¿Me dirás qué te dejó así?

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Capítulo 55

¿Me dirás qué te dejó así?

Verla dormir y despertar con Paulina y los niños fue lo mejor que me pasó en la vida, si bien lo hacía desde antes, saber que Paulina me quería junto a ella para siempre, que eramos una familia completa y feliz le daba un plus, pero claro no todo siempre es perfecto.

Hace dias recibia llamadas de un número conocido. Alejandra, era una de las tantas mujeres con las que había estado desde que mi relación con Claudia se hizo oficial, ambas se conocían, eran amigas o incluso más, esos eran los beneficios de una relación abierta, aunque ahora no me interesaba para nada esa vida. Muchas llamadas más llegaron a lo largo del día quizá algo le ocurría.

- Al fin respondes mi amor, te vas para México olvidandote de mi

- Hola Ale, como puedes creer eso, estoy ocupada con el trabajo es todo

- Claro claro, llegue a México hace unas horas y muero por verte, necesito tu ayuda legal, extenderé las empresas además de otro tipo de ayuda.

Alejandra era una importante diseñadora la conocí en París aunque nos veíamos muy poco cada encuentro era intenso, además de ser hermosa era muy persuasiva, intento que nos viéramos en su hotel o en mi casa aunque fue difícil la hice desistir, nos encontraríamos para almorzar en una cafetería alejada de las oficinas de Ernesto, no era prudente presentar a Paulina aún. Después de finalizar la llamada le envié un mensaje diciendo que no llegaría a almorzar, no pregunto las lo cual me alivio.

A las 14 ha. en punto la vi en esa extraña cafetería, jamás había estado ahí, rápidamente me percaté que era tal como Pau siempre quiso su negocio; Cafetería y florería, Ale llegó justo cuando ordenaba, hermosa como siempre su cabello era distinto pero sus penetrantes ojos cafés mantenían ese brillo aún, se acercó tratando de besarme.

- Vaya si México te ha cambiado en otros tiempos me habrías arrastrado lejos de este lugar.

- Un gusto como siempre querida -

- ¿Me dirás qué te dejó así?

Solo le sonreí, me límite a lo profesional, nada me avergonzaba pero sabía que la vida de Paulina en este tiempo había sido difícil criando a nuestro hijos mientras yo me divertía y disfrutaba. No era conveniente mezclar lo pasado con mi presente y futuro, acordamos que si bien yo no llevaría todo el papeleo de esto si estaría al tanto, ella insistió y se insinuó un par de veces más pero en mi mente solo estaba mi familia, lo hermosa que se vería Pau tras ese mostrador, mi princesa corriendo por todos lados, mi pequeño en su rincón de lectura con vista al pequeño invernadero. Nuestra charla no se prolongó mucho más ella iría a ver a sus proveedores y yo directo a casa.

Me encontraba sola, los niños en sus actividades seguramente, Paulina trabajando me escribió poco pero me decía lo mucho que me extrañaba y se moría por verme, no pude concentrarme en nada solo pensaba en lo que fue mi vida sin ella, en cómo la buscaba en cada mujer con la que me acostaba en lo mucho que me hizo falta pero siempre lo negaba. Viajar por Europa con mujeres hermosas, las fiestas, mi relación con Claudia todo eso se volvía nada cuando la veía sonreír, cuando me besaba y me hacía el amor, daría todo eso a cambio de ver nacer a mis hijos, de escuchar su primer palabra, sostenerlos en sus primeros pasos sus risas, llantos, enfermedades. No note cuando Pau me tenía abrazada por la cintura en algún momento comencé a llorar ella trataba de consolarme

- Amor tranquila, tranquila - No le dije más, la bese lento transmitiendo todo lo que sentía la necesitaba tanto, ahí contra el escritorio que tanto buenos momentos nos había dado quería volver a sentirla pero nuestro deber de madres nos llamaba, la bese por última vez antes de irme a la habitación, los niños no podían verme así.

Ella preparó la cena, buscando siempre mis ojos regalándome una de sus hermosas sonrisas, los niños contándonos su día, jugué un poco más con ellos, tan independientes como siempre se ducharon solos, momento que aproveché para besarla, parecíamos adolescentes escondiéndose de sus padres.

Después de un par de cuentos y muchos besos para Mar pudimos ir a nuestra habitación, donde le hice el amor hasta casi el amanecer rodeada de palabras de amor, ella un poco confundida tomaba todo y me daba más, la hice dormir desnuda en mis brazos a pesar de yo no poder hacerlo, me sentía plena y feliz.

Los siguientes días Alejandra seguía insistiendo, le envié muchas veces al pasante que Ernesto me había recomendado y que resultó ser un muy buen chico y responsable sobre todo pero ella insistía, no me quedó más remedio que citarla en mi despacho, le envie un mensaje con la dirección y hora, no estaba haciendo nada malo, pero me sentía nerviosa, algo no estaba bien.

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora