¿¡Quien es mi mujer!?

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Capítulo 131

¿¡Quien es mi mujer!?

Mi mujer era la persona más melosa de la tierra. Casi no trabajaba para ayudarme al cien por ciento con los niños, mis mañanas eran inestables por ende no hacía más que cuidar a los niños y uno que otro papeleo. Tratábamos de tener nuestros momentos de amor pleno, con las hormonas estaba muy necesitada de Majo, así que aprovechamos en los momentos que no estaban. Normalmente me escapaba a su oficina y sobre su escritorio le daba amor duramente. La última semana fue un caos, Majo tenía mucho trabajo y lo postergaba por ende me comentó que estaba planeando una fusión en México con un ex profesor de la universidad. El cenaría con nosotros hoy y estaba algo nerviosa, si bien María me explicó que ella no aceptó aún el trato y hablaría con su padre, este hombre se había convertido en juez de la nación. Tenía miedo porque ... tenía marihuana en nuestro cajón privado. Realice una cena propia a la altura de la abogada preciosa que era mi mujer, organice a mis hijos y finalmente me arregle.

Quería morir lentamente porque no tenía ya casi ropa, entraba a los cuatro meses y no tenía ropa acorde. María tenía un vestido holgado y me coloqué un cinturón debajo de mi panza y se veía, mi pancita se asomaba...

- no puedo creer lo hermosa que estás

- nuestro hijo se asoma amor

- Es precioso Paulina, mira lo que es - tocaba mi panza

- Cielo, ¿te gusta cómo está todo?

- Perfecto mi amor, los niños están tan bellos

- Iguales a su mamá.

- Es importante hoy mi cielo

- lo sé.

- Hablé con mi papá y vamos a fusionar

- ¿De verdad? - le peinaba su largo cabello, llegaba ya a su cintura. Ella se colocaba polvo y me miraba en el reflejo del espejo

- Mi despacho está desbordado y el ofrece cosas importantes, sobre todo más empleados, beneficios para viajar a casa y demás.

- Lo sé, extraño nuestra casa sabes, fui feliz esos meses mi amor

- Lo sé, volveremos pronto

- Luego de que garbanzo nazca

- Si mi vida es obvio. - ella tenía una leve esperanza que su hijito sea español, pues no mi ciela...

Nos besamos un poco hasta que nos avisaron que habían llegado, él y su pareja. No miento, creí que era una señora estirada totalmente soberbia y no. Era un joven arquitecto de unos 40 años, muy lindo que hasta a Majo le gusto, me susurró al oído

- ¿lo sumamos? - Se mordió el labio

- Embarazada no, pero luego veremos.

Se reía de su ocurrencia, se algo estaba segura, ella jamás me compartiría.

Los Niño se durmieron luego del postre, no daban más y pude conocer mejor al muchacho, se llamaba Néstor, tiene 38 años y era un divino, hicimos café y me ayudó, obvio me pregunto si estaba embarazada y de cuento, cuando nos sentamos en la mesa me descoloco su pregunta

- ¿y costo elegir al donante? - me lo decía al sentarse a la mesa conmigo y acomodamos la bandeja...

- ¿Donante? - Mi mujer lo miraba jocosa

- Para el embarazo

- Oh no mi amor, son de la manera tradicional - Julio se reía tomando la mano de Majo

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora