¿Qué le pasa a mamá, mami?

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Capítulo 120

La mañana de nuestra vuelta a México estaba siendo un caos, la manía perfeccionista de Pau se cruzaba con sus náuseas incontrolables y el latente antojo de algo picante. Le fue imposible almorzar, lo cual la tenía de un humor especial ya no había duda. Me pidió que saliera con los niños mientras ella organizaba la casa, explicaba al casero y a su señora que podían usar todo de la casa, menos mi estudio porque preferíamos cerrarlo. El señor dijo que ellos se quedarían en su casa  que estaba en el mismo terreno y mi mujer le aconsejó que usara la tina del primer cuarto... el señor la miraba.

-¿Por qué tan pensativa mi amor? - Miraba correr a mis niños sobre un camastro y ella se tiro sobre mi...

-Te amo Pau no sabes lo feliz que me haces. Pudimos disfrutar de mi familia, realmente ¿recuerdas que nos trajo aquí? es increíble lo bien que mi madre se puso. Todo es un sueño amor y sabes cuento los días para que por fin te conviertas en mi esposa.

- ¿De verdad? Porque hasta ahora no hemos hablado de eso porque estamos atentas a otra cosa y estoy segura que tu madre ya lo sabe, querrá que nos casemos aquí.

-No mi vida, será donde y como tú quieras.

-En la playa, solo nosotros cuatro

-Si mi amor, los cuatro...- Nos fundimos en un beso que llevaba horas esperando, la plenitud que sentía en ese momento no se podría comparar con nada.- Aunque si tu madre se entera que será así nos mata, lo sabes

- No le diré nada hasta que tengamos una fecha o por lo menos hasta año nuevo

- ¿Crees que será pronto? - la pregunta fue obvia, pero ninguna quiso puntualizar

- Veremos la mudanza mi cielo. Con la Salida aquí no decidimos que haremos con esa casa

- que te parece si la convertimos en nuestro lugar de trabajo...

- Podríamos hacer algunas modificaciones si, acondicionarlo para que sean oficinas

- Menos la habitación de los gemelos, dejemos eso y obvio su pequeño jardín.

- No podría venderla, viví todo en esa casa, felicidad,  risas, llantos de todo tipo, sus primeros pasos

- Sus medidas, las marcas de su crecimiento

- ¿Las viste? - Me acariciaba la cara

- María me enseñaba como su hermano era más alto

- Hablando de eso... el tratamiento de Bruno es increíble.

- Mi mamá conoce a ese medico, es de los jugadores de futbol... su tratamiento fue un antes y un después.

- Nos dijo que será más alto que tu...

- Estoy sumamente segura.

Jugamos  un poco más en el gran jardín con los gemelos, ellos amaban la casa. Pero era increíble como le contamos la historia que la compramos, ellos sabían que era de su madre y que la casa de Madrid era de la familia.  entrada la tarde mis padres y hermana vinieron hasta casa para llevarnos al aeropuerto, ninguno quería separarse de mis hijos y en general de todos.

En el lugar la despedida fue difícil pese a que prometimos volver pronto, las vacaciones de primavera serían el momento justo para volver a recorrer una vez más el mar Egeo en Grecia, junto a nuestros pequeños. Mi madre no dejó sola a Paulina ni un segundo constantemente le hablaba al oído y se reían.

-Hija, ¿Puedo hablar un segundo contigo?- Mi padre dejó por primera vez a Mar en el suelo quien corrió a los brazos de su madre.

-Claro papá- me tomó por los hombros alejándome de todos.

-Gracias hija, me has dado de los días más felices, mis nietos son lo mas hermoso que pudiste darnos, te juro que si hubiera sabido.

-Eso es pasado, yo fui la única culpable, ahora solo queda disfrutar de la familia. Papá lo que si, no desaparezcas más, mis niños necesitan de su abuelo y yo quien me lleve al altar.

-Ten eso por seguro mi niña- Nos abrazamos, todos estos años que estuve sin saber que era madre, mi padre no apareció en mi vida salvo para manejar mis bienes y llenarme de trabajo. Esto era un nuevo comienzo para todos.

Antes de irnos hubo una ronda mas de abrazos, mi hermanita estuvo a punto de llorar antes de prometernos que iría de visita, mi padre no quería soltar a sus nietos y mi madre compartía pláticas privadas con Paulina.

En cuanto ingresamos a la sala vip Paulina arrasó con la barra de aperitivos para después correr a los servicios.

-¿Qué le pasa a mamá mami?

-Esta un poco descompuesta amor.

-Pero se pone asi diario después de comer.

No pude responder, nuestro vuelo estaba siendo anunciado mientras Pau aparecía un poco más compensada

-¿Listos para volver a México?

-¡Si! - Mis niños gritaban al unísono

-Perfecto, la abuela se muere por verlos.

-¿Todo bien?- A decir verdad se veía un poco pálida.

-Si Majo, me hace falta un poco de comida de hogar.

-En cuanto aterricemos iremos a donde quieras mi amor.

Desde que despegamos mi pobre mujer no daba más. intentar permanecer en su asiento fue imposible salvo cuando la azafata le indicaba. De cenar ni hablamos en cuanto sintió el olor del pollo corrió al excusado.

Mis niños estuvieron inquietos, no entendían del todo porque su madre estaba así, incluso comenzaron a hablar entre ellos. Les coloque una película para cenar y permití que Mar jugara con mi tableta hasta que se quedó dormida. Por supuesto que ni Pau ni yo pudimos dormir.

Vele los sueños de mi hijos, todo indicaba que ahora seriamos cinco, soñé despierta con la idea hasta que el amanecer en ciudad de México me trajo al presente. Mis niños dormían y Pau estaba en calma. Aproveché para ir hasta ella, necesitaba un beso.

- Arriba mi cielo, aquí estamos. Sabes nunca fui más feliz de estar en México.

- Estamos en casa. Esto es un hecho, siento tanto dejarte todo el trabajo de los niños, seguro ni dormiste.

- Falta poco para llegar y amo disfrutar así a mis vidas mientras tú tienes a nuestro bebito aquí. - tocaba su barriga y la besaba.

Entendí porque no viajó a verme, cuando se enteró de los niños, el embarazo era avanzado y siempre fue de riesgo, por ende no se animaba a viajar, aunque aún así subió dos veces a un avión.

Antes de aterrizar me pidió por favor que ocupara mi asiento y luego Bruno se sentó junto a ella, observaba cómo la abrazaba y besaba, sabía que mi niño estaba por demás preocupado.

Al llegar Pau desapareció directo al baño. Mientras nosotros buscábamos las valijas y tras 30 minutos que para la impaciente Mar se sintió una eternidad Paulina volvió con teléfono en mano, claro no podía ser nadie más que Virginia.

- Mamá no me siento nada bien, quiero descansar y los niños.

- Hija esto es un caos, estamos a nada de Año Nuevo, ¡Por favor!

- ¡Okey okey! Cálmate - La miré fijo y le dije que no. Ella me movió las manos, en señal de que la dejé tranquila.

- Gracias hija, Jesus las esta esperando fuera.- Pau giró los ojos en señal de que había colgado.

- Ve con los niños Majo, Jesús los lleva y yo iré en taxi

- No te dejare amor, Niños vamos todos a ver a la abuela.

Ellos parecían felices, yo solo sabía que este sería un día eterno, la acaricie y bese su frente, no me importaba, había tenido días peores y esto jamás se compararía...

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora