje una pequeña maleta con varios cambios de ropa además del regalo de Pau, el cual deje en nuestra cama, en la habitación de los niños me di un baño rápido, supuse que Pau me esperaba y no me equivoque.

- De verdad María José - Ella sostenía el conjunto de lencería.

- Por favor, se te verá increíble y no lo usaras por mucho - le hice un puchero que al parecer funcionó, ella se fue, no quise esperar y comencé a arreglarme para ella.

Carraspeo la garganta y yo tuve que contenerme para no saltarle encima.

- ¿Que tal me veo?

-Espectacular, como siempre - Ella se acercó a mi- ese color te queda muy bien.

Me beso presionando mis nalgas contra ella, deslizó su otra mano por la espalda acercándome más.

-Esta noche eres sólo mía. - se veía tan masculina que me provocaba.

No perdió el tiempo y la ropa desapareció, la dejé hacer, ella querida comandar, me quería hacer el amor, parecía como si no hubiera olvidado cómo hacerlo, el sólo roce de sus labios y el tacto de sus manos me tenían en el cielo, en un momento me miró, sabía que quería aprobación no dude ni un segundo en dársela. Yo no entendía con que ya que, el dildo pequeño fue para salir del paso pero no lo volvimos a usar y todos nuestros adminículos los habíamos dejado en madrid, pero ella siempre me sorprendía, con una mano en mi espalda y la otra comenzó a masturbarme, muy lentamente la volví a sentir.

Sentirla dentro de mí otra vez fue algo de otro mundo, se movía muy lento hasta que yo rogaba velocidad, por momentos salía y solo sentía su lengua y por otro otra vez dentro.

-Te dije que ibas a ser mía mi amor.

-Siempre lo fui, siempre lo seré - no sé cuánto tiempo pasamos así pero no me importaba. Los niños no estaban, pude gemir y gritar como a ella le gustaba.

Caí exhausta, la bese antes de ir al baño, ella me siguió. No intentó nada más que ayudarme a bañarme, era delicada y dulce, yo necesitaba más de ella.

-Me encantas - No le respondí, la arrincone contra la pared y le hice el amor justo ahí, con el agua cubriéndonos. Volvimos a la cama desnudas y nos abrazamos, ella ocultaba su rostro en mi cuello y yo acariciaba sus brazos.

-Te amo-susurre tan bajo cuando creí que se había dormido

-También yo María José - juré haberla oído, pero no, era imposible.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora