Muy buena sorpresa

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Capítulo 131
Muy buena sorpresa
El tiempo pasaba tan de prisa que no tenía de dónde sostenerme, la semana dieciséis del embarazo trajo consigo a una Pau un poco frenética y hasta celosa mientras que en mi ansias por volver a ver al pequeño garbanzo. Por su parte los gemelos estaban aún más melosos y exigían tiempo a solas con cada una. Mar quería ir al salón para arreglar su cabello y uñas, mientras Bruno prefería el cine junto a un helado por el parque, mi trabajo se hacía cada vez más demandante por todo el tiempo que lo deje pero aún con eso me daba tiempo para mí familia.

La semana diecisiete era la más esperada, los gemelos habían vuelto a sus clases de natación por lo tanto darían exhibición, además Bruno tenía una nueva valoración en sus terapias y también está sería la semana en la que verían a su nuevo hermano, con Paulina acordamos llevarlos a la ecografía. Cuando se lo contamos le había hecho tanta ilusión y yo me moría por verle su carita por fin. Si bien moría por saber el sexo del garbanzo, al mencionárselo a Pau, ella me dijo que con los niños la médica se los dijo al pasar y ella quería que fuera algo magico. Por ende aún sabiendo lo sexos jamás los condicionó. María usaba ropa de cualquier color y el pobre de mi hijito uso una tarde un vestido que era muy pequeño porque todo le había quedado muy grande y lo que él tenía era incomodo para sus articulaciones o se le ensuciaban muy rápido Pau me contó que con el vestido el se estiraba y no existía dolor, pero su madre le colocaba body's de algodón suaves y el se acostumbró. Ella apenas estaba con sus hijos, por ende no se oponía.

Era miércoles y mi oficina estaba llena de documentos, demandas y acuses que permanecían sin revisar desde el año anterior, mi fama en México aumentó cuando Roberta quedó en libertad además la noticia de que yo era la nuera de la gran Virginia de la Mora, los casos con peticiones de que llevará todo el proceso personalmente llovían provocando que mi tiempo libre fuera escaso. Tan concentrada estaba que no note las 3 veces que mi celular sonaba, era Paulina, de inmediato volví a marcar.

-Mi amor, ¿pasa algo? ¿Los gemelos están bien? ¿Tu y el bebé?

- Hola Majo, yo también te extraño. Si estamos todos bien, ¿Vendrás a almorzar?

- Mi vida no, tengo mucho trabajo, quiero terminar esto e ir con ustedes.
- ¿no era que con la fusión iba a ser todo más llevadero? - no podía verla pero sabía que había puchero
- Debo dejar a los clientes satisfechos mi cielo, pero todo será diferente, te lo juro.

- Perfecto, los gemelos irán con mi madre después del colegio, al parecer dejaron de amarme.

- Entonces dejaré todo esto, iré a almorzar contigo y nuestro garbancito.

- No mi amor, voy a trabajar un poco en el cabaret, nos vemos para cenar y no se te olvide comer algo, te amo.

- Y yo a ustedes.

Colgó y seguí en lo mío, la realidad es que no planeaba almorzar, no sentía hambre quería dejar todo esto listo, volver con mi familia y disfrutar a mi mujer toda la noche. Un ruido me sacó de mis pensamientos, faltaba tan poco para terminar.

- Pedí que nadie me moleste - miraba mis papeles y la computadora

- ¿Ni siquiera yo?

Paulina apareció tras la puerta, con una sonrisa hermosa y un abrigo muy largo.

- Mi vida ¿Qué haces aquí? ¿Tienes frío mi cielo? - iba a rodear mi escritorio pero ella me hizo el gesto con la mano que permaneciera donde estaba...

- Te conozco María, sabía que no comerías y quise venir a distraerte un poco- Estaba actuando un poco extraña, se acercó a paso lento hasta mi escritorio.

- Bueno amor, termino esto y vamos al restaurante de la esquina.

- Si mi amor, si - sentí sus manos sobre mis hombros- Es mucho trabajo-

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora