Cielo, escúchame yo...

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Capítulo 67

Cielo, escúchame yo...

Me desperté después de descansar como hace mucho no lo hacía, pero María José no estaba a mi lado, puede observar que eran pasada las 11:00, quería seguir aquí pero el hambre aprecio, me cambié la pijama por algo igual de cómodo y salí de habitación, conforme me acercaba a la planta baja pude escuchar como Mar discutía con Bruno, el no se quedaba quieto, también escuché la risa de Majo.

- Hola mis amores -

-Mami, mami - Mis niños de inmediato corrieron conmigo, me abrazaban y yo besaba sus cabezas.

- Buenos días Paulina - Ella también se acercó y la bese - Te dejamos desayuno.

- ¿Comeré sola? - Los tres me acompañaron, María José se perdió en su celular y los niños me contaban que habían hecho, al aparecer se despertaron temprano, habían jugado con Majo toda la mañana.

- Mis niños, mañana vuelven al colegio, la profesora me envió sus tareas y debemos hacerla hoy.

- Pero mami, mejor el lunes.

- Si mami, mamá por favor, no hagan que vayamos, aún no me siento bien.

- No niños, su madre ya les dijo que mañana - Ella no me miraba, no sabía que tan importante era lo que hacía, una punzada de celos me atacó.

Después del desayuno, recibió una llamada, trate de escuchar pero con el berrinche de los niños era imposibles, salió de mi vista, imagine que estaba en la segunda plata, lo confirme minutos más tarde cuando sus tacones resonaban por todos lados.

- Tengo que salir, cuiden a Mamá niños, traeré la cena - beso a los niños, ni siquiera me veía.

- ¿Se puede saber dónde vas?

- Se presentó un inconveniente en el caso que me trajo aquí - Me preocupe, algo había pasado con Roberta, apenas me besó cuando ya estaba saliendo de casa.

Pase la tarde con los niños, terminaron sus tareas, sin embargo no me dejaban de preguntar por su madre, también me preocupe, algo anda mal, Majo no era así, pasadas las 18 hr llegó, se veía cansada aun asi jugo un poco con ellos, pero a mi me seguía ignorando, cuando nos encargamos de la cena mientras los niños veía la tv no puede más.

- ¿Me dirás qué te pasa ?

- No pasa nada Paulina.

- ¿Me crees tan tonta?- Comencé a exaltarme, ella lo noto pues, por primera vez en todo el día me prestó atención - Me has ignorado, te fuiste de casa con una vaga explicación, no respondiste los mensajes y ahora me tratas como un mueble más de la casa.

- Pau lo siento ¿Si?, aún me hago a la idea de que mi sueño de ser una gran familia no podrá ser, estoy asimilando las cosas.

- Amor pero

-Yo sabía que no iba a ser madre, volver y encontrarte, saber que dos niños estaban en mi vida cambió nuevamente mi mente, quiero cumplir lo que te prometí cuando estábamos de novias, quiero una familia grande.

-Cielo, escúchame yo...

- Niños, vamos a cenar - No dejo explicarle.

Cenamos en silencio, al terminar ella se llevó a los niños, los baño e hizo dormir, "debes descansar" fue lo único que me dijo, quise esperarla para bañarnos juntas, después de 30 minutos fui a la habitación de los niños, ella dormía junto a Mar, se veían tan hermosas juntas, me resigne y volví a nuestra habitación sola, opte por un baño rápido donde no puede evitar llorar, la amaba pero no podía darle lo que más deseaba, tenía miedo de tantas cosas y una de ellas estaba haciéndose presente, quizá debería dejarla ser feliz, formar con alguien más esa gran familia que tanto anhelaba, quizás lejos de mí podría ser feliz.

No se cuanto tiempo había pasado pero sí sabía que no había dormido ni un segundo, sentí claramente como se acostaba junto a mi y no me tocaba. Me di vuelta y se me partía la cabeza. Me incorporé y prendí la luz.

-Paulina la luz.

-María José ¿Que rayos te pasa?

-Lo sabes por favor, mañana tengo mucho trabajo.

-¡Basta! ¿Es por lo de mi periodo?

-Paulina solo que no comprendo como me lo dices así tan fríamente, no pude disfrutar a mis hijos siendo bebés nada más, me duele.

Me invadía la ira, ella sabía porque no los vio crecer.

-María José, ¡vete!

-¿Que dices?

-¡Que te vayas! Que te vayas de mi casa.- me escuchaba frenética, solo lloraba la quería fuera.

-Calma Paulina mañana hablaremos, recuéstate.

Me levanté de la cama y estaba indignada

-No los disfrutaste porque te fuiste, me abandonaste. ¡nos dejaste majo!

-Pau, cálmate por favor- se nota que estaba frenética porque no me calme estaba muy dolida y enojada.

-No quiero tener otro hijo aún - gritaba y movía mis manos - porque no estoy bien segura, ¿Sabes que pensaba hace un rato? Mejor separarnos y que ella haga su vida, pero no, nos debemos separar porque eres una idiota que no entiende mis sentimientos... ¡ja! Yo llorando por los tuyos... no te das cuenta María José. No lo notas. Quiero ser luego de María y Bruno en lo único que pienses, en lo único que desees, quiero que las noches no nos alcancen, quiero ser tuya y tu mía todo el tiempo. Yo lo que necesito ahora después de haber criado a nuestro hijos mínimamente es pasar tiempo contigo, criarlos y tener sexo con el amor de mi vida hasta el amanecer sin que nadie esté llorando o pidiendo por mis pechos más que tú... ¿No te das cuenta que te amo María José? Que jamás te olvide, que cada maldito momento que esos niños me sonrían tu estabas entre nosotros.

Majo se levantó y rodeó la cama, me observaba y me rompía el corazón. Me quebré, lloré cuando me tomo en sus brazos, tomé su rostro y bese sus labios.

-Perdón Pau, no supe ver lo que estaba sucedió mi amor. Lo que deseaba es de alguna manera compensar ese momento. Cuidarte, mimarte, consentir cada uno de tus antojos. ¿No ves? No es solo por mi. Perdóname mi amor.

-Todo a su tiempo, pero te juro que seremos madres de muchos bebés hermosos.

Ella me abrazaba y yo solo lloraba. Tome sus labios y la bese. Le susurraba mucho todo lo que la amaba y deseaba.

-Te amo mi amor, perdóname debí ser más paciente.

-Te necesito mucho- la besaba el cuello, los hombros.

Me levanto un poquito y me dijo que tenía regalos para mi. No entendí al principio y cuando volvió trajo una valija que guardábamos debajo de su cama. Dios cuantos recuerdos vinieron a mi.

-Majo.

-No, son cosas nuevas, míralas.

Había de todo los gustos y tamaños. Pero algo me llamó la atención, un dildo no muy grande y miré fijamente a majo.

-A la ducha mi amor.

-Segura?

Me metí en la ducha, la bese completamente.

-Te amo María José

-Disculpa ¿Cómo?

-Te amo, te amo, TE AMOOOOO- grité un poco. Ella lo quería.

-Te amo mi amor.

La puse sobre la pared y mientras el agua nos bañaba, me hacía el amor, me escuchó llegar y la sentí llegar. Me di vuelta y la miré a los ojos con todo mi amor. El agua ya estaba fría.

-Quiero todo contigo mi amor. Hijos, una familia enorme con ciento de niños. Que cuando sea navidad no tengamos donde sentarnos o acomodarnos en nuestra enorme casa y aún así que no allá lugar. Te amo mi amor y jamás dejé de hacerlo. - Majo me miraba y estaba feliz-

-Todo lo que desees mi amor

Nos secamos la una a la otra y majo me dejo mi espacio. Seguía con mi periodo.

Nos acurrucamos, Majo me besaba el pelo y yo por supuesto acariciaba sus manos.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora