ENSEÑAR

647 43 6
                                    

Más tarde, Olivia regresa a la casa y pensó en la duda que resolvió con Liliana con respecto a enseñar todo lo que sabe. Solo será un taller de arte para chicos y adultos por separado, al menos dos días a la semana con respectivo grupo. Se sorprendió al haberse organizado rápidamente. Se saca los zapatos y camina hacia la habitación para dejarlos, luego agarra unas sandalias sin plataforma y se los pone. En todo el camino no encontró a Guillermo, preocupándola un poco.

Suspira y sale de la habitación, camina hacia la cocina para sacar una jarra de la heladera y cuando está por tomar el líquido, escucha el timbre de la puerta. Va hacia la puerta y ve un enorme ramo de rosas tapando a la persona que está detrás y no puede evitar reír al ver a Guillermo bajando las flores. Le resulto un poco gracioso ver a Guillermo con una bicicleta cuando nunca lo vio utilizando una.

–Sus flores, señorita Castro.

Se las entrega y muerde su labio para aguantar de nuevo la risa.

–¿Dónde tengo que firmar?

Deja la bicicleta en la entrada y se inclina para besar sus labios, sus brazos envuelven su cintura y disfrutan del beso.

–Ya firmo señorita. –Se rie.

–Estoy pensando que te estas convirtiendo en un payaso.

Arquea las cejas mientras sonríe y Olivia acaricia su barbilla.

–¿A usted le gusta que sea un payaso?

–Me encanta.

–Entonces no se diga más. –Sonrien antes de besarse de nuevo.

Se separan después de cerrar la puerta y su esposa observa las flores con una sonrisa antes de prestarle atención a Guillermo.

–Son hermosas las flores, mi amor. Gracias. –Dice feliz.

Se acerca a su esposa y acaricia su espalda.

–Nadie es más bella que tú, amor. Pero estás flores no es el único regalo que te tengo pero... la sorpresa es para después de la cena.

–¿Tanto tengo que esperar? –Lo mira sorprendida y hace una mueca.

–Ya te enteraras amor, te va a encantar. –Besa suavemente su frente y sonríe mientras la admira.

Al rato, prepararon la cena en conjunto y Olivia no dejo de pensar en si se siente preparada o no para enseñar, ya tiene algo decidido pero quiere escuchar a su marido para saber su opinión.

Casi son las 10 de la noche y sacaron la carne del horno, Guillermo puso la mesa mientras Olivia corta la carne para servirla.

Mientras comen en silencio, Olivia lo observa y se aclara la garganta antes de hablar.

–Estuve hablando con Liliana sobre el tema de enseñar, hasta me organice como podría hacer... solo que necesito saber que piensas, ¿crees que sea buena?

–Quieres decir, ¿si serias buena enseñando?

Ella asiente en silencio y Guillermo agarra suavemente su mano para atraerla hacia el y la sienta en su regazo.

–Serás muy buena amor. Hasta puedes encontrar un ayudante ahí, todo saldrá bien. –Besa suavemente sus labios y sonríe. –¿Asique ya tomaste la decisión? –Ella asiente y su marido sonríe. –Entonces hazlo, me encantaría que lo hagas.

Ella sonríe sintiéndose feliz y arquea la ceja, mirándolo con intriga.

–Ya que te dije de mi decisión, ¿Cuándo me dirás la sorpresa?

Guillermo se ríe entre dientes y toma su mano, ella todavía sigue sentada en su regalo. Su esposo saca una caja de su bolsillo y Olivia lo observa sorprendida. Por el material de la caja, se dio cuenta que fue costoso.

–Amor...

–No te preocupes amor. –La interrumpe. –Ábrelo. –Insiste.

Ella abre la caja y observa la cadena con un dije de corazón, el collar es de oro y el corazón le pareció hermoso.

–Mi amor... es hermoso.

–Es mi corazón. –La mira. –Es tuyo.

La boca de Olivia se abre y Guillermo agarra la cadena para colocársela, deja su cabello de lado y le termina de prender la cadena, cuando lo hace, besa su nuca y Olivia cierra los ojos con fuerza. Ella se pone de pie y Guillermo la hace sentar a horcajadas. Se besan con pasión, haciendo que el beso se vuelva hambriento. Dejaron la cena de lado y Guillermo se dejo llevar por la excitación que siente. Se pone de pie y la lleva con urgencia hacia la cama.

AdulterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora