Pero ella es tu novia

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Capítulo 102

Pero ella es tu novia

Era imposible sacarla de mis pensamiento, en punto de las 13:00 colgué mi mandil y deje todo encargado a Delia, agradecía que nadie de mi familia estuviera presente, con el celular en mano me debatía si enviarle un mensaje a María era lo correcto. El sonido del claxon me sacó de mis pensamientos, Lourdes me esperaba.

Por el camino no podía parar de pensar en Majo, entendía cada vez que esto era un error que debía detenerse por otro lado ella parecía contenta, hablaba y hablaba del lugar incluso insinuó que tenía una habitación para nosotras, definitivamente esto era un error.

El lugar era hermoso completamente moderno, por mi cabeza pasó lo magnífico que sería pasar una noche aquí con mi mujer, nos indicaron que estaba lleno y en 30 minutos estarían lista la mesa. Nos sentamos en la barra, mientras bebíamos vino y me contaba de su día, en mi mente solo estaba María José.

- ¿Está todo bien?-

- Si, solo dormí poco, dame un momento- Le mentí, pero juré haber visto a María José pasar frente a mí, necesitaba aire, en realidad quería huir.

Me dirigí a la recepción y de nuevo creí verla, suspiré y enfile para el baño, ni bien entre moje mi cara con el agua más fría quería encontrarla y no creí que estuviera ahí mirándome fijo dentro de un cubículo.

- Dios María José, ¿qué haces aquí? acaso me sigues - dije, casi gritando.

- Si, si lo hice, ¿tan rápido me cambias? ¿me reemplazas con esas?

- No te importa eso, soy libre y puedo hacer lo que me dé la gana- No contesto, dió un paso al frente, tomó mis mejillas y me beso lo hizo con desesperación, con pasión, sentí su lengua y no pude evitar corresponder, estaba besándome de una manera increíble. Escuchamos la puerta abrirse y sin despegarnos entramos a un cubículo, me beso por última vez antes de girarme, me pegó con todo su cuerpo contra una de las paredes, no entienda, sin embargo podía sentir como se estaba excitando.

- ¿Qué te da ella Paulina? ¿acaso te besa mejor que yo?- Su voz estaba ronca y sonaba tan sensual, sus manos recorrían mis piernas y sus labios besaban mi nuca.

- María José esto no está bien, por favor déjame salir.

- No, segura que no lo está - ella no perdía el tiempo, sus mano estaba sobre mis bragas, escuche su risa - Porque tú cuerpo me dice otra cosa mi amor - sentí como mordía mi lóbulo al mismo tiempo que su mano hacia a un lado mi ropa interior y comenzaba a estimularme, un gemido ronco salió de mis labios y otra risa de los suyos.

- Dime Paulina, acaso ella te ha hecho sentir como yo, ella ha logrado esto con tan solo besos - sus dedos me tocaban sin prisa, estaba empezando a perder la razón, sentí su erección y no puede evitar llevar mi mano a ella a pesar de estar de espaldas sabía cómo qué hacer, ella comenzó a gemir en mi oído mientras yo la acariciaba.

- Por favor Majo.

- Qué, ¿quieres que te suelte? dime.

- No, yo - El fuerte sonido de la puerta me interrumpió.

- Paulina ¿estás aquí? - Era Lourdes, supuse que me había tardado mucho.

- Vamos mi amor, responde - la voz de Majo era una mezcla de excitación y celos, no sabía qué hacer, negué con la cabeza ella sonrió y me penetró con dos de sus dedos, fue tan rápido que un gemido salió de mis labios mientras yo la acariciaba mucho más rápido por sobre su ropa.

- Pau cariño, ¿pasa algo?

- No, no Lourdes, yo voy en un segundo. Me surgió una emergencia - Majo solo besaba mi cuello sin dejar de mover sus manos, estaba tan excitada que si seguía así iba a acabar en un segundo.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora