PERDONAR

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Guillermo bajo las escaleras para limpiar los platos y en el transcurso, el teléfono de línea empieza a sonar y Olivia se mueve para agarrar el de la mesa de luz.

–¿Hola?

Guillermo desde abajo hace lo mismo, iba a hablar para saludar pero una voz lo deja mudo.

–¿Cómo estás mi amor?

Olivia se quedo procesando por unos segundos cuando escucha la voz de Mateo, preguntándose porque la llamo desde línea y no por su celular.

–Estoy bien. Un poco cansada pero bien.

–Te extraño tanto. –Suspira desde el teléfono. –Estos días fueron un infierno para mí. No sentir tus besos mientras con mis manos recorro tu piel, llenándola de caricias.

Guillermo trato de no hacer ningún ruido pero escuchar a Olivia suspirar hizo que otra puñalada atravesara su corazón.

–No niegues la necesidad que tienes de estar entre mis brazos mientras nos ahogamos de placer.

Olivia cierra los ojos, se sintió tan excitada que mojo sus bragas y larga otro suspiro.

–No podemos vernos. Es peligroso.

–¿Lo dices por tu marido?

–Me está cuidando pero recordé quien me atropello. Por eso no quiero salir hasta que haga la denuncia.

El joven se queda sin habla y traga saliva.

–¿Quién te hizo daño?

–Fue la amante de Guillermo. –Suspira.

–Tienes que salir de esa casa.

Guillermo cierra los ojos con fuerza por la furia que siente ahora mismo. A si mismo, a Mateo. Tiene tantas ganas de ir tras el y exigirle que se aleje de su mujer pero no lo hará, no después de todo lo que le hizo.

–No puedo Mateo, cuando esto termine tendremos más tiempo para vernos.

Olivia muerde sus labios, en realidad no sabe si lo vera de nuevo o no, esta demasiado confundida y no sabe que decisión encontrar, la mejor que sea para ella. No sabe nada.

–Ese hombre no te hace bien, te hizo tanto dueño y quiero cuidarte de el.

Guillermo llora en silencio y no quiso escuchar más. Ese hombre tiene razón, ella no puede estar con alguien que le hace daño pero la ama tanto. No quiere ser egoísta, sin embargo, siente que puede curar las heridas que le hizo en el pasado y hacerla feliz. Cambio tanto en estos meses que quiere redimirse con la mujer que ama.

Se sienta en el sillón y apoya las manos en su rostro, quiere seguir luchando y lo seguirá haciendo. Escucho a Olivia y no la sintió segura, no quiso verlo, si lo hubiera querido, con todo su pesar sabría que ella lo hubiera hecho.

Respira hondo y se limpia las lagrimas unos minutos después que estuvo perdido en sus pensamientos.

Olivia baja las escaleras mientras lo observa en silencio y lo ve cabizbajo.

–¿Qué paso?

Se acerca suavemente hacia el y se sienta a su lado. Guillermo la mira con los ojos cubiertos de lagrimas y ella inconscientemente limpio las lagrimas que empezaron a desperramarse.

–¿Puedo abrazarte? –Rogo.

Ella lo miro y asintió en silencio, su esposo se inclino hacia Olivia y la abraza con cuidado. Ella apoya las manos en su espalda.

–Puedes abrazarme con más fuerza, no me vas a romper. –Sonríe suavemente.

Guillermo le hace caso y apoya la cabeza en su pecho, necesito tanto poder tenerla cerca. Cierra los ojos suavemente mientras se concentra en los latidos de su corazón. Olivia traga saliva tratando de no temblar y siente como Guillermo llora en silencio.

–¿Me puedes decir que pasa?

Su marido no quiso soltarla, solamente respira hondo antes de hablar.

–¿Un día podras perdonarme?

Ella suspira y no dice nada, su corazón late con fuerza y Guillermo se da cuenta de eso. Olivia en realidad lo está perdonando, pero sigue luchando en contra de su cabeza.

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