PESADILLA

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Olivia se sintió bastante intranquila y Guillermo no quiso que sufriera un daño alguno por está situación, por eso llamo al psiquiátrico donde se escapó Mateo. Los que trabajan allí le dijeron que lo están buscando y dieron la certeza que lo encontraran. Su esposa suspira y lo mira sintiéndose un poco más tranquila.

–Lo único que quiero saber qué es lo que lo hizo escapar. –Piensa en voz alta.

–No lo se pero no va a durar mucho tiempo libre, seguramente va a entender que esto no le sirve de nada.

–Ojalá. –Acaricia su mano y la besa. –Me gustaría tanto que ese chico pueda tener la tranquilidad. Tiene demasiado talento y quiero que sea feliz.

–Y lo será amor. –Acaricia su vientre. –No te desesperes. –La mira con una sonrisa y su mano va a su mentón. –Tenemos que pensar más en nosotros y estuve pensando en algo.

Ella lo mira en silencio, dándole el pie para que se explique.

–¿No te parece que tendríamos que buscar una casa más grande? Se que hay un cuarto extra pero lo utilizas para inspirarte, aparte del taller. –La interrumpe antes de que hable. –Y no, no vamos a sacar ese cuarto que tienes para el bebé, nos mudaremos para tener los dos.

Ella se rie mientras lo mira con ternura y lo abraza con suavidad.

–Serás un maravilloso padre.

–Que tendría que decir de vos entonces. –Sonríe y la besa. –Serás la mejor madre que existe. Estoy segurísimo.

Los dos sonríen y Guillermo la abraza con fuerza y besa suavemente su cuello. Por suerte, ella pudo olvidarse de Mateo y disfruto del día con su marido. Quiere llevarla a pasear en coche y eso es lo que hará, Olivia no tiene muchas ganas pero es derrotada por la energía positiva de su marido.

–Vamos mi amor, por favor. –Sonríe y ella se ríe. –La vamos a pasar muy bien los tres, en un hermoso rio con una playa que no es muy bien recurrida. Te encantara, di que si.

De tanto que le rogo, ella acepto y Guillermo besa sus labios. Toma su mano y la ayuda a ponerse de pie.

Después de un tiempo, están preparados y una vez dentro del auto, Guillermo arranca el coche y conduce con tranquilidad hacia su destino. Lo que no se dieron cuenta es que hay alguien que los está siguiendo. Guillermo se dio cuenta cuando no hay testigos en la calle, mira bien desde el espejo retrovisor y por instinto, su mano va hacia la rodilla de su esposa, intentando protegerla de un peligro que se aproxima. Penso que pudo protegerla, tenerla lejos de todo peligro pero todo termino cuando Mateo les choco con el auto, haciendo que Olivia se alterara y Guillermo apretara el acelerador.

–¿Qué pasa? –Nerviosa.

–Es Mateo. –Alterado. –Nos está siguiendo.

Olivia da media vuelta y mira al otro auto, ella traga saliva y se lleva las manos a la cabeza.

–Oh Dios.

–No va a pasar nada. –La sujeta de la mano con fuerza. –Vamos a estar bien.

Sigue acelerando pero el coche de Mateo los alcanza a toda velocidad y los vuelve a chocar, provocando que el coche del matrimonio se detuviera y Guillermo está desesperado por arrancar el coche pero no puede.

Olivia abre los ojos bien grandes cuando Mateo baja del auto con un arma en su mano.

–Quédate en el auto. –Guillermo le ordena a Olivia.

Ve que su esposo va a salir del auto para hacerle frente y ella cayo en pánico.

–No. –Se niega. –Es peligroso.

El hombre no le hace caso y sale para hacerle frente, el cuerpo de Olivia no deja de temblar mientras está asustada por la vida de Guillermo.

Mateo lo apunta con el arma y Olivia sale del auto, haciendo que Guillermo se volviera loco por el temor que tiene que ese loco le hiciera algo.

–Entra al auto Olivia. –Desesperado.

–Cierra la boca desgraciado. –Lo interrumpe Mateo. –Ahora mismo vas a hacerte a un lado y mi mujer se va a ir conmigo. No vas a estar un segundo más sin mi mujer y mi hijo.

Olivia se queda mirándolo sorprendida y su cuerpo tiembla como una hoja, Guillermo no se hace a un lado, no va a dejar que su familia vaya con ese tipo, antes los protegerá si es necesario.

Lo peor termino pasando, Mateo termino apretando el gatillo e impacto en el cuerpo de Guillermo, su esposa empezó a gritar y corrio hacía el.

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