Debemos definir límites

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Capítulo 18

Debemos definir límites

Estaba muy enojada, hacía días no sabía de ella, me dejaba a los niños en la oficina de Ernesto y ellos corrían por mi. No se que le sucedía, se que después de esa maravillosa noche de como ella llamó "Sexo ocacional" no volvió a hablarme. Se acabaron las cenas de cuatro, ver una película con los niños, nuestras charlas cuando llegaba de su trabajo o traer a los niños y sonreírnos hasta que ella subía al auto. Apenas bajaba ella arrancaba con el auto algo rápido para mi gusto y se iba. Los mensajes no me los respondía a menos que fueran de mis hijos o fotos que Mar le enviaba. NADA. No quería tener contacto conmigo y estaba muy cansada. Mar hoy estaba contenta, tenian una amiga y para mi sorpresa era la primera amiga de verdad que podía llevar a su casa, al parecer era hija de dos papás y eso la emocionaba, tal vez esta amistad nos será propicia para poder establecer un vínculo con mi niña y explicarle que soy su mamá. Bruno era más independiente y algo dentro de mi me decía que él ya lo sabía y me reconfortaba que lo entendiera.

Almorzamos juntos y Mar estaba que no se despegaba de sus juguetes y sobre todo de su carrito, Bruno estaba tranquilo con su nuevo libro y me acariciaba las manos mientras leía. Sabía que ella llegaría pronto y me las apañe para esperarla en la puerta. Me apresure a arreglar a los niños y ordenar la oficina. Para mi sorpresa ella no había venido sino Jesús, su chofer. Me estaba sacando de las casillas, les hice seña a los niños que no subieran y fui hablar con el.

-Hola Jesús ¿Cómo está?

- Bien señora, vengo por los niños porque llegó su niñera, Paulina se ve que tiene trabajo.

- Okey, ve y dile a Paulina que no encontraste a los niños.

- ¿Como?

- Eso, que los niños no estaban en la oficina, que me los lleve.

- Pero son sus hijos, yo no puedo.

-Tu dile eso y ella entendera.

Estaba completamente cabreada, sabía que esto me traería un dolor de cabeza pero quería verla, Jesús se subió al auto y se fue. Prefería dejar a los niños con una nana con tal de no verme por la noche. Me puse a su altura y se los propuse.

- Niños díganme, ¿Les gustaría pasar por helado y conocer mi casa?

- SIIIIIIIIIIII - ambos saltaban y estaban felices

Fue una sorpresa, me los llevé a casa. Apenas entraron todo les llamaba la atención, sus sillones antiguos, los candelabros, los enormes pórticos que daba al balcón, que no deje que se acercaran. Estaban felices y querían recorrerlo.

- Anda, es suyo. Caminen, corran y disfruten.

Deje mi abrigo y cómo creía mi teléfono ardía,Paulina no paraba de llamar o enviarme textos. Solo respondí un mensaje, coloque la dirección de mi casa y me fui con mis niños a jugar. Con Mar habíamos improvisado una excelente pista de autos con mis carros de colección. Le di los más antiguos, mi madre siempre creyó que eran una decoración fantástica, al ver el cuidado que tenía con el suyo, pude entender completamente que lo sería con los míos. Bruno quedó abrumado por lo libros de mi biblioteca, le enseñe una escalera y que podía tomar los que quisiera siempre y cuando yo esté aquí para ayudarlo a subir. El solo me abrazo y comenzó a "escalar" me quedé detrás de él y Mar se convertía en una piloto excelente. Escuche el timbre y les susurré.

- ¿Adivinan quién puede ser?

- ¡Es mamá!

- Excelente. Vamos por ella - Mar quería que la lleve a upa.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora